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domingo, 25 de diciembre de 2022

SORPRESA


         Después de varios años en los que se nos ha venido anunciando que el clima iba dando señales de hartazgo, se nos conminaba a que fuéramos tomando medidas de moderación en la utilización abusiva de los recursos del planeta porque las señales que iban apareciendo indicaban con claridad que, lejos de mostrar que eran ilimitados, como habíamos venido creyendo tradicionalmente, los límites estaban a la vista. Se han celebrado bastantes reuniones internacionales con este asunto de los límites como telón de fondo y en los discursos se han dejado ver buenas intenciones por parte de los intervinientes, buenas palabras en los propósitos inmediatos pero muy bajos niveles de complimiento sobre los compromisos asumidos. Los discursos se han venido radicalizando en reuniones posteriores, pero los niveles de cumplimiento siempre muy por debajo de las previsiones iniciales. Yo no sé, ni creo que nadie sea capaz de definir con precisión, si en este momento estamos alcanzando los límites. Lo que sí sé es que las manifestaciones que empieza a dar la evolución nos ofrece señales sorpresivas, a través de las cuales podemos dudar de si estamos  en los límites o no.



         Sin ir más lejos, después de una sequía sostenida que nos ha llevado a ver nuestras reservas de agua dulce en niveles alarmantes de escasez, hemos atravesado un otoño en el que se han recuperado gran parte de las reservas que necesitábamos, si bien todavía estamos lejos de las cifras medias aceptables, pero lo que sí hemos podido  constatar es que la manera en que hemos recibido esas reservas ha sido dramáticamente irregular y muy lejos de nuestra tradicional imagen otoñal, a base de cielos grises y de días y días de lluvia más o menos mansa, que poco a poco va ocupando el espacio seco y alcanzando los niveles de humedad y de reservas que vamos precisando, de modo que cuando sea el momento de evaluar el año hidrológico, al final del verano, el nivel de las reservas haya bajado, pero nos permita afrontar las nuevas lluvias con la garantía y tranquilidad aceptables.



         A estas alturas del año, más o menos a la mitad, es verdad que hemos recuperado buena parte de lo que habíamos consumido de más, pero esas reservas nos han llegado de un modo alarmante y parece que poco usual. Las hemos recibido porque no nos quedaba otra, pero las inundaciones, las danas, con la cantidad de destrozos aparejados, parece que nos indican que las señales meteorológicas nos están dando muestras de que nuestra capacidad de control sobre los elementos está bajando en el tiempo y nos va dejando cada vez un poco más indefensos. Me estoy centrando en el año meteorológico por disponer de algún aspecto que nos permita alguna forma de medida. Los alarmantes fuegos del verano también nos han dejado claro nuestras limitaciones a la hora de controlar la capacidad destructiva de  los incendios, a pesar de disponer de mejores medios y conocimientos que nunca para saber hacerlo.



         La última sorpresa nos ha llegado de los EEUU. Casi de la noche a la mañana nos enteramos que una importante superficie del país se encuentra afectada por una ola glaciar que ha paralizado la vida en gran medida y hay millones de personas en este momento que están viviendo a temperaturas que alcanzan los 40º bajo cero. No he querido entrar hoy en Ucrania, que sigue sufriendo bombardeos que la dejan sin posibilidad de calentarse del gélido invierno, por efectos de una guerra de la que somos directamente responsables y cuya solución se encuentra al alcance de nuestras manos. He preferido reflexionar, de manera general, a ver si somos capaces de interiorizar que las condiciones de vida están cambiando y no siempre nos estamos dando cuenta de que nuestra responsabilidad no es ajena a esos cambios, unas veces de manera directa, provocando un fuego, por ejemplo, y otras haciéndonos incrédulos a la hora de ir asumiendo cambios en la manera de vivir, que nos hagan comportarnos como partes del ambiente en el que nos movemos y no como dueños y señores de él, hasta que cualquier día tengamos la evidencia traumática, de que ya es demasiado tarde.  


      

domingo, 18 de diciembre de 2022

CATACUMBAS

 

         En mis estudios de Bachiller, hablamos de los años 60 del siglo XX, había una asignatura que se llamaba Religión que todos teníamos que estudiar y de la que nos examinábamos y se nos ponía nota, como de cualquier otra. Junto con Música y Educación Física componían la triada de las Marías porque, a pesar de disponer de los mismos atributos que las otras, en realidad eran más fáciles de aprobar porque no se sabía muy bien cómo responder a los exámenes de sus materias. Pero había que estudiarlas y, formalmente, eran parte del currículo como las demás. Hoy me trae aquí una de ellas, concretamente Religión que, ni que decir tiene, era las Católica y entre su contenido, estaba la historia, más concretamente, el modo de vida de los primeros cristianos. La prensa de estos días me la ha traído a la memoria cuando he visto imágenes de esa vergüenza llamada Ucrania, más concretamente, la forma de vida de muchos miles de sus habitantes, que han de guarecerse en los túneles del metro, como aquellos primeros cristianos que pasaban su vida en las catacumbas de las que nos examinábamos entonces,  como si fuera una rareza de la historia primitiva.



         Esta lección del actual modo de vida de tantos ucranianos, en el día de hoy, nos habla de que la historia pasa, pero nunca pertenece al pasado porque, en cualquier momento, la podemos encontrar detrás de la puerta, como si el tiempo no hubiera pasado por encima de nosotros. En un momento en que las guerras disponen de tantos artilugios para matarnos unos a otros, resulta ser el frío el arma que se ha convertido en hegemónica para combatirse. Rusia ha encontrado un recurso que  espera que le sirva para someter a los ucranianos. Ahora que llega el invierno las temperaturas se desploman en muchos lugares. Ucrania es uno de ellos, como lo es la propia Rusia, y no es difícil que sus habitantes hayan de sobrevivir muy por debajo de los 0º. El objetivo de sus bombardeos son las estructuras de calefacción sin las que la gente, sencillamente no puede salir adelante.



