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domingo, 27 de febrero de 2022

SE TRASPASA

 


         Fue mi hijo Nino el que me señaló el SE TRASPASA, cuando pasamos frente a la puerta con su hija África, que íbamos a dar un paseíllo. Cubría en blanco y negro casi todo el letrero familiar de LIBRERÍA ESCUELA POPULAR. No le hicimos mucho caso y seguimos andando. Hasta saludamos desde lejos a Alfonso, que asomó por la puerta. Sentados en un banco de madera, frente al Manjón comentamos que sería porque Alfonso estaría preparando su jubilación. Mientras la Afri correteaba alrededor del banco recordé el momento en que entrevistamos a los dos candidatos para responsabilizarse de la Librería, hacía más de 50 años. Acabábamos de firmar el contrato de arrendamiento del local de 180 m2 Isabel de Haro, Matías Bedmar y el que os habla. Siguen a la vista las tres persianas a las que les dedicamos varias tardes adaptando tres dibujos de los niños de Mercedes, los mejores siempre, para que ocuparan todo el espacio. Decoración hermósamente insólita entonces y lo sigue siendo hoy, 50 años después, aunque se les nota mucho el paso el tiempo, lo mismo que a nosotros.



         Espero que Alfonso logre traspasar el negocio y que siga siendo una pieza más del barrio a la que cualquier familia se pueda acercar preguntando por los libros del Fuente Nueva, del Manjón y hasta de la Facultad de Ciencias, todos muy cercanos. Mientras tanto, casi todos nosotros, ya estamos lejos, después de haber dejado en aquel espacio media vida de gozos, de decepciones y de aprendizajes. Hace años que no nos reunimos en el espacio interior, a pesar de que se mantiene la mesa larga donde hemos vivido tantas asambleas. El recuerdo más vivo que tengo es el de la tarde del 23F, que la pasé solo, escuchando la radio, porque Alfonso se había ido. Él estaba más señalado políticamente, aunque yo entonces  no lo sabía. Cuando me cansé de escuchar a Gabilondo y compañía, cerré y me fui a mi casa como si fuera una tarde cualquiera. Después…, pasó lo que pasó y hoy todo el mundo lo estudia como una fecha señalada.



         Los socios del MOVIMIENTO COOPERATIVO DE ESCUELA POPULAR, dueños de la librería terminamos dejando a Alfonso la propiedad del uso y nosotros seguimos manteniendo el nombre, que siguió siendo lo que nos identificaba. Desde allí distribuimos durante años la revista COLABORACIÓN, órgano del MCEP  para toda España. En algún momento nos acercamos a los 2000 suscriptores como podrá dar fe Manolo Navarro, que era el que mejor controlaba  las cuestiones administrativas. También llegamos a poner en pie la EDITORIAL ESCUELA POPULAR,  con más ilusión que eficacia. Los sábados a las 12 fueron nuestros momentos de reflexión. Aprendimos lo que pudimos y nos dejamos los ánimos hasta que la mayoría fuimos desapareciendo, decepcionados y quemados dentro del laberinto de contradicciones en el nosotros mismos nos metíamos, mientras nuestra vida se iba quedando entre aquellas paredes y en medio de discusiones sin límite.



         Cada uno voló como pudo, si bien el MCEP continúa hoy, con algunos de los miembros de entonces y con otras incorporaciones nuevas. La mayoría de nosotros nos fuimos dispersando. En mi caso nunca perdí la relación con la LIBRERÍA por mi persistente afición a la literatura. Hoy he terminado viviendo en el mismo bloque donde se ubica y Alfonso y yo nos vemos como vecinos normales y corrientes. Este texto no pretende ser dramático para nada. Se conforma con ser testigo del paso del tiempo y constata que muchos de nosotros hemos dejado dentro de las paredes de la LIBRERÍA ESCUELA POPULAR, seguramente que los mejores años de nuestras vidas y allí hemos interiorizado aprendizajes educativos y políticos que nos acompañarán a la tumba. Si mañana veo en la puerta alguna figura que no sea la de Alfonso, creo que seguiré entrando con confianza y sintiendo que estoy en mi casa.



