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domingo, 31 de diciembre de 2023

RUTINA

 


         He crecido menospreciando la rutina. Supongo que el sentimiento habrá sido parecido en casi todos casos, hasta el punto de que se trata de una palabra degradada, demasiado conocida de tan elemental y tan básica. Archisabida incluso, como sin mérito. Se da por supuesto que casi todo el mundo la sabe y la practica. No parece tener un mérito especial su conocimiento ni su aplicación. Está presente en cualquier estructura de comportamiento y no existe un solo esquema de vida que no lleve aparejada su rutina correspondiente, razón por la cual, ni su conocimiento ni su aplicación en cada caso tiene un mérito social reconocido. Es más, comentar que cualquier comportamiento es rutinario, lleva implícito un punto de degradación o, sencillamente, de poco valor, de algo que lo conoce y practica cualquiera y su cumplimiento no tiene apenas valor alguno, hasta el punto que conocer a alguien que cumple sus rutinas de comportamiento de manera habitual puede llegar a desenvolverse socialmente y pasar casi desapercibido porque su comportamiento no destaca y pasa desapercibido.



         Cuando me enfrenté profesionalmente al primer grupo de menores, ya llevaba a mis espaldas unos diez años de ejercicio profesional como maestro. Recuerdo con toda claridad la angustia de la noche antes. Me sentía desnudo de recursos ante los 20 menores de tres años con los que había de enfrentarme a la mañana siguiente y no sabía qué podía hacer con ellos. Con el recuerdo tan lejano como lo veo en este momento y lo mucho que ha pasado desde entonces, tanto bueno como malo, soy capaz de ponerme delante de los ojos la angustia de aquella madrugada de insomnio ante lo desconocido, cuando me consideraba un profesional de reconocido prestigio y de larga trayectoria. Fue uno de esos momentos en la vida, en que te ves sin recursos suficientes para afrontar una situación que sabes que es nueva y te sientes indefenso para afrontarla. En esos momentos quisieras desaparecer del mapa y que te tragara la tierra o, das un paso adelante, asumiendo el riesgo de lo nuevo, y que salga el sol por Antequera.



         En esa situación tan angustiosa conocí el verdadero valor de la rutina y, a partir de entonces, la valoro cada día más. Cuando tuve conciencia de que mis códigos de vida y los de aquellos pequeños que me miraban de frente eran tan distintos, ofrecerles un esquema de comportamiento que fuera capaz de ocupar el tiempo que teníamos que compartir, significó interiorizar que con aquellas estructuras elementales de comportamiento: sentarnos en círculo, hablar por turnos, decir nuestros nombres, comernos la fruta, lavarnos las manos, salir al patio, jugar en grupo…, en realidad eran recursos que yo había utilizado poco, porque mi experiencia anterior había sido con mayores, 13 0 14 años que ya tenían asumidos esos recursos elementales, o eso creían ellos. A partir de esos primeros días de aprendizaje profesional, cada vez me he ido reafirmando en la importancia tan decisiva de la rutina. Algo así como los pilares que sustentan una casa, un bloque de pisos o los esquemas de comportamiento básicos para resolver cualquier situación nueva que la vida nos depara.



         La rutina es como el esqueleto del comportamiento, Si la tienes, eres capaz de afrontar cualquier situación de manera ordenada, entrando y saliendo cuando los momentos lo requieren. Si no dispones de una rutina previa, tu comportamiento se parece a un blandiblú, que te mueves sin orden, que no sabes si entras o si sales de las situaciones que atraviesas y que pasas de una a otra sin orden ni concierto. Creo que la pista para el tema de hoy me la ha ofrecido una novela, La librería y la diosa, que acabo de leer y que termina con el nacimiento del hijo de la protagonista, Valentín. Una vez superado el magma del nacimiento la madre se encuentra desnuda frente al hijo desnudo…, y ahora qué. Esa secuencia creo que es la que me ha llevado a mi momento de desnudez profesional por el que pasé el primer día que me enfrenté a un grupo de pequeños sin conciencia de sus rutinas básicas. La vida puede ser un continuo aprendizaje. 




