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domingo, 26 de febrero de 2023

DESGARROS

 

         En sentido amplio sería un desnaturalizado si no hiciera referencia a que tal días como hoy, hace un año, el mundo entero ponía los ojos en Ucrania y contemplábamos aquellas enormes columnas de blindados atravesar sus fronteras y no terminábamos de creernos que verdaderamente estaban invadiendo un territorio  soberano. Hoy hablamos con frío, con un endiablado frío físico y, sobre todo, espiritual de 300000 víctimas de ambos bandos, al final todos son personas, y un país, Ucrania, hecho trizas. Occidente volcado en apoyar a los invadidos y con un problema de primer orden para proveer al ejército ucraniano de munición suficiente para responder a la invasión rusa, que no cesa. En teoría iba a ser una guerra relámpago, unos meses como mucho, y empezamos el segundo año de conflicto con el señor Putin proclamando que los rusos se están defendiendo de la agresión de occidente. Mientras tanto miles y miles de soldados rusos están dejando su vida en tierra ajena y muchos miramos desconcertados cómo es posible argumentar un conflicto con razones que la realidad de cada día se niega a corroborar.



         De siempre se ha dicho que en medio de los conflictos no existen  las noticias y ambos bandos se nutren sólo de propaganda. Es la única forma de explicar lo que pasa y mantener mínimamente la cordura. Para argumentar los sucesos de cada día no tenemos más que orientarnos con lo que vemos en el terreno del conflicto, a no ser que lo que vemos no sea más que un espejismo y lo que se dice desde Rusia sea lo que pasa, por más que la realidad de cada día nos lo esté desmintiendo continuamente. Los muertos caídos y el ingente desastre ocasionado hasta el momento tiene poca discusión, por más que los argumentos para explicarlo sean tan distintos en un bando o en otro. No puedo entender que los rusos crean de verdad que sus vidas están en peligro y no encuentren más respuesta que seguir destrozando Ucrania en una guerra que todavía nadie ha declarado y todo se justifica con una respuesta puntual para desnazificar el ejército ucraniano, que fue el argumento desencadenante  del conflicto.



         Sigo como puedo, no lo que pasa en el frente de batalla que ya se encarga la prensa de tenernos informados sino seguir las vidas de millones de ciudadanas desperdigadas por Europa y simbolizadas, en concreto, en un grupo al que, mi amiga Julia de Cantabria, enseña nuestro idioma y colabora con un sinfín de voluntarias. Es el testimonio más profundo del que me oriento porque conozco a Julia de toda la vida y sé que su información es coherente con su militancia de tantos años que hemos compartido en nuestro trabajo educativo. Intercambiamos pareceres con lo que cuentan estas mujeres de su vida y de sus familias. Lo que nos dejan los residuos de su dolor compartido me resulta el único poso de dignidad de un sinsentido de tan enorme calibre, que es todo este entramado en el que unos y otros estamos metidos, no sé muy bien si sabiendo donde estamos.



         Salvo este intercambio de conocimiento y de razones que permitan hablar de lo que pasa, de lo que sienten las personas que han llegado como refugiadas y de lo que les transmiten quienes los acogen mientras les enseñan un idioma que hasta el momento no conocían. Se trata, al fin y al cabo, de otra guerra, muy alejada del frente de batalla y que será lo que quede, una vez que las bombas callen y nos demos cuenta de que tenemos que seguir viviendo y entendiéndonos en la medida de lo posible. Estos millones de ucranianos desperdigados por multitud de países están definiendo una Ucrania nueva que nadie conoce hasta el momento y que se va forjando a base de palabras, de intercambios personales y culturales y que forjará el futuro. Un día, no hace tanto por más lejos que lo veamos, eso mismo pasó en España y, países como México, por ejemplo, se enriquecieron de la aportación que los refugiados españoles acogidos les dejaron. Quizá los que abominamos de la guerra debiéramos volcarnos en estas personas refugiadas y que de ese contacto surja nueva vida y nuevas relaciones que nos dignifiquen, en alguna medida, a todos. 


domingo, 19 de febrero de 2023

AMIGO

 