domingo, 20 de febrero de 2022

CAÍDA LIBRE

 

         Ya hemos comprobado que la variante ómicron, que es la que en este momento nos domina, tiene una fuerte capacidad infecciosa y menos gravedad para los casos extremos o los fallecimientos. Esta sexta ola nos ha llevado a superar los 3000 de media, si bien en el nordeste hemos superado los 5000, cifra completamente insólita en las primeras olas. Sin embargo los casos graves y los fallecimientos, con ser siempre dramáticos, no han alcanzado las terroríficas cifras del principio en el que las UCIs llegaron a encontrarse abarrotadas y los fallecimientos rozaron por momentos los 1000 diarios. Cuando hablamos de desgracias de este calibre, mencionar números resulta un poco indecoroso porque sabemos que cada persona es un mundo y su caso implica a toda una familia a la que le van a importar poco los números globales y muchísimo su drama personal. Pero es inevitable alejarse de los dramas personales en algún momento para asumir una incierta idea de las proporciones en el conjunto del tiempo y del espacio.



         De los 3000  a los que nos llevó esta sexta ola, acariciamos ahora los 500 y seguimos bajando. Esta cantidad hubiera sido muy importante con el nivel de fallecimientos del principio, alrededor del 2´7%, mientras que ahora no superan el 0´5%. Ya sé que no nos consuela la mejor situación actual pero nadie puede negar que la diferencia en favor de la actualidad es notoria. Las causas son principalmente dos: el alto nivel de vacunaciones que hemos alcanzado, que nos sitúa a la cabeza del mundo por encima del 90% y el altísimo grado de contagios que, una vez superados por la menor gravedad actual, hace que quienes superan la infección terminen inmunizados. De este modo, a pesar de que no es imposible la reinfección en algunos casos, lo cierto es que cada vez disponemos de mayores y mejores armas contra el virus. Si a esta situación añadimos que los expertos plantean que esta pudiera ser la última ola, siempre que no aparezca una nueva variable, que hoy se ve improbable, podemos aventurar con todas las precauciones, que podemos estar tocando la cola de este bicho que va a hacer dos años que nos cambió la vida.



         Según datos de la ONU, alrededor de 10 millones de personas podrían haber sido las víctimas que se hubiera llevado el virus hasta el momento. La gripe española de 1918 se llevó unos 50 millones, lo que nos puede dar idea de la gravedad de una y de otra. A pesar de las significativas desproporciones de vacunas entre unos países y otros, dependiendo de las condiciones económicas de cada uno y asumiendo que en este momento ya hay algún medicamento que resulta eficaz para los casos más graves, podemos colegir que las condiciones actuales no son comparables en los dos casos. Insistimos una vez más que quien ha resultado infectado gravemente en cualquiera de los dos momentos no puede hacerse idea de proporciones. Sobre todo si ha terminado falleciendo. Pero este dramatismo particular ha sucedido siempre y también sería injusto valorar la totalidad del drama colectivo si solo lo miramos caso a caso.



         No sé cuánto nos queda para superar esta plaga y ojalá, como parece, estemos caminando ya sobre la cola del bicho. Lo que sí tenemos que tener claro es que las cosas no volverán a ser como las conocimos antes del  covit 19. Casi dos años con unas costumbres que no conocíamos como parámetros habituales de comportamiento: ausencia de abrazos y de besos, saludos con los codos. Distancias de seguridad superiores a un metro cuando nuestros comportamientos estaban rodeados de roces afectivos que hoy empezamos a ver extraños cuando ha sido siempre una seña de nuestra identidad en muchos países, entre ellos el nuestro, la permanente presencia de las mascarillas que tanto daño nos ha supuesto  frente a aquel dicho de que la cara es el espejo del alma cuando hemos tenido que vivir con la cara oculta como si nos estuviéramos escondiendo unos de otros. Miles de pequeños detalles que nos han cambiado la vida y que nos harán sentirnos distintos si, como parece, este virus termina siendo una gripe más en adelante.



