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sábado, 25 de marzo de 2023

CONMEMORACIÓN

 


         Hoy se está celebrando un encuentro, conmemorando los 40 años de vida de una institución pedagógica, de capital importancia. Se trata, ni más ni menos, que de cuatro escuelas infantiles, cada una de ellas con 100 niños y niñas de cero a 6 años, instaladas en  barrios significativos de la ciudad de Granada donde vivo. Mi aportación al acontecimiento es el de mi testimonio personal, que participé, desde el principio, en tan ambicioso proyecto, diseñando una manera de educar en Granada que, en aquel momento, no tenía parangón España. La influencia nos llegó desde el Ayuntamiento de Barcelona que  la había iniciado unos años antes y que, en el Auditorio Manuel de Falla en diciembre de 1979, unos 800 profesionales del sector acordamos llevarla a algunos ayuntamientos: Valencia, Getafe, y otros, en forma de propuesta que denominamos,  EDUCACIÓN INFANTIL,  y que, a partir de entonces venimos reivindicando para todas las personas desde el momento mismo de su nacimiento y cuya exigencia seguimos manteniendo hoy, que todavía no está conseguido.



         Esta tarde se celebrará una mesa redonda para conmemorar este acontecimiento que, tanto para Granada como para otras instancias públicas con ligeras variantes nacieron por España como una primera educación pública que intentaba dar respuesta a necesidades que, por entonces eran perentorias porque apenas existían y que, en este momento, siguen sin estar resueltas por completo. Hay todavía niños y niñas de menos de 3 años que no tienen un puesto de Educación Pública, cuando realmente lo están necesitando. Al poco tiempo de haber comenzado, el tramo de edad  de 0 a 6 años se convirtió en dos, una de 0 a 3, que quedó fuera del sistema educativo y otra de 3 a 6 que la administración pública ha terminado asumiendo y lo ha incorporado al sistema educativo general mientras que el 0 a 3 ha quedado más como centros asistenciales con lo que, instituciones como es el caso de la nuestra, aquí en Granada, trabajando para los niños de 0 a 6 años, han quedado prácticamente como testimonios a extinguir y la escuela pública sigue sin dar cabida a todo el sector de 0 a 3 que está volcado en la privada en algunas instituciones públicas como ayuntamientos, cooperativas y similares o, sencillamente en sus casas con sus familias, fuera del sistema educativo.



         Mañana espero tener el privilegio de asistir a una concentración pública, en la plaza del Carmen, en la que pequeños y mayores que asisten a las escuelas municipales y sus familias y  conocidos o las personas interesadas en  general, tengan el privilegio de reunirse una vez más y sigan reivindicando de los poderes públicos una plaza de calidad para los más pequeños que la necesitan. He quedado con mi amigo Manolo Benítez para vernos y espero contaros con más detalle el devenir de lo que veamos, sintamos, y compartamos sobre lo que haya significado el encuentro. Habrá tiempo de hablar de ese asunto, pero no quería resistirme a anunciaros esta semana y casi con seguridad de lo que continuaremos la próxima.  Lo que hemos aprendido todos: educadores, familias, ciudad…, de este sector educativo no podremos valorarlo como se merece, por más que vivamos, pero podemos, eso sí, pasarnos la vida agradeciendo el haber pertenecido a esta docencia y haber contribuido desde la ciudad de Granada a este sector del conocimiento tan necesario para las personas.




domingo, 19 de marzo de 2023

CONSTELACIÓN


         La semana pasada, a propósito del día de la mujer, procurábamos dejar de manifiesto que no es posible dar como bueno un mundo legislado y gobernado solo por los hombres, solo la mitad de la población. La Historia es lo que nos ha ofrecido hasta el momento por lo que nos queda por aprender es mucho y no debemos perder tiempo promoviendo distracciones que nos dispersen de lo esencial, que es encontrar la manera de integrar al conjunto de la población en el gobierno de todos. Probablemente, decíamos, se trata del mayor reto que nos depara el futuro y debemos concentrar las fuerzas en ese cometido para rentabilizar de la mejor manera posible los conocimientos que hemos alcanzado y ponerlos al servicio del principal objetivo que buscamos, que es la participación de todos en el gobierno común. La empresa es ingente y requiere la participación y el esfuerzo de todos, no sólo un día al año, sino  todos los días del año.



         Hoy nos encontramos con una nueva posibilidad de dispersar los esfuerzos que necesitamos que encuentren un blanco adecuado. Hoy es el Día del Padre y ya andamos a la gresca sobre si se trata de centrar el objetivo en el padre o en ampliarlo al conjunto de la familia puesto que estamos en un momento en que la familia puede disponer de la figura del padre o tener, por ejemplo, dos madres u otros componentes. Y aquí podemos iniciar nuevas discusiones que nos distraigan del objetivo fundamental, que no es otro que el de concentrar los afectos en los niños, que deben ser los principales receptores de los afectos de toda la familia, tenga los miembros que quiera. Toda la constelación familiar en su conjunto debe concentrar sus fuerzas para rentabilizar el resultado en el objetivo más frágil, los pequeños, y conseguir que sean ellos los principales receptores del conjunto de afectos. Discutir si galgos o podencos, no hacen más que dispersar las posibilidades de diana, que es lo que importa.



