No
faltan argumentos para concluir con el tradicional apaga
y vámonos, callarse la boca por completo y
esconderse cada uno por donde pueda y que salga el sol por Antequera. Se pueden
cerrar los ojos y negarse a ver lo que pasa o meterlos debajo de tierra y
contar que no se ve nada. Los pequeños, cuando tienen un problema que los supera,
se tapan los ojos con sus manos y se dicen que no ven. No sé si son soluciones
para alguien negar las realidades que tenemos delante, sencillamente porque lo
que vemos es muy duro y nos resulta difícil de asumir o nos agobia. Todos, en
muchos momentos tenemos tentaciones de eludir determinadas realidades porque
nos pesan demasiado. Lo que sucede es que por el hecho de que nos molesten o
nos empeñemos en no afrontarlas no desaparecen.
Es más, lo que seguramente sucede es que alguien decide intervenir para
resolverlas, prescindiendo de nuestro
criterio y resuelve a su modo de ver y nos quedamos fuera de juego mientras los
conflictos se van resolviendo sin nuestra aportación, como si no fuera con
nosotros.
También
es cierto que el criterio de cada uno, por sí sólo, no vale mucho. Pero todas
las opiniones cuentan y si somos capaces de asumir un criterio y aportarlo a
cualquiera de los problemas que nos circundan, puede que ninguna de las
aportaciones individuales sean insuficientes para lograr una solución
aceptable, pero cada opinión, por pequeña que sea, nos sitúa un poco más cerca
de la solución final y aporta un grano de criterio para la solución de
cualquier conflicto que tengamos entre
manos. Un refrán de mi pueblo decía
más valen muchos pocos que pocos muchos y creo que ilustra
mejor que mis explicaciones el sentido de lo que intento decir.
Intencionadamente esta mañana me he negado a concretar cualquiera de los
conflictos que nos agobian: Ucrania, Israel y Hamás, la formación de un nuevo
gobierno por el candidato Pedro Sánchez… Podríamos seguir con una larga lista
pero, estos tres, puede que ilustren suficientemente, mis pretensiones este
domingo.
Ucrania
ha desaparecido del mapa de nuestra atención, pero su problemática con Rusia
sigue completamente viva y esta semana hemos podido escuchar al señor Putin
ofrecer una solución para el drama de Israel que yo me he dicho: “Pues es
verdad que si las partes pusieran en marcha lo que este señor comenta, es
posible que se resolviera razonablemente”. Y hubiera querido terminar mi
razonamiento con esta frase. Pero mi atención no ha escurrido el bulto y, antes
de cambiar de plano he concluido diciendo: “Y si es capaz de ofrecer un
razonamiento para otros, qué trabajo le costaría aplicárselo él mismo y se
resolvería de un plumazo el conflicto de Ucrania, que lleva pinta de
convertirse en interminable”. Aquí dejé mi reflexión y pasé a otra cosa porque
me dieron ganas de llorar, no sé si de rabia, de impotencia o de vergüenza de
sentirme miembro de un mundo que se mueve a diestro y siniestro sin aclarar ni
dirección ni destino.
Sobre el intento de formación de gobierno del candidato Sánchez, esta semana se ha entrevistado, entre otros, con los representantes de Bildu y la señora Gamarra comentaba en la tele que no se puede caer más bajo sentarse a hablar con esa fuerza política. Inevitablemente he recordado, hace unos años, más de doce ya, cuando todos explicábamos a ETA que lo que tenían que hacer era dejar las armas de una vez y presentarse a las elecciones como todos los partidos y defender sus ideas a base de argumentos, con la palabra y no con las pistolas. No quiero hacer un recorrido exhaustivo de lo que pasa y prefiero centrarme en determinados detalles que me parecen especialmente significativos por si ese camino aclarara en alguna medida el destino que buscamos porque, de lo contrario, podemos terminar todos locos y andar por la vida como pollos sin cabeza. Ese espectáculo no me parece muy recomendable.
AGOTAMIENTO.
ResponderEliminarCansancio vital.
Náusea...
Te quedaste muy corto, pero genial, como siempre.
Enhorabuena.
Gracias.
Feliz domingo...
Besos 😘
Necesitamos mesura, precisión y consideración para el adversario. Un beso
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