         La guerra, como casi todos los aspectos de la vida, dispone de reglas escritas en las que fundamenta la convivencia. Pero estas normas existen si los contendientes de cualquier conflicto aceptan respetarlas. No hay regla escrita que justifique que la población civil forma parte de ningún conflicto, pero todo el mundo puede saltarse las reglas y dedicar sus bombas a destruir sistemáticamente los generadores de calor y forzar a la población a recluirse en los sótanos del metro, allá donde lo haya, o en cualquier otra catacumba de la que se disponga para que, a falta de otra dignidad que actúe, sea de nuevo la madre tierra y sus mil y un sótanos de los que pueda disponer, la que permita un modo de vida aceptable para la población más vulnerable, para que esta guerra infame, como todas, toque a su fin de una vez y permita que la gente vaya y venga por las calles, con frío o con calor, pero siendo testigos de los días y de las noches, que para eso existen y son de todos.



         Al final terminamos buscándonos la vida como podemos y mientras podemos y ahora encaramos unos meses de frío que para los que no dispongan de un mínimo sistema de calefacción garantizado, su vida va a ser un infierno con temperaturas gélidas hasta que, los que logren sobrevivir alcancen la lejana primavera que, hoy por hoy, parece una quimera en forma de catacumba. Una lección más, de tantas como nos da la vida cada día, para que aprendamos lo lejos que nos llegamos a situar cuando decidimos saltarnos las convenciones que se escriben y se votan en los distintos foros internacionales, pero que se convierten en papel mojado cuando cualquiera de los contendientes decide saltarse a la torera. Ya no contamos muertos porque se nos ha llenado la boca de miles en ambos bandos. Los muertos no podrán pedirnos cuentas a los que queden vivos. El problema, como siempre es el de la vergüenza de la que no sé si moriremos pero no sé qué haremos cuando se nos termine de caer la cara y no haya catacumba que nos esconda.  



domingo, 11 de diciembre de 2022

DOLOR Y MUERTE


         Hace unos días se nos mostró la imagen del papa Francisco llorando a lágrima viva en un momento que hizo referencia a Ucrania. Nunca me pareció tan grande este papa que, desde su proclamación, ha dado reiteradas pruebas de humanidad. Lo hemos visto en otras ocasiones abrazando al patriarca ruso Kiril y su abrazo tenía sentido como propuesta de unidad de una iglesia que dice creer en el mismo Dios pero que lleva más de mil años completamente dividida en oriental y occidental y ambas proclamando ser los verdaderos representantes de Dios en la tierra. En aquel momento se pretendía mostrar una cierta imagen de concordia, a mi juicio digna de elogio. Los nueve meses del sangriento conflicto en Ucrania no podían tolerar tanto silencio por parte de Roma ni de Francisco como su cabeza visible. Mucho menos cuando el patriarca Kiril ha mostrado con su imagen y con sus palabras, su apoyo incondicional a la causa de Putin como si Ucrania y los ucranianos no fueran tan hijos del dios correspondiente, como cualquiera. Estoy seguro que la iglesia oriental, a la que Kiril representa, dispone de millones de seguidores en Ucrania y en todos los países de la antigua órbita soviética que no entenderán su actitud.



         No sé de qué modo podrán asumir los ucranianos contemplar a su máxima autoridad eclesiástica paseando de la mano de Putin y declarando reiteradamente justificar la causa que defiende y, por tanto, la ruina de Ucrania y la masacre de sus habitantes. El llanto desconsolado del papa Francisco tiene un alto valor de humildad porque, dada la situación presente, ni procede abrazar la actitud de Kiril y la defensa de la guerra, por más que se mantenga la necesidad de unión de ambas iglesias, que tiene que seguir defendiendo, ni mostrarse insensible ante semejante conflicto humano, lo que supondría convertirse en cómplice de tanta ruina y de tanta muerte. Francisco tenía que mostrar alguna señal en la que se viera su postura a los ojos del mundo y ha escogido el dolor a través del llanto abierto y visible, como la imagen más fiel de su actitud personal y de su impotencia.



         En este momento, he repetido reiteradamente en este blog, me siento muy lejos de cualquier creencia religiosa que pretenda trascender cualquier idea de Dios como ser supremo y, por tanto, de sus supuestos representantes en la tierra, tanto si se llaman Francisco o Kiril,  pero la imagen y las declaraciones del patriarca ruso me ha recordado al papa Pío XII con sus silencios o con sus complicidades encubiertas con los nazis en su momento o con el reconocimiento  como Cruzada de la sublevación de los militares españoles contra el legítimo gobierno de la República. Unas sinceras lágrimas de Pío XII en aquel momento, como las que le hemos visto a Francisco, le hubieran hecho mostrar en aquel momento una autoridad moral y una dimensión de humanidad que no mostró en ningún momento. Hoy, la Historia ha dejado claro que Pío XII se mostró lejos del pueblo que sufría atrocidades e injusticias en los largos años de conflicto, mientras el papa Francisco, si bien su capacidad de intervención no es tan alta como pudiera desear, se muestra como alguien que siente el conflicto en toda su dimensión, sin tener por eso, que mostrar que una de las partes sean los buenos y otra los malos.