         Es verdad que estos últimos años las familias se han ampliado, tanto en  el número de miembros, como si sus miembros son de un solo sexo o de varios. Lo que importa no es la complejidad de los miembros familiares sino que la concentración afectiva se destine a los miembros más frágiles del conjunto, que son en todos los casos los que más lo necesitan. La constelación familiar puede albergar en su configuración distintos formatos en los miembros que la configuran, pero esto no es sustancial. Lo que importa es que los miembros más frágiles de la constelación familiar sean los principales receptores del conjunto de posibilidades que ofrece toda la constelación y se concentre en los miembros más frágiles del conjunto.



         Los últimos estudios especializados intentan abrir posibilidades sobre los distintos dibujos del conjunto. Hemos pasado de la estructura monolítica de padre, madre e hijos, a familias de un solo miembro, sea macho o hembra, de dos miembros, ambos macho y hembra, dos machos, dos hembras, abuelos u otros familiares que asumen las distintas responsabilidades que la familia necesita resolver y se integra de manera permanente en el conjunto y concentra sus fuerzas en un solo bloque para que las fuerzas del conjunto se destinen a fortalecer los flancos débiles y concentren en el núcleo el esfuerzo de cada uno de sus miembros, que es lo que importa. Hoy sabemos que cualquier núcleo puede ser discutible en su composición y que todos pueden ser válidos, dispongan de los miembros que dispongan, siempre y cuando la disposición de fuerzas con las que cuenten estén enfocadas en la dirección adecuada, en beneficio del conjunto.      



domingo, 12 de marzo de 2023

MUJERES


         Con el motivo de la guerra de Ucrania de fondo nos hemos detenido unas pocas semanas, dejando ver que dentro de la guerra hay otras guerras. Hemos visto cada día con más claridad, que en cualquier guerra las mujeres, sufren otra que no tiene nada que ver con la que hay en los frentes donde los obuses y los cañonazos nos muestran la cara más fea. Por el contrario, nos muestran una que mira al futuro. Porque es el futuro el que termina dibujándose en medio de cualquier conflicto. El conflicto un día termina y es entonces cuando interviene todo este mundo alternativo que, mientras los del frente se mataban, se estaba diseñando al margen. El conflicto un día termina y de él surge un mundo distinto al que conocíamos. Eso no puede estar previsto en los planes el con los que se fabrican los conflictos. Los combatientes que sobreviven tienen que aprender a vivir en un mundo que no conocían y los que dejaron sus casas volverán y traerán bajo el brazo el germen de un estilo de vida que será nuevo para todos.



         La conmemoración del primer año del conflicto armado ha coincidido con el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Ambos acontecimientos, la conmemoración del conflicto armado y el 8 de marzo,  coinciden en el tiempo y se antoja insoportable la idea de que la guerra pueda  terminar sin que Rusia tenga un resultado satisfactorio que mostrar a su pueblo, que tantas vidas humanas ha aportado. Hemos visto cómo el mundo entero llenaba las calles reivindicando el protagonismo femenino en la construcción del mundo, después de tantos siglos de injusticia soportando un papel secundario mientras siguen significando la mitad del género humano. De unos años a esta parte, el proceso de empoderamiento femenino parece imparable y se convierte en el fenómeno revolucionario de más profundo calado de cuantos hemos vivido hasta el momento. Quienes vivimos en el primer mundo quizá no terminamos de darnos cuenta de que esto no ha hecho más que  empezar porque la mayor parte de los países mantiene intactas sus costumbres ancestrales.



         Dentro de España en donde los primeros cambios son muy visibles, no faltan reacciones masculinas que se resisten a reconocer la profundidad de las tradiciones que nos han traído hasta aquí y mucho menos a asumir las primeras medidas que nos señalen por dónde debe vislumbrarse el futuro. Algunas normas legales promoviendo la paridad de las mujeres en los puestos de decisión alarman cuando, la realidad de los cambios se resisten a implantarse de manera natural porque las tradiciones son muy fuertes y disponen de raíces casi inamovibles. Las primeras propuestas de que el gobierno del mundo se reparta al 50% más o menos, puesto que ese es el porcentaje aproximado en el que la población se divide entre hombres y mujeres. El resultado de tantos siglos hasta el día de hoy no da resultados muy alentadores. En las propuestas de cambio que se proponen pueden cometerse errores pero tendrá que ser el tiempo el que nos los muestre y. si llega el caso, se corregirán.