domingo, 24 de diciembre de 2023

ALEGRÍA


         Hace tres días alcanzamos el solsticio de invierno, o sea, el día más corto del año. A partir de entonces la luz vuelve a crecer cada día hasta llegar a su cenit el 21 de junio, que será el solsticio de verano. Bien entendido que esto pasa en nuestra zona terrestre, porque cada zona tiene sus particularidades. Mientras en el hemisferio sur, por ejemplo, están en pleno verano y tienen que sudar la gota gorda con los densos disfraces navideños, mientras refrescan sus cuerpos en las playas, en el norte y el sur del planeta atraviesan sus correspondientes meses de oscuridad en los que apenas hay  luz, del mismo modo que después tendrán sus correspondientes meses de luz, a la altura de nuestro verano, durante los que podrán contemplar su sol de medianoche y apenas saborearán la oscuridad. Su vida no se parece mucho a la nuestra, a pesar de que compartimos planeta y nacemos y morimos todos en él, aunque distemos unos miles de kilómetros del mismo espacio que nos sustenta. Esta noche es Noche Buena y mañana es Navidad, sencillamente porque practicamos la religión católica, una pequeña parte del género humano.



Las otras religiones monoteístas, judíos y musulmanes, no sólo no comparten sus días de fiesta con los nuestros, sino que a lo largo de la Historia nos hemos matado entre nosotros por defender a nuestro Dios y en contra de las otras formas de nombrarlo: Alá o Yahvé. Cada una de las tres religiones monoteístas, también llamadas del Libro, fundamentamos nuestra mitología en la Biblia y compartimos las enseñanzas en sus textos, haciendo hincapié en unos pasajes o en otros en función de lo que ordenan nuestros clérigos, que son, por lo visto, los legítimos dueños de las interpretaciones correctas. Así hemos compartido la historia matándonos y odiándonos unos a otros, con el resultado que nos ha traído hasta hoy y que habla bien poco en nuestro favor.



No entro siquiera a mencionar las miles de religiones que comparten más de la mitad de las criaturas que viven con nosotros y que disponen de otras creencias completamente distintas a las nuestras y que muchos de ellos han vivido durante siglos enormes matanzas y dominación por el simple hecho de creer en otros dioses, seguramente tan respetables como los nuestros. Hemos intentado imponer nuestras creencias a fuego y a sangre y seguimos hoy con los mismos procedimientos, no hay más que mirar a Gaza, por ejemplo y da la sensación de que no tenemos remedio ni sabemos convivir si no es matándonos los unos a los otros o dominándonos los unos a los otros, dejando cadáveres e injusticias allá por donde hemos pisado. Con esa lección nos atrevemos aun a dar lecciones a nuestros hijos como si estuviéramos en condiciones de mostrarnos como ejemplos de algo. No paramos de hablar de humildad y de comprensión pero nuestros ejemplos no dicen más que lo contario. Parece que no aprendemos.



De todas formas, esta noche no puede haber en nuestras casas otra cosa que alegría y cánticos de júbilo porque según nuestras creencias, va a nacer un niño que nos va a salvar a todos. Y estoy seguro que habrá quien se lo crea y yo me alegro sinceramente de quien comparta estas ideas y cante esta noche y trate de compartir su alegría con los que le rodeen. Otros andamos un poco más discretos en sentimientos. Nos reuniremos con nuestros familiares, si nos apetece, o con nuestros amigos, que tampoco está mal y podemos celebrar que hoy es hoy, que no es poco. Cenaremos lo que podamos y nos daremos por satisfechos. Si podemos prescindir del alcohol, pues mejor para nuestra salud. Podemos echar mano del agua, mientras dispongamos de ella, que es más barata, y hablar un buen rato de lo que queramos, que no hace  falta tantos aspavientos para compartir una comida, ni tenemos que competir los unos con los otros, para ver quién come más y mejor. La alegría, que ojalá esté presente, no necesita de tantas alharacas. Puede estar al alcance de cualquiera y es gratis. Ese es mi deseo para esta noche…, y para mañana…, y…, si puede ser más…, pues mejor. ¡Ojalá para siempre!    



domingo, 17 de diciembre de 2023

AÑORANZAS


         Ahora le está tocando a España pero, en realidad, toda Europa está, en estos momentos, enfrentando como puede, la invasión de los aparatos electrónicos, sobre todo teléfonos móviles con acceso a internet, en manos de los niños de manera discrecional. Algunos han tomado ya la determinación de prohibir su uso en el horario lectivo. Otros, España sin ir más lejos, acaba de adoptar, una determinación parecida con carácter general, y parece que los distintos poderes están de acuerdo en asumir semejante medida. La revolución electrónica, en toda su amplitud, se nos ha colado en nuestra vida en muy poco tiempo y estamos conviviendo con ella sin disponer de las armas necesarias para integrarla. Estamos adoptando la determinación de prohibir su uso en los tiempos académicos, como defensa de la imposibilidad de integrarlos en la cotidianeidad que conocemos ya que no podemos negar las posibilidades positivas que tales medios nos aportan para el hoy y, sobre todo, para el mañana.