         Me consta que este papa tiene dentro de la propia iglesia una amplia contestación interna. Se comenta que en España una parte importante de la autoridad eclesiástica se podría estar coordinando una serie de acciones para socavar su autoridad con idea de alejarlo del papado. Tenemos, a lo largo de la historia, suficientes ejemplos de actitudes conniventes del poder eclesiástico con el poder civil. Desgraciadamente no tenemos tantos ejemplos de lo contrario. Aunque sólo fuera por eso, actitudes como la de Juan XXIII, con la proclamación del concilio Vaticano II y su amplia repercusión posterior, o como la de Francisco mostrando su profunda humanidad con un gesto tan universal como el llanto desconsolado, merecen un grandísimo respeto y acrecientan la credibilidad de la iglesia, que tantas pruebas nos ha dejado de lo contrario. 




domingo, 4 de diciembre de 2022

CULTURA DEL PACTO

 

         Cada domingo es un poema. Me siento delante del ordenador y tengo que decidir sobre lo que voy a escribir. Durante los primeros años me centré en la educación de la primera infancia. Había sido mi trabajo durante muchos años y también mi pasión. Nunca creo que haya aprendido más ni cosas tan esenciales de la vida. Creí haber encontrado una fuente inagotable de conocimiento y lo sigo creyendo hoy. Un día, sin venir a cuento entró de golpe la covit 19 de la noche a la mañana, La mente se nos nubló y muchos empezamos a pensar que había aparecido algo nuevo en el mundo y había que detenerse en esa pandemia, aunque sólo fuera porque, los que estábamos vivos, no sabíamos nada de ese asunto. Los recuerdos más recientes eran los de la gripe española y, de eso, hacía ya un siglo. Seguía y sigo pensando que lo fundamental de la vida sigue aparcado en la primera infancia, pero me interné en la pandemia sin dudarlo. Hoy sé que el virus sigue con nosotros, que todavía llevo mascarillas en los transportes públicos y en los hospitales pero, con las dosis de vacunas al día, empiezo a pensar que las cosas son como antes, aunque también sé que eso ya no es posible.



         Irrumpió de golpe en las noticias Ucrania, a la que Rusia quería y sigue queriendo desnazificar. Ya en 2014 había invadido el sur y el este, pero occidente, mi lugar de residencia habitual, no prestó mucha atención como no le presta a tantos otros conflictos como pululan por el ancho mundo y no terminan de quitarnos el sueño. A este empezamos a llamarlo invasión, que es lo que había sido desde el principio y empezamos a tomar cartas en el asunto. Hoy le llamamos la guerra de Putin, hace nueve meses que empezó a gran escala y seguimos centrando la atención en Ucrania. Asumimos que es un país independiente de Rusia y le ayudamos con armamento y equipos de supervivencia aunque, los que siguen soportando a Rusia y a sus bombardeos diarios siguen siendo ellos. Empezamos a ser conscientes de que el mundo está cambiando y nadie habla de desarme, como se hablaba hace años, fuera verdad o no.



          Ucrania ha sido hasta el momento el importante tema en el que me he centrado en este blog en el que voy dejando mi vida consciente. Sé que el país se destroza cada día un poco más y que ya pueden ser 200000 las personas que han dejado su vida en el campo de batalla, por ahora. No se ven visos de salida al conflicto y el suministro eléctrico se ha convertido en un drama de primerísimo orden para el hoy, pero, sobre todo, para el futuro. Los pobres siguen siendo pobres, hemos alcanzado los 8 mil millones de personas en este mundo y los ricos cada día son más ricos, Mientras, los que andamos en medio, que podemos comer cada día y que disponemos de un mínimo de calidad de vida, la clase media vamos, seguimos aquí soportando las vicisitudes lo mejor que sabemos y podemos, conscientes de que soportamos la vida sin poder resolver el gran problema de la pobreza ni le cantamos las cuarenta a los aprovechados de siempre que se arriman al sol que más calienta y se creen los amos del mundo, como lo han hecho toda la vida.



         Cada día quiero participar más en la convivencia, eso que muchos llaman política, pero a mis 76 años recién cumplidos estoy convencido que nadie tiene la verdad ni creo en otra que  sea lo que yo pienso ni lo que nadie piense por sí solo. Los salvadores, a su casa a descansar. Me aferro, cada día con más conocimiento, a una verdad pequeña, que nos vaya siendo útil para sobrevivir cada día y que se configure con las aportaciones de la mayor parte de los que vivimos, con la de todos sería lo mejor, aunque sé que nos queda lejos. Esta humilde aportación de palabras cada semana puede ser el testamento más honesto que me sea capaz de dejar. No tengo la verdad ni la quiero para nada pero sé que mi parte de verdad debe ser escuchada y formar parte de una suerte de sinfonía que merecería la pena que sonara cada mañana y que recogiera las aportaciones de cada uno y aprendiéramos a vivir con ese sonido universal, como si esa música fuera la vida.    



domingo, 27 de noviembre de 2022

MAYORÍA

 


         Desde el comienzo de esta legislatura se vio claro la gran complejidad de su gobierno por la diversidad de fuerzas que habían obtenido representación parlamentaria. Veníamos de muchos años de bipartidismo durante los cuales, un puñado de personas alrededor de una mesa eran capaces de ponerse de acuerdo sobre cualquier asunto porque eran dos puntos de vista los que competían. No digo que siempre fuera fácil porque dependía de la gravedad de los asuntos en litigio, pero eran pocos los que tenían en  sus manos las vías de salida. A veces hasta dos personas, en un momento dado, tenían la solución en sus manos. De hecho, cuando se comprobó que podrían ser  más de 10 las opiniones que tendrían que ponerse de acuerdo para sacar adelante las leyes, no faltó quien se frotaba las manos ante una perspectiva nueva y muy compleja para gobernar. El partido socialista logró aglutinar una mayoría suficiente para que Pedro Sánchez fuera investido. Desde el primer día la oposición pareció convencida de que la legislatura estaba cogida con alfileres y podría venirse abajo en cualquier momento.



         No hace falta tener mucha memoria para recordar que los que, desde el principio hablaban de que la legislatura llegaría a su término, parecía que estaban contando un chiste. No había una sola sesión parlamentaria en la que la fragilidad que sustentaba al gobierno no fuera despreciada por la oposición a través de lo que pronto empezó a llamarse el ruído, que no era otra cosa que el desprecio sistemático de las propuestas gubernamentales. No era raro escuchar cómo se cuestionaba la legitimidad de un gobierno por la diversidad de apoyos que lo sustentaban. Llegó a llamársele Frankenstein con intención de ridiculizarlo, porque estaba construido a base de muchos trozos. Por primera vez se constituyó la mayoría inicial con dos fuerzas parlamentarias, gobierno de coalición, que, por sí solas, no dispondrían de votos suficientes para sacar leyes. No digo que las cámaras anteriores hubieran sido balsas de aceite, porque no sería verdad, pero la noción de ruído se consolidó en ésta y, desde entonces, hemos tenido ocasión de alcanzar niveles de escándalo que no se habían conocido.



