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domingo, 29 de octubre de 2023

DESCONFIANZA


            Fe de errata.- En el texto anterior, Culpa, se dice que el estado de Israel se fundó en 1048 y debe decir 1948.

            Cada cuerpo tiene sus limitaciones y el mío ha dado su señal de alarma en el conflicto de Gaza e Israel. No puedo soportar más la deriva devastadora sobre la prisión al aire libre que ya era Gaza y su determinación de eliminar a Hamás por completo, sin pensar en los civiles palestinos o en sus 220 secuestrados, que parece que van a constituir los daños colaterales de su sed de venganza. Lo cual no quita que considere un ataque inaceptable y cruel el perpetrado por Hamás contra el territorio israelí en el que murieron más de 1000 inocentes. Sigo preguntándome dónde estaban los servicios secretos israelíes, tenidos entre los más eficaces del mundo, el Mosad. Para terminar este asunto por hoy, quiero manifestar mi limitada información sobre el conflicto y mi opción por los dos estados en la zona, que puedan convivir en paz y en seguridad que muestro  en imagen de nuevo porque fue uno de los momentos en que más cerca se estuvo de alcanzar la tan ansiada paz. Me temo que el señor Netanyahu no busca un acuerdo semejante y su solución se parece más a la del señor Bush en Irak.



         De puertas adentro andamos a la gresca, para variar, ante la posibilidad de que el candidato Sánchez termine sus negociaciones con los partidos consiguiendo los avales necesarios para formar gobierno. El candidato Feijóo tuvo sus más de 30 días para intentarlo, como estimó oportuno, pero el resultado de la votación parlamentaria dijo que le faltaban 4 votos para la mayoría absoluta. El jefe del estado encargó a la segunda fuerza que pudiera intentarlo también y tiene de plazo hasta el 27 de noviembre. Si lo logra, habrá gobierno. Y, si no, iremos a unas nuevas elecciones el 14 de Enero de 2024. La situación es tan simple como eso. No sé por qué aparecen estas discordias sin fin como si el candidato Sánchez no pudiera negociar su propuesta en paz y con tranquilidad, como lo hizo el candidato Feijóo en su momento.  



         Recuerdo en la candidatura del señor Rajoy, hace unos años, que alcanzó su mayoría con el argumento estrella de que bajaría los impuestos. A las 24 horas de haber alcanzado el poder, lo primero que hizo fue subirlos y, a lo largo de su mandato los llegó a subir más de 40 veces. Argumentaba que no podía hacer otra cosa, dada la situación  que atravesaba el  país por entonces y su mayoría lo respaldaba. La palabra maldita para el candidato Sánchez, ahora,  se llama amnistía para los encausados catalanes, que son muchos, que arrastra el conflicto de 2017. Lo que se intenta es sacar ese tema del ámbito judicial y resolverlo en el ámbito de la política, a base de diálogo entre los partidos, cediendo cada uno la parte que le corresponda de su responsabilidad y alcanzando acuerdos que permitan unos niveles de convivencia aceptables, sin que nadie tenga por qué renunciar a sus principios. Y aquí nos hemos atrancado porque cuando el PP ponía mesas para conseguir firmas contra el estatuto catalán, aquello estaba bien, pero intentar acuerdos con las fuerzas catalanas y distender el conflicto que lleva enquistado varios años, parece que no se puede asumir.



         Los datos parece que no interesan demasiado. En 2017, más del 45% de los catalanes se confesaban independentistas. Los últimos sondeos hablan de que no superan el 28%, y lo confirman los resultados de las últimas elecciones. Parece, por tanto, que la política del diálogo y del entendimiento está dando sus frutos y la convivencia mejora. Es cierto que cada uno tiene que ceder una parte de sus planteamientos porque ese es, precisamente, el fundamento de cualquier negociación. Nos vamos acercando a los límites del tiempo del candidato Sánchez y la posibilidad de que consiga una mayoría suficiente que le permita formar gobierno, pone muy nervioso al señor Feijóo y a los suyos, que no lo consiguieron. Preferirían que el candidato Sánchez tampoco lo consiguiera y plantear unas nuevas elecciones, que consideran que les beneficiarían.  