         Lo diré con la boca pequeña por prudencia, creo que por primera vez. La integración de los móviles en nuestras vidas se produce a pesar de las estructuras dominantes y somos conscientes que los alumnos asumen el dominio de estos nuevos elementos con bastante más rapidez y dominio que los adultos. La prohibición de su uso en el tiempo escolar es más una medida de defensa ante lo desconocido, al menos por ahora, que la negación de todas las aportaciones que traen consigo los dispositivos electrónicos que habremos de ir integrando con el tiempo y que los pequeños tendrán que ir asociando a sus vidas sin nuestro concurso, al menos durante el tiempo que necesitemos para encontrar las claves de integración a una vida que, hoy por hoy, nos viene grande. Se trata, por tanto, de una medida de defensa que no debiera llevarnos a defender aquello de que cualquiera tiempo pasado fue mejor, cosa radicalmente falsa, sino que nos permita ganar tiempo para conocer, valorar e integrar los aportes que los nuevos medios traen consigo.



         Yo acepto la prohibición, por ahora, porque es verdad que el cuerpo docente y las familias se sienten desbordadas y sin respuestas ante los medios que los pequeños manejan cotidianamente. Pero no podemos olvidar que estos medios han llegado para quedarse y poner puertas al campo, que es en definitiva lo que pretenden las prohibiciones, no puede convertirse en una solución permanente porque también significa un reto para que el cuerpo docente entre de lleno en el contenido que estos nuevos elementos traen consigo y profundicen en sus contenidos para liderar una vida que incluya los nuevos aportes. No podemos olvidar que mientras dure la prohibición, la soledad de los pequeños frente a estos nuevos medios, va a ser total porque no van a desaparecer sino que van a estar presentes como un reto más de los muchos que cada tiempo aporta. Los adultos tendremos la responsabilidad de enfrentar los nuevos retos y encontrar maneras de integrar en la nueva vida unas respuestas integradoras porque los pequeños se van a sentir demasiado solos, jugando con fuego sin nadie que los acompañe.



         Son nuevos los artilugios que la tecnología ha puesto en nuestras manos, pero el fenómeno de que la vida se mueve disponiendo nuevos retos que tenemos que integrar en nuestro quehacer de cada día no es nuevo. Ya estamos viendo compañeros que se quedan en el camino y que se van convirtiendo en analfabetos funcionales a los que, cualquier menor que pase a su lado puede darle lecciones de los nuevos medios, lo cual es un drama si se alarga en el tiempo. También estamos viendo algunos efectos de la soledad de los pequeños, acceso a la pornografía como bandera visible, para lo que no tenemos una defensa eficaz por ahora, que nos está exigiendo un compromiso para encontrar respuestas que nos integren a los nuevos tiempos sin que nos convirtamos en los abuelos cebolletas que solo saben decir no. Nuestro papel tiene que estar a la cabeza de cada nuevo reto y este no es pequeño.  


     

domingo, 10 de diciembre de 2023

JUGAR

 


         En el año 1984, creo, me habían pedido que diera un curso en el antiguo ICE, Instituto de Ciencias de la Educación, en el Edificio Almirante, muy cerca de donde hoy vivo. Rosario, la madre de mi hija Elvira y maestra de Educación Infantil, contó una vez, que asistió a un curso en el que un señor con  barbas andaba explicando que los pequeños lo que tenían que hacer era jugar porque la mejor manera de aprender era jugando, que no debíamos de preocuparnos tanto por enseñar a los pequeños sino que lo mejor que podíamos hacer en  clase era disponer espacios y tiempos en los que ellos se relacionaran entre sí y compartieran intereses, tanto en el interior de las aulas como en los patios. Sin darle mucha importancia dije en voz alta: -¡Sería Yo!. -Sí, claro. ¡Tú ibas a ser!, respondió ella. Y la cosa no llegó a más. Si acaso, aclarar que nos habíamos casado y la secuencia en cuestión se desarrollaba en la casa que compartíamos. Años después, ya estaba en el mundo nuestra hija Elvira que nació en el 2000, estaba Rosario recopilando certificados de todos sus cursos para facilitar un traslado que deseaba pero que, al final, por circunstancias que no vienen al caso, no se produjo.