domingo, 13 de febrero de 2022

BAJANDO

     Cuando hemos alcanzado incidencias medias superiores  a los 3000, poder decir que, a día de hoy, bajamos de los 1500 es un importante desahogo, tanto más cuanto que el ritmo de bajada, por el momento desciende a 100 por día. A medida que la media baje, lo normal será que el ritmo se ralentice. La previsión insinúa que a final de este mes andemos ya en cifras muy moderadas, quizás 200 o algo parecido. Si sabemos, además, que las infecciones son provocadas por la variante ómicron, que ya nos ha demostrado su alta capacidad extensiva, pero su moderada gravedad por el hecho de encontrarnos a la casi totalidad de la población con las vacunas puestas, en este momento se nos presenta un panorama tranquilizador para terminar de afrontar esta sexta ola. Otra cosa bien distinta es predecir si esta será la última, como muchos expertos nos van diciendo, o tendremos que prepararnos para afrontar la siguiente dentro de un par de meses. Los peores augurios nos presentan un panorama parecido al actual en infecciones pero más leve en intensidad, salvo que aparezca alguna improbable variante nueva.


 Reconozco que la semana anterior me salí del tiesto introduciendo la invitación de Ivonne, después de 40 años de deambular cada uno por su mundo, a que nos encontráramos, nos miráramos a los ojos, constatáramos lo que la vida había hecho de cada uno y nos planteáramos cómo seguir a partir de ese momento. Os informo que el encuentro ya se ha producido, nos hemos intercambiado teléfonos y producciones literarias para saber cada uno un poco más del otro y, a partir de ahora, las relaciones se iniciarán con la clara conciencia de que…, nosotros…, los de entonces…, ya no somos los mismos. Si seguimos vivos os seguiré informando de las incidencias y avatares que la vida nos depare. Lo primero que puedo decir es que la vida no deja de sorprendernos con secuencias como la que aquí se describe. La vivencia del encuentro fue un privilegio más que la vida me ha otorgado y por lo que me siento, una vez más,  profundamente agradecido.



         Nuestra pandemia, mientras tanto, anda dramáticamente irregular según las zonas. El primer mundo con un alto nivel de vacunación, alrededor del 60% y el 40% restante de negacionismo, con crecientes manifestaciones antivacunas, llenando las UCIs de infectados y ocasionando importantes gastos a la sanidad pública, que pagamos entre todos, porque los procesos de rehabilitación son lentos y costosos. Más de uno manifiesta su arrepentimiento por su desprecio a las vacunas cuando sus neumonías los colocan a un paso de la muerte. A muchos terminan llevándoselos. A otros, después de complicados cuidados, los vuelven a la vida con una actitud más humilde para asumir los medios con los que contamos por el momento, que todavía no son muchos. El tiempo, mientras tanto, pasa. El próximo mes hará dos años ya que andamos en guerra contra este bicho y todavía no está resuelto al 100 por 100. A los que no quieren vacunarse los estados procuran presionarlos para que lo hagan pero nadie se atreve a establecer la obligación general de la vacuna por reparos legales de principio.



         Aunque no lo parezca la vida sigue y mientras andamos aprendiendo a vivir con el virus Rusia, mientras tanto, ha plantado en la frontera con Ucrania una impresionante fuerza militar de hasta 13000 combatientes y dice que está haciendo maniobras terrestres y marítimas, mientras el llamado mundo occidental con EEUU a la cabeza interpreta que lo que está preparando es una invasión de Ucrania en toda regla. No creo que este problema nos haga olvidar la pandemia pero sí nos está desviando la atención y nos dice que los problemas siguen sucediendo por más que tratemos de ignoraros con la excusa del virus. La sanidad pública, sin ir más lejos, ha bajado de calidad bastantes puntos, sencillamente porque no se puede atender a todo del golpe. La prioridad que se le ha dado a los infcctados por el virus, ha significado inevitablemente, desatender otras necesidades que veremos a ver si podremos recuperar. 