domingo, 22 de octubre de 2023

CULPA


         Yo sé quiénes no son los culpables del problema palestino-israelí que azota a Oriente Medio y que está repercutiendo en el mundo entero. No considero ser muy agudo para poder decir que los 1400 israelíes masacrados por Hamás eran sólo las víctimas más al alcance de la mano de todo lo que viene aconteciendo en la zona desde 1048 en que se creó el estado de Israel y el pueblo palestino quedó abandonado a su suerte, tanto en Cisjordania como en Gaza. Desde entonces todo lo que se ha dicho es que hay que lograr los dos estados para que israelíes y palestinos dispongan de una tierra que puedan considerar suya, en donde vivan en paz y con seguridad. Desde entonces Israel ha dispuesto de un territorio propio y los palestinos no hacen otra cosa que ver cómo pasa el tiempo y siguen un poco en  tierra de nadie, en esa cárcel al aire libre que es Gaza, estrechamente vigilados por Israel y viendo cómo los colonos judíos se instalan en Cisjordania, 500000 hasta el momento. Todo el mundo habla de los dos estados como solución final, pero pasa el tiempo y nadie le  pone el cascabel al gato.



         El reciente ataque terrorista de Hamás ha sido un hecho incalificable con un número de inocentes muertos que no se puede aceptar de ninguna de las maneras. Eso es verdad. La prensa lo califica como el 11S israelí y ciertamente se parece pero en cualquiera de los dos casos uno no puede dejar de preguntarse dónde estaban esos servicios secretos, envidia del mundo entero, para que unos simples milicianos se hayan paseado en ambos casos por delante de sus narices y hayan golpeado en territorio enemigo con toda la crueldad que han querido, sin que nadie les haya hecho frente. El señor Netanyahu no ha dicho ni una sola palabra al respecto. Eso sí, le ha faltado tiempo para empezar bombardear Gaza y estar provocando un drama humano de mayor calibre aun  que el acto terrorista de Hamás. Qué valiente se le ve, con su chaleco antibalas, arengando a sus tropas, 300000 soldados perfectamente pertrechados para que hagan que Hamás sea eliminado de la faz de la tierra. Pero su responsabilidad, a cero. Como le sucedió al señor Bush cuando el 11S.



         En el caso del señor Bush ya sabemos aquello de Irak y sus armas de destrucción masiva que luego no aparecieron por ningún sitio pero que sí justificaron una invasión de Irak y su destrucción como país, nada ejemplar ciertamente, pero con un cierto orden, y su abandono a toda prisa unos años después, dejando a su gente en el abandono más absoluto en manos de los talibanes. Quizá para semejante solución, después del inmenso gasto en  armamento y en vidas humanas, podrían haberse estado quietos y pensarse las cosas un poco más. Mucho me temo que el ardor guerrero del señor Netanyahu vaya un poco en la misma dirección. Por lo pronto, las primeras medidas son las bombas a diestro y siniestro para que los civiles se vayan enterando de con quien se las gastan, como si no lo supieran hasta el momento, cortar cualquier tipo de suministro que es una medida reconocida en la Convención de Ginebra y cuando pasan varios días, permitir que entren 20 camiones de ayuda humanitaria para atender a 2 millones de personas y su ejército rodeando la zona para que no se mueva ni una mosca sin su permiso. Mientras tanto, los 200 rehenes que secuestró Hamás, a la espera de que su gobierno encuentre una fórmula para su liberación.



         Yo me pregunto si verdaderamente aprendemos algo de las tropelías que vamos dejando para la Historia. Israel tiene todo  el derecho a existir y casi la mitad de su población, que está por la paz en la región y por encontrar una fórmula de convivencia con los palestinos merece todo mi respeto y seguramente yo sería uno de ellos si viviera en aquel lugar. Pero eso no quita que uno se vuelva ciego o sordo y  niegue la masacre que se está produciendo en Gaza contra la población civil y lo que, según parece, está por llegar, sabiendo de sobra por todas las experiencias que conocemos, la dirección de muerte y de odio que se vuelve a tomar contra inocentes. Esos son los únicos que han muerto hasta el momento por ambos bandos.