         Lo que sí se produjo es que apareció en el salón con un impreso, de los varios que había encontrado y me lo mostró para que viera la firma, y era la mía. Recordamos que desde el viejo 1984 ya andaba yo dando cursos, siempre esgrimiendo la bandera del juego como el mejor medio de aprendizaje y ha seguido siendo mi santo y seña hasta hoy, cuando hace bastantes años que terminé mi docencia y sólo esgrimo ese medio educativo a través de este humilde blog, por si alguien interesado en el trabajo con  los menores de 6 años lo lee y se interesa con esta fórmula tan simple pero tan profunda, que se encuentra al alcance de casi todos los pequeños y, por supuesto, de la inmensa mayoría de quienen se responsabilizan de su educación. No se trata de un método al uso sino de proponer una fórmula de vida que signifique que los menores se hagan protagonistas de su propio comportamiento y, a través de las relaciones entre ellos, vayan interiorizando el mundo que les rodea y obteniendo los aprendizajes que necesitan de las secuencias de vida cotidiana compartidas.



         En los primeros años de docencia con estas edades, reconozco la tosquedad de la fórmula y la inexperiencia para encontrar matices que enriquecieran el desenvolvimiento natural de las energías que unos y otras sacaban de su interior, sencillamente porque todos están cargados de potencialidades que a lo largo de cada jornada y de las miles de situaciones que cada un encierra, se hace incesante el desarrollo de las capacidades que la evolución natural lleva consigo y buscan salida a través de la relación, mientras diseñan su propio mundo y el que logran compartir con sus compañeros más cercanos. Como punto de partida, este impulso de permitirles que se expresen es suficiente para hacer que cada persona se vaya expresando como si de una fuente se tratara y por medio de esa expresión a la que le empuja su propia energía vital y de la interacción de unas energías con otras, van construyendo redes mucho más elaboradas, reflejos sin duda de las propias complejidades de la vida.



         Lo que sí puedo decir es que con ese primer impulso docente que partiera de sus propias necesidades, sumado al trabajo cooperativo permanente con los compañeros y compañeras que compartían estas fórmulas de trabajo, hemos llegado a estructurar los distintos espacios, tanto interiores como exteriores, así como la distribución de los tiempos de que hemos ido disponiendo, de forma que las jornadas de trabajo hayan estado protagonizadas por los propios niños en casi todos los momentos del día. Las enormes capacidades energéticas que cada individuo almacena y pugna por ofrecer a los demás, son la mejor guía para los que estamos encargados de su cuidado y nuestra labor, encauzarlos de la mejor manera posible. Como sé que Rosario me leerá, siempre lo hace, se me ocurre proponerle que confíe siempre en la vida, que encierra sorpresas suficientes para colmar nuestras necesidades. Jugar es vivir.     



     

domingo, 3 de diciembre de 2023

SIEMPRE APRENDIENDO

 

         Hace dos semanas os hablé del encargo que se me había pedido desde la Facultad de Educación para una sesión de dos horas contando a las alumnas del Máster de Educación, varones no llegaban a 10 de los 100 asistentes. La sesión se celebró el jueves pasado, 30 de noviembre. Os comenté que mi compañera Mercedes me pidió asistir. Yo acepté y me pareció un honor. Su discreción fue total, como siempre. Espero que su presencia le resultara tan útil como me resultó a mí. Significó una garantía de que tantos años de colaboración entre nosotros, todavía seguían vivos. En el cafelillo, previo al acto, se me acercó una profesora y nos dimos un abrazo afectuoso porque en mis últimos años de trabajo, antes de 2010, yo había sido maestro de sus dos mellizas. María y Victoria, y nuestra relación muy estrecha. Me contó que ambas habían terminado Magisterio y andaban preparando oposiciones. Quiso también asistir un rato hasta que empezara su clase y lo celebré muy honrado. La última sorpresa previa fue la aparición sorpresiva de mi hijo mayor, Nino, con mi nieta, África. Cuando inicié mi explicación me sentía muy seguro con esos refuerzos no previstos.



         Los organizadores me habían preguntado si necesitaba algún medio técnico y les dije que no. Me parecía que en este tiempo supertecnológico podía estar bien que viviéramos una sesión en la que alguien, yo en este caso, les contara algunos aspectos de mi experiencia profesional como se cuenta una película, una historia, un testimonio en definitiva. Los libros que ellos usan, seguro que podrían ser más técnicos y más rigurosos, pero yo quería aportarles una secuencia directa de muchos años de trabajo, cosa que seguramente no les iban a aportar los libros. Una secuencia diferenciada en definitiva, con un valor diferente al de una clase normal. A lo largo del tiempo de que disponía hice referencia a la evolución cerebral  y a la integración del proceso simbólico que tenían que integrar, desde una visión casi mágica a los tres años, hasta un sentido de realidad casi completo hacia los ocho años.