         Estoy seguro que la complejidad legislativa puede haber sido mayor que cuando sólo eran dos fuerzas las que dominaban la mayoría del parlamento. Pero la realidad de la experiencia ha dado como resultado que la semana pasada se aprobó el tercer presupuesto general del estado, con lo que la presente legislatura dispone de suficiente soporte parlamentario para agotar su mandato y la mayoría que ha sustentado cada presupuesto ha sido más amplia a medida que avanzaba la legislatura. En honor a la verdad también hay que decir que lo que un día se llamó el ruído, como nueva manera de comportamiento parlamentario, no ha parado de subir. Parece que las fuerzas de oposición, a medida que han ido viendo que la legislatura avanzaba y que el gobierno se mantenía en el poder, su rabia subía y subía y éste es el día en el que no sabemos en qué punto está el límite de la crítica. El resultado no es muy edificante, la verdad,  pero del apoyo al gobierno, ese que parecía tan frágil al principio, hoy se ha asumido que puede terminar la legislatura en tiempo y forma.



         Hemos aprendido por el camino algunas cosas que convendría que no olvidáramos y hemos dejado de aprender algunas que deberíamos aprender cuanto antes porque estaría bien que nos fuéramos acostumbrando a reconocer la realidad cuando cada día la tenemos delante, nos guste o no nos guste. El gobierno que se sustenta en una mayoría parlamentaria, eso que hemos dado en llamar democracia, es el mejor que conocemos hasta el momento y, sin ser perfecto porque estoy cada día más seguro que la perfección no existe, se fundamenta en que sean la mayor parte de los ciudadanos los que apoyen, a través de los representantes elegidos, las normas de gobierno por las que debemos regirnos y cada cuatro años tenemos la posibilidad de renovar la confianza en unas nuevas elecciones, o cambiar de mayoría si no estamos de acuerdo con la que estaba gobernando.



domingo, 20 de noviembre de 2022

EXTREMOS


         Parece que por fin hemos dejado atrás el verano. Nos hemos quejado con creces de las altas temperaturas, no tanto por los valores absolutos, que alguno ha habido, sino por la gran llanura de los 40º entre el 15 de Julio y el 15 de agosto. Y este año la particularidad ha sido la sequía. Es normal que las aguas dulces embalsadas desciendan porque el año hidrológico termina en septiembre pero, lo de este año ha sido de alarma. Todo el sur de España se encuentra alrededor del 20% de agua almacenada. El espectáculo ha sido contemplar los pueblos, hace tiempo inundados, con sus monumentos correspondientes, que han surgido a medida que los niveles de embalse bajaban. Si se tiene en cuenta que la media más larga se encuentra en el 58% de la capacidad, podemos asegurar sin miedo a equivocarnos demasiado, que vamos a necesitar varios años, si todo va como debe, para alcanzar cotas de embalse tranquilizadoras. El calor, en cambio, no es previsible que lo olvidemos. Más bien lo contrario. Será más probable que tengamos que acostumbrarnos a convivir con los 40º durante periodos más largos.



         La salida del calor ha llegado en su momento, peo se ha producido a base de diluvios, bastante localizados en la mayor parte de los casos, pero con un alto nivel de angustia por las danas, las granizadas y las torrenteras que nos han hecho pasar noches agitadas, con riadas de coches y mobiliario urbano bajando por las calles arrastrado por las riadas repentinas y acumuladas en los espacios de confluencia con los mares. En Andalucía, por ejemplo, en las zonas medio desérticas, que son casi la mitad oriental, con frecuencia nos encontramos cauces completamente secos que pueden pasar años y años sin que el agua los inunde. La gente termina por construir en esos cauces y, en momentos determinados, cualquier nubarrón es capaz de acumular un caudal desmedido que necesita alcanzar el mar a toda prisa y que termina arrastrando lo que encuentra a su paso. En el fondo, la gente sabe que los cauces secos son un peligro permanente, pero terminan confiándose, hasta que se produce la tragedia.



         Muy lentamente empezamos a acumular agua dulce en los pantanos. Tardaremos en alcanzar niveles tranquilizadores, porque hemos llegado a mínimos alarmantes, lo que seguramente necesita paciencia y previsión para el futuro. En una semana hemos abandonado todos los veranillos finales: el de San Miguel, el del membrillo, el de San Martín y, de golpe nos encontramos con el frío delante de las puertas. En Granada, concretamente, la semana pasada se encontraba Sierra Nevada completamente gris y hoy es el día en que la mitad, al menos, luce blanca, como es previsible, si bien el espesor no es muy alto pero sí parece que puede ser duradero porque las bajas temperaturas acompañan y eso quiere decir que la nieve ha venido para quedarse. Con las gotas de sudor todavía en el recuerdo reciente empezamos a necesitar artilugios de abrigo, sobre todo por las noches. Durante el día, si no hay nubes, podemos acariciar todavía los 20º consoladores, pero es fácil que acariciemos de noche los 0º. Una de las particularidades de esta zona es la amplitud térmica entre el día y la noche que puede alcanzar con facilidad los 20º y hasta superarlos.



         Siempre recuerdo a mi amigo Juan Sáez, de Puerto Rico, que estudió Derecho en Granada y una de las cosas que más le alucinaba era la cercanía de la nieve, durante todo el invierno, él que, cuando llegó, no sabía lo que era un abrigo. Tampoco puedo olvidar el primer contacto de mi hija Elvira, criada en la playa de Salobreña, con la nieve, sencillamente porque la encontraba fría cuando tuvo en sus manos la primera bola. Lo cierto es que nosotros, en Granada, estamos acostumbrados a los extremos y lo que nos extrañaría sería que no existieran. Lo mismo a convivir con los 40º del verano que bajar de los 0º durante los dos o tres meses que nos quedan, desde ahora hasta que alcancemos febrero, en el que, según el refrán, busca la sombra el perro.   