  

domingo, 15 de octubre de 2023

DESTINO


         No faltan argumentos para concluir con el tradicional apaga y vámonos, callarse la boca por completo y esconderse cada uno por donde pueda y que salga el sol por Antequera. Se pueden cerrar los ojos y negarse a ver lo que pasa o meterlos debajo de tierra y contar que no se ve nada. Los pequeños, cuando tienen un problema que los supera, se tapan los ojos con sus manos y se dicen que no ven. No sé si son soluciones para alguien negar las realidades que tenemos delante, sencillamente porque lo que vemos es muy duro y nos resulta difícil de asumir o nos agobia. Todos, en muchos momentos tenemos tentaciones de eludir determinadas realidades porque nos pesan demasiado. Lo que sucede es que por el hecho de que nos molesten o nos empeñemos en no afrontarlas no desaparecen.  Es más, lo que seguramente sucede es que alguien decide intervenir para resolverlas, prescindiendo de  nuestro criterio y resuelve a su modo de ver y nos quedamos fuera de juego mientras los conflictos se van resolviendo sin nuestra aportación, como si no fuera con nosotros.



         También es cierto que el criterio de cada uno, por sí sólo, no vale mucho. Pero todas las opiniones cuentan y si somos capaces de asumir un criterio y aportarlo a cualquiera de los problemas que nos circundan, puede que ninguna de las aportaciones individuales sean insuficientes para lograr una solución aceptable, pero cada opinión, por pequeña que sea, nos sitúa un poco más cerca de la solución final y aporta un grano de criterio para la solución de cualquier conflicto que tengamos entre  manos. Un refrán de mi pueblo decía más valen muchos pocos que pocos muchos y creo que ilustra mejor que mis explicaciones el sentido de lo que intento decir. Intencionadamente esta mañana me he negado a concretar cualquiera de los conflictos que nos agobian: Ucrania, Israel y Hamás, la formación de un nuevo gobierno por el candidato Pedro Sánchez… Podríamos seguir con una larga lista pero, estos tres, puede que ilustren suficientemente, mis pretensiones este domingo.  



         Ucrania ha desaparecido del mapa de nuestra atención, pero su problemática con Rusia sigue completamente viva y esta semana hemos podido escuchar al señor Putin ofrecer una solución para el drama de Israel que yo me he dicho: “Pues es verdad que si las partes pusieran en marcha lo que este señor comenta, es posible que se resolviera razonablemente”. Y hubiera querido terminar mi razonamiento con esta frase. Pero mi atención no ha escurrido el bulto y, antes de cambiar de plano he concluido diciendo: “Y si es capaz de ofrecer un razonamiento para otros, qué trabajo le costaría aplicárselo él mismo y se resolvería de un plumazo el conflicto de Ucrania, que lleva pinta de convertirse en interminable”. Aquí dejé mi reflexión y pasé a otra cosa porque me dieron ganas de llorar, no sé si de rabia, de impotencia o de vergüenza de sentirme miembro de un mundo que se mueve a diestro y siniestro sin aclarar ni dirección ni destino.



         Sobre el intento de formación de gobierno del candidato Sánchez, esta  semana se ha entrevistado, entre otros, con los representantes de Bildu y la señora Gamarra comentaba en la tele que no se puede caer más bajo sentarse a hablar con esa fuerza política. Inevitablemente he recordado, hace unos años, más de doce ya, cuando todos explicábamos a ETA que lo que tenían que hacer era dejar las armas de una vez y presentarse a las elecciones como todos los partidos y defender sus ideas a base de argumentos, con la palabra y no con las pistolas. No quiero hacer un recorrido exhaustivo de lo que pasa y prefiero centrarme en determinados detalles que me parecen especialmente significativos por si ese camino aclarara en alguna medida el destino que buscamos porque, de lo contrario, podemos terminar todos locos y andar por la vida como pollos sin cabeza. Ese espectáculo no me parece muy recomendable.



