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domingo, 20 de febrero de 2022

CAÍDA LIBRE

 

         Ya hemos comprobado que la variante ómicron, que es la que en este momento nos domina, tiene una fuerte capacidad infecciosa y menos gravedad para los casos extremos o los fallecimientos. Esta sexta ola nos ha llevado a superar los 3000 de media, si bien en el nordeste hemos superado los 5000, cifra completamente insólita en las primeras olas. Sin embargo los casos graves y los fallecimientos, con ser siempre dramáticos, no han alcanzado las terroríficas cifras del principio en el que las UCIs llegaron a encontrarse abarrotadas y los fallecimientos rozaron por momentos los 1000 diarios. Cuando hablamos de desgracias de este calibre, mencionar números resulta un poco indecoroso porque sabemos que cada persona es un mundo y su caso implica a toda una familia a la que le van a importar poco los números globales y muchísimo su drama personal. Pero es inevitable alejarse de los dramas personales en algún momento para asumir una incierta idea de las proporciones en el conjunto del tiempo y del espacio.



         De los 3000  a los que nos llevó esta sexta ola, acariciamos ahora los 500 y seguimos bajando. Esta cantidad hubiera sido muy importante con el nivel de fallecimientos del principio, alrededor del 2´7%, mientras que ahora no superan el 0´5%. Ya sé que no nos consuela la mejor situación actual pero nadie puede negar que la diferencia en favor de la actualidad es notoria. Las causas son principalmente dos: el alto nivel de vacunaciones que hemos alcanzado, que nos sitúa a la cabeza del mundo por encima del 90% y el altísimo grado de contagios que, una vez superados por la menor gravedad actual, hace que quienes superan la infección terminen inmunizados. De este modo, a pesar de que no es imposible la reinfección en algunos casos, lo cierto es que cada vez disponemos de mayores y mejores armas contra el virus. Si a esta situación añadimos que los expertos plantean que esta pudiera ser la última ola, siempre que no aparezca una nueva variable, que hoy se ve improbable, podemos aventurar con todas las precauciones, que podemos estar tocando la cola de este bicho que va a hacer dos años que nos cambió la vida.



         Según datos de la ONU, alrededor de 10 millones de personas podrían haber sido las víctimas que se hubiera llevado el virus hasta el momento. La gripe española de 1918 se llevó unos 50 millones, lo que nos puede dar idea de la gravedad de una y de otra. A pesar de las significativas desproporciones de vacunas entre unos países y otros, dependiendo de las condiciones económicas de cada uno y asumiendo que en este momento ya hay algún medicamento que resulta eficaz para los casos más graves, podemos colegir que las condiciones actuales no son comparables en los dos casos. Insistimos una vez más que quien ha resultado infectado gravemente en cualquiera de los dos momentos no puede hacerse idea de proporciones. Sobre todo si ha terminado falleciendo. Pero este dramatismo particular ha sucedido siempre y también sería injusto valorar la totalidad del drama colectivo si solo lo miramos caso a caso.



         No sé cuánto nos queda para superar esta plaga y ojalá, como parece, estemos caminando ya sobre la cola del bicho. Lo que sí tenemos que tener claro es que las cosas no volverán a ser como las conocimos antes del  covit 19. Casi dos años con unas costumbres que no conocíamos como parámetros habituales de comportamiento: ausencia de abrazos y de besos, saludos con los codos. Distancias de seguridad superiores a un metro cuando nuestros comportamientos estaban rodeados de roces afectivos que hoy empezamos a ver extraños cuando ha sido siempre una seña de nuestra identidad en muchos países, entre ellos el nuestro, la permanente presencia de las mascarillas que tanto daño nos ha supuesto  frente a aquel dicho de que la cara es el espejo del alma cuando hemos tenido que vivir con la cara oculta como si nos estuviéramos escondiendo unos de otros. Miles de pequeños detalles que nos han cambiado la vida y que nos harán sentirnos distintos si, como parece, este virus termina siendo una gripe más en adelante.



1 comentario:

  1. Muy bueno, amigo querido.
    Por desgracia, mi madre, desde antes de ayer forma parte del porcentaje de fallecidos por Covid19. Fue terrible.
    Ya descansa. La enterramos ayer.
    Otro buen artículo.
    Felicidades.
    Besos

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