        


domingo, 13 de noviembre de 2022

LA VERDAD


         Terminaron las elecciones en Brasil. Ganó Lula por una diferencia de dos puntos. Perdió Bolsonaro con sabor a victoria. Una importante parte del poder ha quedado en sus manos o en las de los suyos. Lula tendrá que volverse loco para ejercer el poder, que ha conseguido limpiamente, a base de negociar con los perdedores. Y ojalá unos y otros vayan encontrando fórmulas de gobierno que permitan al país evolucionar, apoyándose en la voluntad mayoritaria. EEUU está terminando su recuento interminable de las elecciones de medio mandato, como establecen sus normas. Tradicionalmente la oposición suele ganar al gobierno una parte del poder que perdió hace dos años, con lo que las fuerzas se equilibran un poco más. Con esa idea en las encuestas, los republicanos, con Trump al frente, esperaban ganar la mayoría en las dos cámaras y doblar el brazo legislativo a los demócratas de Biden. Parece que lo han conseguido en la Cámara de Representantes pero el Senado no está claro, después de un recuento interminable, casi voto a voto, lo que supondría un cierto fracaso para los republicanos y, más concretamente, para Trump, que ya amenaza con no reconocer los resultados si no le favorecen.



         En España llevamos casi cuatro años con una pugna excluyente entre gobierno y oposición a base de ignorar cada uno los argumentos del adversario y recluirse cada uno en sus posiciones de partida apoyándose en una verdad que puede ser la suya pero que necesita la de los discrepantes para que los resultados puedan incluirnos a todos. Estos días, sin ir más lejos, andamos, una vez más, tirándonos los trastos a la cabeza con el contubernio de Cataluña. La derecha se empecinó, hace años, en el cumplimiento de la ley para hacer frente al nacionalismo. El resultado fue que los nacionalistas fueron aumentando porcentualmente hasta conseguir casi la mitad de los votos. En 2017 tuvimos ocasión de vivir el desencuentro en la calle y la implantación del artículo 155 de la Constitución, que suprimió temporalmente la autonomía catalana hasta convocar unas nuevas elecciones, cuyos resultados fueron parecidos, con lo que el conflicto sigue en pie.



         Con el acceso de este gobierno al poder, primero a través de una moción de censura que formó una mayoría suficiente y posteriormente, con los resultados de unas nuevas elecciones, formando una mayoría estable que hasta el momento lo viene sustentando, desarrolla un programa de gobierno, discutible como todos, pero que dispone de apoyos suficientes para mantenerse en el poder con la legitimidad que ofrecen las mayorías parlamentarias. La propuesta de gobierno para afrontar el tema de Cataluña fue, desde el principio, eliminar hasta donde fuera posible, la intervención de los jueces para solucionar las distintas interpretaciones de la Constitución y que fueran los representantes políticos los que se reunieran para encontrar acuerdos de convivencia estables, apoyados en la legitimidad que dan los votos. Con el desarrollo de este procedimiento se vienen alcanzando acuerdos, más o menos difíciles según los casos, pero que van permitiendo una convivencia estable. Según las encuestas de hace unos días, los apoyos constitucionalistas han ganado hasta siete puntos a los nacionalistas.



         La derecha acaba de poner el grito en el cielo porque el gobierno y la mayoría que lo sustenta, ha propuesto eliminar de la Constitución la figura de Secesión para afrontar el problema con Cataluña, que no existe en la mayoría de las legislaciones de Europa. Sin esta figura, que lleva algo más de un siglo en nuestro ordenamiento jurídico, los desacuerdos interpretativos entre nacionalistas y constitucionalistas podrían entrar en una vía de entendimiento que, de hecho lleva presente cuatro años ya con este  nuevo gobierno y que, a pesar de las desconfianzas mutuas, que nunca faltan en las inevitables desavenencias, van haciendo que la convivencia se vaya implantando poco a poco, que debería ser el objetivo de unos y de otros.    



domingo, 6 de noviembre de 2022

RESUMIENDO

 

         En las últimas semanas han ido apareciendo propuestas de acción de distinta índole que, por una razón o por otra, no han podido concluirse. La primera fue nuestra peregrinación familiar a Estepa el 12 de octubre, que hubimos de aplazar porque unas importantes inundaciones en la zona nos forzaron a ello. La siguiente posibilidad la concretamos para el uno de noviembre, puente de todos los santos. De no haber podido materializar el viaje en esta segunda opción, sencillamente lo hubiéramos suprimido por este año, Pero pudo ser y lo hicimos con un tiempo primaveral como ha venido siendo habitual en años anteriores. Hubo dos altas y dos bajas en comparación con el año pasado, seguramente como habrá que irse acostumbrarse por los avatares de la vida. Antes que entrar en detalles sobre los que sí y los que no, hemos optado por ofrecer una panorámica del conjunto que nos ofrezca testimonio de los presentes y que sean las ausencias sucesivas y las nuevas presencias las que hablen por sí mismas. Aunque las caras no coincidan todas, el resultado final ha sido tan grato como el de años anteriores. Como mucho, algo menos de mantecados para repartir. Sólo las novedades aparecidas en esta campaña.



         También Brasil cumplió su ciclo electoral, compitiendo en segunda vuelta Lula y Bolsonaro. Los resultado se han proclamado ya a favor de Lula, si bien por sólo dos puntos de diferencia. El vencedor ha quedado a las puertas del límite, si bien su resultado es incuestionable. Bolsonaro no ha logrado la victoria aunque su derrota le deja en la boca un cierto sabor a empate. Si recordáis, en el momento de análisis, lo que proponíamos como resumen determinante era la aceptación por ambos candidatos de los resultados finales porque ese es el fundamento de la democracia. El perdedor, hasta el momento no ha felicitado a Lula, vencedor, como es costumbre y, si bien tampoco ha impugnado los resultados y ya han comenzado las gestiones para el traspaso de poderes, algunas revueltas de los transportistas han agitado los primeros días postelectorales, que esperemos que se vayan calmando para continuar el traspaso que han proclamado las urnas.    