domingo, 8 de octubre de 2023

CALEIDOSCOPIO


         Ya tengo edad de sobra para saber que no hay día del que no podamos sacar su ración de dicha y su lote de dolor correspondiente. Muchas veces debidamente mezclado, de modo que resulta difícil separar la alegría de la pena porque se presentan en forma de tortilla y, casi siempre mezcladas en el tiempo, hasta el punto que se hace difícil separar la risa del llanto. Quien me conoce bien sabe que no tengo mucho de patriotero, más bien al contrario. Pero no quiero pasar por alto que Granada esta semana, sobre todo jueves y viernes ha sido tomada por Europa, hasta el mismo Zelenski que se ha presentado de improviso, con la consiguiente desesperación del cúmulo de incomodidades para una cuidad mediana como Granada,  que se ve casi inutilizada en  su centro, por imperativo de las  medidas de seguridad, tan incómodas para los ciudadanos,  por más que puedan ser ineludibles. Hasta 50 jefes de estado o de gobierno nos han inundado de europeísmo, por lo que no es excesivo hablar de que Granada ha sido la capital de Europa estos días.



         Sé que los resultados no han sido todo lo brillantes que hubieran necesitado, cuando se estaba tratando de un  problema tan apremiante como el de los refugiados del mundo, que nos llegan pretendiendo un espacio parecido al que tenemos nosotros, para que su vida también conozca la dignidad que ellos creen que tenemos. Podría acusar como culpables a Polonia y a Hungría porque, sus mandatarios han encabezado las tesis más reaccionarias y no mentiría,  pero sé que muchos de los demás, sin llegar a tanto, vivimos el tema de los refugiados como un incordio que molesta a esta especie de paraíso que nosotros creemos que poseemos, sin querer ver que la verdad nos muestra, una realidad muy compleja de la que todos formamos parte y compartimos las luces y las sombras, intercambiables en según qué momentos. Ucrania y su drama que no acaba, puede ser un buen ejemplo, por tenerla a tiro de piedra. Cualquiera de nosotros puede ser el siguiente pasado mañana sin que nos demos mucha cuenta y desaparece este sueño de paraíso que vivimos.



         De toda la reunión de políticos me apetece quedarme con la secuencia de Úrsula von der Leyen y una de las guías de la Alhambra, durante la visita protocolaria. La presidenta de la Comisión Europea se paró delante de la guía y le celebró la belleza de su pañuelo del cuello. Le pidió permiso para tocarlo. Es de seda y lleva dibujado el Jarrón de las Gazelas, una de las muchas joyas de la Alhambra. Termina la visita y cuando la Presidenta se iba, la guía la llama corriendo descalza, con sus zapatos en la mano. Llega a su altura y le regala el pañuelo que la Presidenta acepta gozosa y que inmortaliza solicitando al fotógrafo una foto con la guía, después de abrazarla. Vuelve al cochecito que la trasladaba, enarbolando el pañuelo como los futboleros cuando gana su equipo. Le faltó cantar el oeé, oee oee oee. Sabemos que los pañuelos del Jarrón de las Gacelas tardaron minutos en venderse de todas las tiendas de la Alhambra, que son varias. La secuencia me encanta toda, pero, sobre todo, la de la Presidenta enarbolando su pañuelo como si de un trofeo se tratara y ella fuera una muchacha paseando cerca de su casa. Al día siguiente, pudimos ver que lo llevaba puesto.



         Ya me gustaría, pero antes de digerir la hermosa secuencia anterior, llena de sencillez y humanidad, me topo de bruces con un ataque a gran escala de las milicias de Hamás al ejército israelí y a varias de sus ciudades que nos viene a confirmar lo poco que dura el pan en la casa del pobre. Los daños para Israel han sido importantes, pero la respuesta de Netanyahu no ha tardado en llegar: un bombardeo masivo de la franja de Gaza y una afirmación de que va a destrozar la zona por completo. Como si hasta el momento dicha zona hubiera gozado de tranquilidad ni un solo día, vigilada por el ejército israelí en todo momento. No me cabe la guerra en la cabeza y reniego de ella por completo. En el larguísimo conflicto árabe israelí no quiero otra foto en mi memoria que la del general israelí Isaac Rabín con el presidente palestino Yassir Arafat, saludándose, a punto de firmar la paz.         