         En las conversaciones triviales se dice que uno tiene muchos conocidos pero muy pocos amigos. Paco Ríos fue mi amigo desde que lo conocí en 1965 y estudiamos Magisterio juntos en el Ave María de Granada en la falda de la Alhambra, hasta que un infarto fulminante nos lo arrebató de un zarpazo. Ni Socorro, su compañera de vida, ni quienes le queríamos, entre los que me cuento, lo podemos olvidar porque forma parte de nosotros como una pieza insustituible. Lo primero que conocí de Paco fue TRANSMITE RADIO LUDOVICO, EMISORA CUATROCIENTOS Y PICO DE LA CADENA MARRONCILLA. Era una emisora que había puesto en pie con  Pepe Heredia, el poeta y otros amigos de su amado pueblo, Albuñuelas, que nunca dejamos de recordar mientras nos hacíamos maestros y fraguábamos una amistad inquebrantable que nos va a durar hasta el último día de nuestras vidas. Lo garantizo yo, que soy el último que queda del trío. Esta radio que adjunto era la emisora desde la que se emitía para Albuñuelas y su comarca, el Valle de Lecrín todas las ocurrencias propias de aquella juventud.



         Una vez que nos hicimos maestros y compartimos también el servicio militar de entonces, Paco Ríos derivó a su docencia de Formación profesional mientras su mente privilegiada se dirigía por completo a la investigación tecnológica, de cuyo paso conservé durante años una hermosa tele blanca y un tocadiscos de lámparas salidas de sus manos. ¡Quién las pillara hoy!. El tiempo es implacable y, aunque nunca nos pudo separar, sí nos marcó caminos bien distintos. Mi vida se dedicó a la educación. La de Paco fue un creciente proceso de investigación del que ha florecido una magnífica empresa de Tecnología Biomédica punta,  en una tierra como Andalucía, cuya imagen parece ligada al folklore y a los servicios de restauración. En la empresa de Paco Ríos, BIOTRONIC, ha trabajado él y sus tres hijos que ojalá sigan heredando su ímpetu y sus enseñanzas para que, desde sus ALBUÑUELAS del alma, siga irradiando esa locura tecnológica que lo inundaba.



         Nuestra amistad se ha completado con miles de conversaciones, todas dirigidas a ese mundo de la tecnología que dominaba como nadie y de cuyo desarrollo ha consolidado una serie de aplicaciones dirigidas a combatir el dolor y de la que sus hijos están consolidando una estructura empresarial completamente insólita en Andalucía. Ojalá su pueblo se dé cuenta de las posibilidades que su desarrollo ofrece y apueste por continuar su profundización y su ampliación y se convierta en un foco de perfeccionamiento de la lucha contra el dolor, que es el que considero más avanzado y retome algunos otros, detección del cáncer de mama en 30 segundos completamente indoloro, que Paco siempre me explicaba pero que no ha tenido tiempo de desarrollar porque la muerte nos dejó huérfanos de su presencia y de sus posibilidades investigadoras.



         Como todas las mentes privilegiadas, y la suya lo era sin la menor duda en el campo de la electrónía, aparte de su curiosidad sin límites, llegó a compartir conmigo una fórmula de riego por goteo que instaló en su finca de olivos en su pueblo,  que consistía en instalar el goteo en el tronco de cada olivo a 40 centímetros de altura para extender la humedad y que el agua inundara la tierra antes de que los pedregales la succionaran sin que la humedad consiguiera todo el provecho de sus posibilidades. Yo escuchaba sus explicaciones con la baba caída porque sus posibilidades parecían no tener fin y su mente se convertía en una fuente de conocimiento para quien fuera capaz de escucharlo con la paciencia necesaria. Este acercamiento de la figura de Paco Ríos quiere ser también una invitación a continuar desarrollando las propuestas salidas de su capacidad y del desarrollo de las que tiene en marcha a través de su BIOTRONIC. Como me considero parte de su familia, aunque no sea carnal, me ofrezco en la medida de mis posibilidades, a participar en la difusión de sus ideas sobre Biomedicina y otras aplicaciones. Como verás, querido Paco, nuestros diálogos siguen como siempre y gozan de buena salud.      