         De la guerra de Ucrania, ocho meses ya, sabemos que los muertos aumentan cada día por ambos bandos, que los frentes están estancados si bien parece que las fuerzas ucranianas se imponen, aunque muy lentamente, y los rusos no terminan de consolidar como quisieran, Donetsk y Lugansk, en el este, y Jersón y Zaporiyia, en el sur, que ya venían reclamando desde la invasión de 2014. Los rusos están siendo empujados, río Dnieper abajo, mientras el conflicto se ralentiza, tal vez a la espera de que el frío del invierno termine por afectar a la población de Ucrania, que está teniendo muchas dificultades para mantener activo su potencial eléctrico que les permita mantener el calor durante los fríos meses que se esperan en la zona. Los rusos han  reforzado su fuerza de combate en 300000 nuevos soldados, pero la capacidad de éstos nuevos soldados no parece muy solvente, de modo que los ucranianos empiezan a valorar que la guerra puede estar volcándose a su favor. Por ahora todo es incierto y se empieza a hablar de conversaciones de paz, si bien las posiciones de ambos bandos están muy enfrentadas por el momento.



         Nuestro proyecto de aprovisionamiento de mantecados se ha cumplido un año más, quisiéramos pensar que las elecciones de Brasil han terminado con Lula como ganador y con algunas protestas por los seguidores de Bolsonaro mientras han comenzado las reuniones para alcanzar a fin de año, la ceremonia de traspaso de poder y en Ucrania los muertos y el desastre de las infraestructuras crece cada día sin que hasta el momento podamos volcar la balanza para ninguno de los dos contendientes en litigio mientras el implacable invierno, propio de la zona, se acerca implacable y en este momento es el principal peligro. Nadie sabe en este momento cómo salir del largo invierno que se cierne despiadado por la zona. 



domingo, 30 de octubre de 2022

SEGUNDA VUELTA

         Recordareis que hace un mes se celebraron en Brasil las elecciones presidenciales. Los dos candidatos más votados fueron LULA por la izquierda y BOLSONARO por la derecha. Ganó LULA, pero no con mayoría absoluta, la mitad más uno de los votos, lo que hizo necesario realizar una segunda votación, que se celebra hoy en la que saldrá proclamado el que saque más votos de los dos. En otros países, España, por ejemplo, no son los ciudadanos los que directamente eligen a sus gobernantes sino los parlamentarios, elegidos por votación directa, los que alcanzan mayorías suficientes para designar a quien gobierna en cada caso. Las democracias no son uniformes y cualquier manera de elección es discutible porque la perfección no existe. El caso de Brasil es por elección directa, como Francia y otros y al no haber salido ninguno en primera vuelta, es la segunda, o sea, hoy, la que dictará el resultado definitivo. Hay que recordar que el censo de Brasil supera los 200 millones de habitantes.



         Podríamos discutir interminablemente cual es la fórmula de elección más depurada y es posible que no nos pusiéramos de acuerdo. Por esta razón, lo que hacemos es aceptar como válida cualquiera de ellas y que sea el tiempo y la Historia los que vayan perfeccionando la mejor fórmula posible. Otra cosa muy distinta es que cualquiera de las fórmulas están fundamentadas en el juego limpio, pero pueden pervertirse, por lo que se hace imprescindible que, sea cual sea la fórmula que se acepte, los ciudadanos confíen en que los recuentos para que los resultados sean fiables para todos, tanto si ganan como si pierden. Si la confianza en los resultados está consolidada no conocemos una fórmula de elección más perfecta que la votación popular, aunque sea mejorable. Pero si la confianza de la ciudadanía en los resultados se resquebraja, el conflicto final es inevitable y no tiene solución pacífica. Hace dos años, en las elecciones de EEUU, uno de los dos candidatos cuestionó los resultados y tuvimos que presenciar el bochornoso espectáculo de grupos de ciudadanos asaltando el congreso para que los resultados finales, avalados por los tribunales, no fueran proclamados.   



         Las pugnas entre los candidatos, sobre todo cuando sólo quedan dos como es el día de hoy en Brasil, se hacen muy fuertes por ambas partes porque todo el poder está en juego y el resultado final puede ser muy estrecho. Por eso es indispensable confiar en el recuento para que, sea cual sea el resultado, ambos contendientes lo asuman y no desconfíen de la limpieza. Después de la experiencia del asalto al congreso en los EEUU, los resultados finales terminaron por imponerse por el criterio de los jueces, pero la semilla de la duda se hizo presente y no ha desaparecido, quizá por el carácter ejemplarizante de la democracia americana. Hemos escuchado algunas voces del candidato BOLSONARO, en el sentido de que si los resultados no le son favorables podría impugnarlos. La sombra de la duda puede ser el veneno que pudra cualquier posibilidad de entendimiento entre los contendientes.



         Nadie dijo que la democracia fuera fácil y en un día como hoy nos damos cuenta de que se construye en cada elección que se realiza. Mucho más si es en el caso de la segunda vuelta, que ofrecerá unos resultados que tendrán que ser aceptados por todos sin apelación. Por eso, y a pesar de que para mi gusto debería ganar uno de los dos candidatos, lo que de verdad debe imponerse por delante de cualquier otra cosa, es que el resultado final sea aceptado por ambos y las elecciones terminen hoy con uno de los dos aspirantes como presidente de su país y con cuatro años de gobierno por delante para desarrollar el programa con el que se presentó. Solamente la idea de que cualquiera de los dos pueda no asumir los resultados, sobre todo sin fundamento, es para que se nos pongan los pelos de punta por las posibles  consecuencias. Con la de siglos que ha costado asumir la democracia como forma de gobierno y lo frágil que puede llegar a ser si cualquiera de los aspirantes a gobernar no actúa de buena fe.     