  

domingo, 6 de febrero de 2022

CASUALIDADES – CAUSALIDADES

 

         Hace casi 40 años ANTONIO FERNÁNDEZ LÓPEZ me escribió un sencillo prólogo a mi primer libro de poemas. Estuve de visita en Granada y con una prima del padre de mis hijos y su esposo salimos de tapas y entre las personas presentes estaba Antonio. Le comenté mi interés por la poesía. Posteriormente debí de enviarle copia de los poemas del libro UMBRALES, que fue publicado en 1984.

Hace 22 años que vivo en la provincia de Granada. He preguntado a varías personas para que me facilitaran el número de teléfono de Antonio, aún sin éxito. Quería y quiero hacerle entrega en mano de ejemplares de libros de poemas publicados y sobre todo:. AGRADECER PERSONALMENTE SU APOYO EN AQUEL ENTONCES. Es probable que se hubiera dilatado mis ganas de decirme y decirle al mundo.

Antonio, muchísimas gracias, por esas palabras que abrieron y apartaron miedos.

Ahora vivo en Cájar, cerca de Granada, cómo te lo he dejado por mensaje privado en Messenger.

Espero lograr comunicarme contigo.

Ivonne Sánchez Barea.

 

Pues, mira por dónde, querida Ivonne, acabas de llegar. En este momento, después de 40 años, contactamos de nuevo. En cuanto termine de escribir este texto me pondré en contacto contigo, vía Whatsapp. Estamos a unos 10 kilómetros de distancia el uno del otro. Sin embargo ha tenido que ser Ismael Lorenzo desde Miami, a quien acabo de conocer hace una semana, quien nos ponga en contacto.



         Parece que me voy del tema, pero no es verdad. Hoy se iba a llamar BAJADA EN PICADO o algo así, pero decidme quién es capaz de pasar por alto un texto como el que acabo de recibir y que os paso literal, como si nada hubiera pasado. Yo no he podido y ahí os lo pongo de cabecera para que nos pueda servir de reflexión dominguera. Lo primero que me viene a la cabeza es este poemita de Rafael Alberti que recito miles de veces como si se tratara de un martillo pilón:

Que no me digan a mi,

Que el canto de la cigüeña

No es bueno para dormir.

 

Si la cigüeñita canta

Arriba en el campanario,

Que no me digan a mí

Que no es del cielo su canto.



         No sé qué relación tiene una cosa con otra, pero mi mente las ha relacionado al momento. Del mismo modo, esta vez un poco más lógica, también me llega que la distancia más corta entre dos puntos no es la línea recta, sino la que los une antes. En este caso han pasado 40 años y, estoy seguro, que millones de vicisitudes en cada uno de nosotros para que, vía Miami, nos llegue la conexión deseada a Ivonne Sánchez Barea y a mí. Sería suicida, a estas alturas de la película, no hacer que se produzca la conexión, aunque no sea más que por unir un deseo, largamente sentido, con su destino. No tengo ninguna garantía de lo que va a pasar después pero sé que el siguiente paso que tengo que dar, es conectar con Ivonne, mirarla a los ojos, recibir ese ejemplar de UMBRALES que desea ofrecerme y hablar con ella un rato. Lo que pase después…, ya veremos. Por mi parte os daré cumplida referencia por si alguien tiene interés en conocer cómo sigue esta historia.



         No es la primera vez que me pasa algo similar. Una vez más mi aprendizaje es que las casualidades no existen sino que, muchas veces, nuestro conocimiento no alcanza a unir dos puntos concretos. Nuestro reto, por tanto, está en confiar en la vida bastante más de lo que lo hacemos normalmente y aprender, siempre aprender. La vida tiene siempre lecciones para nosotros, aunque no siempre nosotros estemos receptivos para asumirlos. Dejo como conclusión esta frase de Jesús, de uno de los cuatro evangelistas que no puedo precisar: ni un solo pelo de la cabeza se mueve sin que mi padre, que está en los cielos, lo conozca. Hoy no tengo otro padre que no sea la ARMONÍA de la vida y a ella me remito.