domingo, 1 de octubre de 2023

EL ESPEJO

 

         Esta semana hemos vivido una curiosa secuencia política en la que el señor Feijóo se postulaba ante el Parlamento como candidato a Presidente del Gobierno con 172 votos garantizados. Desde que se celebraron las elecciones generales el 23 de Julio sabía que esos eran los votos con que contaba y, pese a saber que no eran suficientes para alcanzar la mayoría absoluta, 176, se propuso como candidato ante el jefe del estado con el argumento de que había sido la fuerza más votada, lo cual era verdad. El detalle es que, a pesar de que el argumento de la fuerza más votada es lo que más se ha escuchado estos días previos a la investidura y en los largos y tediosos debates de su presentación como candidato, resulta que el argumento no tenía recorrido alguno porque para ser investido no contaba el ser o no la fuerza más votada sino alcanzar los 176 votos parlamentarios o más síes que noes y pese a haber conseguido ser el primer candidato propuesto por el rey y pese a haber solicitado de la Presidencia del Congreso un mes para intentar que los números le cuadraran, el día de su presentación llegó con los mismos 172 que tenía desde el principio y sabía que no eran suficientes.



         El día 27,  martes pasado, en un largo discurso dirigido fundamentalmente al presidente en funciones, señor Sánchez fue desgranando una serie de argumentos encaminados a valorar  su candidatura, como si alguien la hubiera puesto en entredicho, y a tirar por tierra los males que podrían suponer para el país, un gobierno presidido por el señor Sánchez, que en ese momento no era candidato, ni lo es tampoco en este momento. Su bancada no paraba de aplaudir pero los que estábamos escuchándolo no logramos enterarnos, en las dos horas que estuvo en el uso de la palabra, de cuáles eran los argumentos que presentaba, salvo el de haber sido la fuerza más votada, que nadie había puesto en cuestión, para que el parlamento lo invistiera como Presidente del Gobierno, que era de lo que se trataba la sesión.



         Una vez que dio comienzo el turno de réplicas, apareció en la tribuna un parlamentario del Partido Socialista que no era el que él esperaba y al que se había estado dirigiendo todo el rato. El señor Oscar Puente, con un verbo encendido, se dedicó a manifestarle que su discurso de candidato, que era de lo que iba la sesión, no se había escuchado y, ya de camino, no dejó de desgranar una serie de contradicciones que ponían de manifiesto que el discurso planteado por el candidato no era el apropiado, como tampoco que se estuviera dirigiendo todo el rato al señor Sánchez, al que nadie lo había propuesto. Todo hace pensar que ante la desorientación de haber preparado una serie de diatribas dirigidas contra al señor Sánchez y ver que el señor Sánchez no habría el pico porque no tenía por qué hacerlo, el candidato no se dio por aludido y continuó usando su verbo contra alguien que estaba  frente a él pero que no se daba por aludido porque la sesión no iba del señor Sánchez, sino de él, que se examinaba para que el Parlamento lo nombrara Presidente del Gobierno o no.



         Hoy ya hemos salido de dudas después de las dos votaciones reglamentarias. La primera, si el candidato alcanzaba los 176 correspondientes a la mayoría absoluta del martes 27, que no alcanzó porque no se movió de los 172 que ya traía desde el principio y la segunda del viernes si, podía conseguir más síes que noes, que era la segunda posibilidad. También esta opción fue rechazada porque frente a sus 172 síes hubo 177 noes y un voto nulo. Con lo que la candidatura del señor Feijóo fue rechazada y ahora tiene que nombrar el jefe del estado un nuevo candidato. Si el segundo candidato logra el apoyo parlamentario suficiente, será el próximo Presidente del Gobierno. Y si no lo logra tampoco, tendremos nuevas elecciones el 14 de Enero. Lo sorprendente ha sido que el candidato fracasado casi ha salido a hombros de los suyos, no sé por qué, mientras que el señor Sánchez ha quedado como malo malísimo, sin haber abierto la boca en todo el debate. ¡Vivir para ver!.