 

domingo, 23 de octubre de 2022

PERDEMOS TODOS


         Seguramente sería pretencioso comparar momentos distintos de la humanidad. Pensar, por ejemplo en lo que significaba en su momento una entrevista entre Ronald Reagan y Mijail Gorbachov en la que, asumiendo las guerras locales, que nunca han faltado, se empezaba a ser conscientes por primera vez de que cualquier de los dos bloques era capaz de destruir el mundo en su conjunto, el reto estaba en lo que entonces se llamaba el desarme y en la necesidad de que cualquiera de las dos potencias en las que estábamos divididos, tenía que negociar con la otra la manera de lograr un desarme de ojivas nucleares porque el otro camino, el del rearme, nos había llevado a un callejón sin salida. En este momento nos damos cuenta de que los bloques que dominan el mundo no están tan claros. Hay que contar con China, que en aquel tiempo no contaba, ni siquiera como fuerza emergerte y en este momento se encuentra en un punto que empieza a oscurecer a cualquiera de los dos bloques tradicionales: Rusia y su ámbito de aliados y la Otan, con la hegemonía indiscutible de EEUU.



         No sé si faltan dos figuras tan destacadas como Reagan y Gorbachov ni sé siquiera si nos hacen falta porque hoy sabemos, una vez que los dos han muerto, que más que sus personas en sí, lo que contaba en su momento era la conciencia de su poder, que era la novedad que ambos representaban en su momento. Con la descomposición de la antigua URSS, Rusia que quedó como heredera, no quedó como bloque tan compacto como había representado en la guerra fría. El ascenso imparable de China hace que pocos discutan que a la vuelta de muy pocos años se va a convertir en el número uno en poder y en influencia en el mundo. Quedarían, por tanto, los dos contendientes históricos sin un papel tan definido como el que tuvieron. La Otan, a fin de cuentas, se ha mantenido como área de influencia bajo el patrocinio destacado de EEUU y lo que un día fue la URSS no ha corrido la misma suerte, de modo que Rusia no significa hoy un bloque como tal y puede que sea eso precisamente lo que esté buscando.



         Si en la época del desarme, los objetivos de eliminar toda la fuerza nuclear de ambos contendientes se hubiera consumado, seguramente no estaríamos con este miedo en el cuerpo. Los propósitos del desarme no se cumplieron y ambos bandos lo que hicieron fue dejar pasar el tiempo y mantener cada uno de ellos la capacidad nuclear intacta y hoy nos encontramos con que la fuerza nuclear a la que se había llegado, si bien no ha aumentado de manera significativa, desde luego lo que no ha hecho ha sido disminuir, de modo que nuestras reservas destructivas siguen almacenadas con todo su poder. Como todos somos conscientes de la capacidad del contrario nos dedicamos a amenazarnos y a enseñarnos los dientes para que nadie olvide con quién trata y los peligros que corre si a cualquiera de los dos les da por sacar los pies del plato y tirar por la calle de en medio. En este límite de ultimátum permanente van pasando los días con Ucrania como escenario de operaciones, conteniendo ambos la respiración porque en cualquier momento el endiablado equilibrio se puede romper por cualquiera de las partes y, en ese caso, nadie ganará y todos perderemos.



         Si no estuviéramos hablando de tanto poder destructivo por cualquiera de las partes podría parecer sencillamente un juego de niños que mantienen un conflicto vivo con el único fin de mantener el pulso al contrario con la certeza de que ninguno puede doblar el brazo al otro porque si esto se produjera serían ambos los que saltaran en pedazos. Siempre se dijo que en cualquier guerra pierden todos. Hoy, una vez conocida nuestra capacidad destructiva almacenada y, por tanto, amenazante, lo único que nos queda es valorar hasta dónde llega nuestra sed de muerte y destrucción o sentir la profundidad del empeño en el que nos hemos metido, sentarnos en cualquier mesa frente a frente y dar fin a este maldito sinsentido que nos tiene en un sin vivir permanente y sin salida a la vista.  


domingo, 16 de octubre de 2022

TROPEZONES


         La semana anterior pretendía ofrecer dos visiones distintas de una misma realidad. La idea era, por una parte,  dar luz al enorme drama de Ucrania que nos está envolviendo de manera endiablada y parece  que no tiene el fin cerca. Y por otra, una secuencia de vida familiar que se viene repitiendo por sexto año  consecutivo. Las dos historias se ajustaron a la realidad tal y como se contaban. En medio se cruzó el otoño y sus incidencias y nos trastocó el plan. Resulta que apareció una tromba de agua el lunes y provocó una importante inundación en la zona de Sevilla que teníamos previsto visitar. Todo lo que se dijo fue correcto pero hubimos de aplazar la visita por efecto de la inundación para el próximo puente del uno de noviembre con la esperanza de que las inclemencias del tiempo nos permitan cumplir los planes. El conflicto de Ucrania, desgraciadamente, sí se cumplió tal como estaba previsto y mantenemos nuestro nivel de angustia con el acoso inmisericorde de Rusia y con la defensa numantina del ejército ucraniano con el apoyo de occidente.



         Ni un solo dato de los que mencionamos era falso. Lo único con lo que no contamos fue con esa dana que se posó encima de Marinaleda y de Estepa y en unas horas nos dejaron por presuntuosos, que no pudimos cumplir lo previsto y lo aplazamos unos días, a la espera de que el tiempo nos sea propicio. El gran desastre de la guerra, en cambio, no nos ha desfraudado sino todo lo contrario. Estaba centrado en el sur y en el este, y ahora lo tenemos picoteando en todas las ciudades y no sólo con enfrentamientos militares sino en cualquier barrio civil explosionan misiles inmisericordes destrozando edificios y vidas sin que en este momento le importen a nadie el número de muertos que van dejando a su paso. La cuestión es que ambos bandos se ceban con la violencia de modo que no se atisba por el momento una fórmula que contenga la violencia sino todo lo contrario.