         Lo que me parece completamente imperdonable es que la desconfianza ante posibles excesos y hasta errores que nos depare el futuro, la consecuencia haya de ser el apego a una tradición manifiestamente injusta que durante siglos y siglos hace que la mitad de la población haya de seguir sometida a las imposiciones de la otra mitad. El resultado es tan imperdonable que la cultura en la que nos movemos se fundamenta en principios que nunca han ampliado una cultura que rebase más de la mitad de la inclusión de quienes la diseñan y quienes la implantan. No es posible mantener un mundo como el que tenemos mientras la mitad de quienes lo vivimos está excluido de su gobierno y sus consecuencias, que nos afectan a todos, nos mantienen con unas cotas e empobrecimiento insoportables. Las consecuencias de los cambios que nos esperan no pueden ser propiedad de nadie porque sus consecuencias nos afectan a todos y han de surgir con la participación de todos.    



domingo, 5 de marzo de 2023

RENACER

 


         La semana anterior centramos nuestra reflexión en la guerra de Ucrania, pero no en la que se libra dentro del país, sino en esa otra Ucrania representada por las mujeres, los mayores y los niños repartidos por el mundo entero, pero sobre todo por Europa. Un país vivo que salió de un espacio conocido, que está teniendo que adaptarse a unos usos y costumbres que no conoce y que cuando vuelva al lugar del que tuvo que huir, ni quienes vuelven serán los mismos que salieron ni lo que encuentren a su vuelta tendrán mucho que ver con lo que dejaron al marchar, al tiempo que llevarán a sus espaldas unos usos y costumbres nuevos que han aprendido de las personas con las que han convivid. Los que hayan sobrevivido de los que se quedaron tendrán que encontrarse con unos familiares que se parecen a los que salieron un día pero que, muchas veces, no tendrán nada que ver con los que vuelven. Estoy seguro que ni Rusia ni la Ucrania interior contaron con estos cambios, pero todos tendrán que adaptarse a la nueva situación que se cree.


         La experiencia de nuestra guerra civil de 1936-1939, a pesar de no ser idéntica como ningún cambio lo es en la vida, nos aporta lecciones suficientes como para entender este fenómeno ucraniano mejor que aquellos que no lo han vivido tan de cerca. Según quien lea la historia, la España que resultó de nuestro conflicto fue un país mucho más atrasado, ignorante y aislado, con la rémora de la guerra encima, que tuvo que hacer frente al racionamiento y al hambre durante años. Sus costumbres hubieron de cambiar como de la noche al día en muchos casos hasta que, cuando nos estamos acercando al siglo del comienzo de aquella tragedia, todavía nos debatimos en discusiones interminables para alcanzar un cierto acuerdo con el alcance y significado de aquel drama que nos hizo sacar odio de unos contra otros como jamás hubiéramos pensado que almacenaríamos. Y, lo mejor y lo peor es que aquella España enfrentada nunca volvió a ser la misma. Hoy podemos ver que convivimos junto a países europeos como si tal cosa, pero nuestros demonios interiores siguen viviendo en nosotros, aunque ya no seamos los de entonces.


         Nuestro conflicto tuvo la particularidad de ser de hermanos contra hermanos, que en alguna medida las culpas de unos contra otros nos las tiramos dentro, por más que unos las derivamos a Italia y Alemania, que favorecieron al bando sublevado y otros acusen a Rusia de haber apoyado al gobierno que salió de la urnas en febrero de 1936 y que terminó por perder la contienda por sus disensiones interiores y por la tibieza de las democracias vecinas que lo abandonaron a su suerte. Practicamente han desaparecido los protagonistas directos del conflicto y los que quedamos vivimos de referencias interesadas de segunda o tercera mano. Lo que sí es verdad es que el fracaso que nos llevó al conflicto abierto y sus consecuencias posteriores hace que muchos miles de muertos, desde el recuerdo y el de sus familiares, nos contemplen ajenos a nuestra manera de pensar y de vivir de hoy.


         Muchos de los aprendizajes de nuestro conflicto podrían ser enseñanzas útiles para los familiares ucranianos que ahora se sienten inmersos en el suyo, aunque es cierto que los conflictos, por más acotados en los espacios y en los tiempos que se produzcan, terminan siendo de todos, porque todos terminamos afectados por sus consecuencias. No en la misma medida, cosa imposible, porque siempre depende de la distancia en la que unos y otros nos sintamos afectados, pero tanto si es en la participación directa como si es en el recuerdo, ninguno somos capaces de saber lo que las cosas hubieran podido ser si determinados conflictos no se hubieran producido. También se hace imposible pensarlo porque la realidad se ha impuesto por la vía de los hechos y los renacimientos no son posibles a base de las intenciones de unos y de otros, sino a partir de las realidades concretas que han surgido como resultado final de los conflictos vividos.