                  

domingo, 12 de febrero de 2023

TRAGEDIA

 

         En las dos semanas anteriores he pretendido mirar hacia dentro y comunicar lo que podríamos llamar una tragedia interior. La que he mostrado fue un poco agudo cuando se produjo pero su duración no se ha prolongado en el tiempo porque la acertada intervención de uno de los miembros de la familia la  diluyó como un azucarillo. Podría mostrar otra propuesta gozosa con la gala de los Goya que se celebró anoche y que mostró una excelente cosecha de buen cine en España, pese a tener que lamentar la muerte del director Carlos Saura que recibió el Goya de honor, ya era hora, de cuerpo presente. AS BESTAS fue la película más premiada y todo el mundo celebra el magnífico plantel que se ha propuestas presentado este año, que ojalá se repita en los venideros, cosa que no se puede garantizar de antemano, como es lógico. No me he podido resistir a  comentarlo porque sé que para España ha supuesto un hito importante porque, a fin de cuentas, somos un país mediano c



on una industria cinematográfica manifiestamente mejorable todavía. Pero, hasta ahí podemos contar.



         Me sentiría un poco malnacido si fuera capaz de silenciar el fuerte terremoto que ha asolado del sur de Turquía y buena parte de Siria con trágicas consecuencias en destrucción de edificios, en vidas humanas y en heridos. Los noticieros de las distintas cadenas parece que compiten por ofrecernos el drama más palpitante y me da pudor tener que ofrecer una cifra superior a los 28000 muertos entre los dos países y más de 70000 heridos con el drama añadido de las bajas temperaturas de la zona, que agravan las condiciones de supervivencia en que han quedado los que han podido salvar la vida. A pesar de la amplia campaña de solidaridad con que ha respondido el mundo entero, los beneficios reales son mucho menores por la urgencia en el tiempo y por la enorme fragilidad de todo lo que ha quedado en pie, que hace muy peligrosa su manipulación para encontrar maneras eficaces de llegar hasta los lugares donde pueda quedar vida sin exponerse a nuevos peligros de derrumbe.

         Desgraciadamente no es la  primera vez que la tierra nos muestra su fragilidad y se conocen, a lo largo de  la historia, desastres similares al que comentamos, si bien es verdad que la fuerza del presente alcanza niveles de dramatismo y destrucción de los más altos. No sé si en algún momento del futuro seremos capaces de prevenir situaciones parecidas pero, lo que es en el presente, estamos muy lejos de modificar con nuestros medios las consecuencias de un drama como el que se acaba de sufrir en el sur de Turquía y en Siria. Falta por dilucidar si la solidez de los edificios afectados disponía de todas las medidas que se conocen hoy en día y que, de hecho, se usan en muchos lugares. No dispongo de los conocimientos suficientes para poder informar sobre la solidez de las edificaciones que se han derrumbado, que han sido muchas, pero es lo único que nos puede ofrecer claridad sobre este desastre concreto.



     


    Lo que sí se puede decir es que, en dos zonas de alta sismicidad, como Japón o el Caribe, por ejemplo, las consecuencias de un terremoto parecido, no se parecen apenas  si se producen en un lugar o en otro. Hemos tenido ejemplos en Japón y en Nicaragua o en Haití en los últimos tiempos y los resultados son muy distintos porque en Japón disponen de medios muy superiores defensa contra semejantes calamidades. En ninguno de los dos casos es posible disponer de medios para enfrentar una tragedia semejante, pero no tiene nada que las ver las posibilidades de defenderse de un lugar o de otro. Sobre este drama en concreto y dejando aparte las condiciones de las edificaciones entre Turquía o Siria, no es lo mismo las condiciones de Turquía y de su población sobre las de Siria que, unido a los desastres propios del terremoto, hay que pensar en los largos años de guerra que lleva Siria a sus espaldas. Hasta la solidaridad que ha llegado a la zona, en Turquía ha podido intervenir con libertad mientras que en Siria se ha visto dificultada por la enemistad éntrelos bandos enfrentados. Ni siquiera en los desastres somos lo mismo unos que otros.  