         La amenaza de las armas atómicas aflora de vez en cuando como amenaza, sabiendo ambos bandos que su utilización es tanto como asomarse a un precipicio cuyo fin no es otro que la destrucción por ambas partes. Parece que Turquía se ha erigido como país intermediario que, por ahora, es capaz de hablar con ambos bandos. El resultado de las conversaciones, hasta el momento, hacen que sea la propia Turquía la que salga beneficiada, pero el simple hecho de hablar con ambas partes ya es de por sí un punto de esperanza. No sé si puede ser Turquía el nexo que permita un diálogo fructífero que nos lleve a los acuerdos de paz que necesitamos como el comer. Si eso significa que el papel de Turquía ha de ganar importancia en la zona de conflicto, pues que así sea. Cualquier cosa antes que mantener una guerra que se alarga y que no parece tener fin.



         Recordemos que el conflicto empezó en lo que sólo eran unas maniobras que Rusia había iniciado a lo largo de la frontera de Ucrania. Es más, no se puede hablar de guerra porque lo declarado hasta el momento, por parte de Rusia, no es más que una operación militar especial para desnacificar Ucrania. Lo cierto es que una guerra no declarada hace que no se detengan los bombardeos y que el invierno esté a las puertas y no se vea modo de calentar los espacios en conflicto. El problema del gas se ha convertido en dificultad número uno para llevar calor a cualquier punto de Europa. Con los gaseoductos volados estamos sin posibilidades de conexión para proveerse de gas a buen precio del que llegaba de Rusia, que ahora no está disponible. Para este invierno parece que los depósitos de reserva están llenos. Veremos qué puede pasar a medio y largo plazo. Seguramente tendremos que cambiar la estrategia de aprovisionamiento.       

  

domingo, 9 de octubre de 2022

MACRO Y MICRO

 


         Para no dejar a medias el tema de la semana anterior, las elecciones en Brasil se celebraron sin incidentes graves. Las ganó Lula por 5 puntos de diferencia con Bolsonaro pero ninguno de los dos alcanzó y 50% de los votos más uno, por lo que se tendrá que  celebrar una segunda vuelta dentro de 30 días para saber los resultados finales. En la guerra de Ucrania se ha producido un hecho de gran relevancia. El puente que une Crimea con el continente ha quedado gravemente dañado por la explosión de un camión de combustible. Esto significa un serio revés para las aspiraciones rusas porque dificultan la conexión con Crimea y complican o impiden el trasvase de suministros. Ninguno de los dos bandos se ha hecho responsable del sabotaje, algo parecido a lo que sucedió hace poco con la explosión de los dos gaseoductos por los que llegaba al resto de Europa el gas que Rusia venía suministrando. Hechos parecidos nos dicen que el conflicto se encuentra lejos de cualquier final y probablemente vamos a seguir siendo testigos de nuevas hostilidades que alejen la solución. El dolor y el desastre no tiene visos de terminar, sino todo lo contrario.



         Un 12 de Octubre de hace ya 6 años, fiesta nacional, mi hija Alba me sugirió que nos acercáramos a Estepa, a 150 kilómetros de Granada, a comprar mantecados de una tienda concreta que ella recordaba de cuando era pequeña. Se le quedó en su mente un anuncio de televisión que terminaba con  la coletilla de… “SOMOS LOS ARTESANITOS… DE ESTEPA”. Quedó como referente en la casa y ella y yo la hemos cantado miles de veces. Sin pensarlo demasiado nos plantamos en Estepa. Lo primero fue fotografiarse ella delante de la puerta de Moreno, la empresa que promovía el anuncio, compramos los mantecados que quisimos, nos impregnamos todo el rato del penetrante olor de las almendras tostadas que inunda en esta época el pueblo, porque es el momento en que se están fabricando los mantecados que consumimos en Navidad y echamos un día memorable.



         Aparte de repartir entre la familia lo que habíamos comprado, nos encargamos de proclamar a bombo y platillo la cantidad de sensaciones gratas que habíamos obtenido del viaje. Pasó el tiempo y el siguiente 12 de octubre, mi otra hija, Elvira, nos advirtió que ni se nos ocurriera volver a Estepa sin que ella participara. Ya habíamos tenido que aguantar sus protestas machaconas por no haber contado con ella para el primer viaje sin que le convencieran las excusas de que fue todo muy rápido y, más que nada, para recordar la cancioncilla que se había quedado en el recuerdo de la Alba y tantas veces la habíamos cantado. La experiencia fue tan memorable como la primera. Visitamos otras fábricas, el pueblo está plagado de ellas y todas haciendo lo mismo desde el final del verano, y hasta comimos para prolongar el acontecimiento.



         El próximo miércoles, nuevo 12 de octubre, ya estamos preparando el viaje número 6, en el que estamos dudando si llevar dos coches o tres, porque vamos entre 9 y 10 personas de la familia y sus aledaños. Se ha convertido en un hecho indiscutible con el que todos contamos. La parada inicial sigue siendo la de los ARTESANITOS, que va seguida de un recorrido variable por otras empresas: San Enrique, la Colchona, la Estepeña, asociadas a las propuestas que aporta cada una, en función también de las apetencias que hemos ido aprendiendo, a medida que hemos conocido nuevas delicias. La comida ha adquirido ha aumentado su importancia. Mi hijo Nino me llamó ayer para recordarme que la Alba debe llamar al restaurante Andalucía y reservar mesa, no sea que nos pase como el año pasado, que la conseguimos de milagro. Tan importantes como los mantecados es el plato de carrillada de cerdo y la ensaladilla rusa. Hasta una siestecilla dentro de los coches completa el viaje, porque el calor todavía aprieta y hay que descabezar el sueño para volver tranquilos, una vez libres de la soñarrera. Igual si esto continúa, dentro de unos años necesitamos un autobús. Ojalá. La vida también puede ser gustosa.