domingo, 5 de febrero de 2023

APEGOS


         La semana anterior me apeteció echar la mirada hacia dentro y ejemplificar un momento de tensión en una familia cualquiera. Por ejemplo, la mía. Como ya nos vamos conociendo, más de una de las personas que leen estas secuencias de vida, pensando que eran de verdad. En efecto, eran verdad pero, como cualquier otra secuencia familiar, hay que ser prudentes porque lo mismo  que llegan, las tensiones se van, por el efecto compensatorio de los equilibrios afectivos que juegan desde el núcleo hacia fuera. Hubo quienes se solidarizaron con las tensiones y mostraron su solidaridad y ánimo para la pronta solución del conflicto que se planteaba. Para poner paz intelectual diré que el conflicto ya está resuelto por obra y gracia del buen hacer del hijo mayor, que decidió asumir su papel de mediador, cosa que suele hacer con frecuencia, y realizar las gestiones adecuadas. La pacificación brotó como por ensalmo, sencillamente porque ninguno de los miembros tenía interés en prolongar la tensión y sí en resolver los motivos que la hicieron nacer.



         Quizá procedería pasar del tema, volver a uno de los asuntos exteriores que también nos ocupan, y dejar el asunto resuelto como un recuerdo de los muchos que forman los apegos familiares y dan cuerpo y solidez a los afectos. Pero quizá también proceda detenernos un poco más, analizar el juego de apegos que van y vienen por el interior de los núcleos afectivos y aprender en qué situaciones se pueden crear tensiones o se pueden resolver las que se van creado. Me parece útil, y así lo hemos hecho en este caso, detenernos en el proceso, como si el conflicto fuera una película y, después de vista, se montara un diálogo sobre el tema en cuestión, y aprendiéramos de lo vivido de qué manera se puede evitar o resolver si se ha llegado a crear. El gozo que se produce una vez que hemos logrado dominar las presiones de cada miembro y hemos accedido de nuevo a la armonía, hace a los conjuntos más fuertes porque aprender es un proceso que nos perfecciona a todos.



         Con la conciencia de haber vencido esta dificultad se produce un estado de bienestar que nos hace un poco más ricos en recursos y más capaces de afrontar la próxima dificultad que se presente que, sin duda, se presentará en cualquier momento. La vida es un sin fin de idas y venidas que configuran el camino. Lo que importa no es huir de las dificultades sino aprender a afrontarlas y saborear las soluciones que podamos alcanzar para resolverlas. Lo que importa no es que seamos unos timoratos que andemos escondiéndonos de las dificultades que la vida nos reserva a cada paso sino que, una vez que detectamos el conflicto, seamos capaces de darle la cara y dedicarnos a su solución con la conciencia de que somos capaces de encontrarle un cauce de salida a su medida. La cultura de la convivencia nos tiene que hacer más fuertes y más prudentes porque, a pesar de que podamos ser capaces de resolver las dificultades, el proceso de solución se realiza a base de esfuerzos individuales y colectivos que también nos desgastan en alguna medida.



         Mi agradecimiento, de todas formas a las alusiones recibidas con la intención de colaborar en la solución del conflicto, que sabemos sincera. También significa que ese núcleo de palabras que vamos compartiendo crea al mismo tiempo ámbitos de entendimiento que acerca y nos hace construir espacios comunes a base de diálogo y lejos de reacciones violentas que son capaces de imponerse en algunos momentos para resolver los conflictos. El lenguaje hablado, las palabras, son espacios de cultura que nos enriquecen a todos y que debemos adoptar como botes salvavidas que nos permiten navegar por el amplio océano de la vida. Desgraciadamente tenemos sobrados ejemplo en los que aprender a los niveles de crueldad que somos capaces de alcanzar cuando decidimos eliminar los espacios de diálogo, siempre posibles y deseables, y tirar por la calle de en medio buscando soluciones rápidas. La vida nos dice cada día que no por mucho madrugar, amanece más temprano.