         Me pareció oportuno explicar la composición física de un aula: perchas, lavabos, mesas por equipos… así como un esquema de un día con las distintas secuencias que se viven. Quiero pensar que pude ofrecerles una distribución alternativa de escuela, coherente con la fundamentación teórica con la que había iniciado la sesión. No estaba preocupado por el contenido de mi explicación, apenas un boceto, en el poco tiempo con el que podía contar. Pretendía, sobre todo, que resultara un discurso grato y atractivo que les hiciera pasar un buen rato hablando de educación. El aplauso final a mi intervención me despertó el pudor, pero comprendí que de alguna manera estaban ofreciendo una respuesta colectiva y corta, y lo tomé con humildad, aunque me resultó extraño y ajeno a mí manera de ser. Sí me gustó, mientras salían del aula, que notaba que se acercaban a donde estaba y, con sonrisas que interpreté francas, me daban las gracias, aunque no me explico por qué. Interpreté que el resultado había sido gozoso y me alegré.



         En el contenido de un máster de educación me parece que resulta apropiado ofrecer como complemento de los contenidos globales, para lo que no faltan manuales de donde obtenerlos, y enriquecer el conjunto con una serie de experiencias significativas, que signifiquen para las personas que se están formando, una serie de ejemplos de realidad complementarios. Seguro que, por más que se intente, no va a ser suficiente para quienes tendrán que formarse su propia experiencia por sí mismos, pero seguro que esos aportes sí pueden ser indicadores que les acerquen a la realidad de cada día, esa que se van a encontrar cuando se enfrenten a su experiencia laboral. Hacía ya algunos años que las conferencias estaban aparcadas en mi mente, que ahora está plena de libros y de un gozo nuevo. Estaba inquieto por esa lejanía, pero en cuanto conecté con algunos ojos de la sala y con mis sorpresas presenciales, me sentí seguro y sí puedo decir que terminé gozoso. Ojalá quienes me oyeron puedan decir lo mismo, que es lo que deseo.   



  

domingo, 26 de noviembre de 2023

LA PAZ INCIPIENTE


         A las 24 horas de ser elegido presidente del gobierno español y en calidad de presidente de turno de la Comisión Europea, se ha dirigido a Gaza para entrevistarse con israelíes y palestinos. Al presidente palestino le ha mostrado solidaridad por el tamaño del desastre de la zona y por la urgencia del alto el fuego inmediato. A los israelíes les ha dicho sencillamente, que tanto muerto civil palestino resulta sencillamente insoportable, pese al salvaje atentado de Hamás y al derecho a defenderse que le reconoce. Al israelí le ha faltado tiempo para decirle que Israel no olvidará la crítica y a acusarle de que defiende el terrorismo.      España ha llamado a consultas a la embajadora israelí para afearle  la posición de su gobierno y aclararle la mentira de la defensa del terrorismo y proponerle la solución de los dos estados en la zona como solución definitiva para garantizar una paz justa y duradera, con seguridad para ambos bandos. A mismo tiempo ha entrado en vigor  el silencio de las bombas, la entrada en Gaza de los camiones de ayuda humanitaria, que esperaban hacía días en el paso de Rafah  y el intercambio de prisioneros con cuenta gotas.



         Todas las guerras son endemoniadas. Que se lo digan a Ucrania, por ejemplo, que soporta la invasión de Rusia desde hace más de un año y tiene que escuchar al Señor Putin que diga en la reunión del G20 que el conflicto de Rusia con Ucrania necesita una solución negociada y terminarlo de una vez. Y se queda tan fresco, como si él fuera un invitado que pasaba por allí y que opinaba haciendo gala de su cinismo sin cuento, como si Rusia fuera una víctima del conflicto que ella misma provocó. Israel también se siente víctima de la maldad de Hamás, cuyo atentado en suelo israelí fue ciertamente terrorífico y completamente condenable pero que todos sabemos que no surge de la nada sino que se ha venido cociendo a lo largo de los años, en los que el pueblo palestino ha venido sufriendo la ocupación sistemática de su territorio por los colonos israelíes y la instalación de muros de separación entre ambos pueblos, como en los mejores tiempos sudafricanos, anteriores a la presencia de Mandela.



         No hace falta tener mucha memoria para recordar cómo los israelíes colaboraron en la creación  de Hamás para separar los territorios palestinos y debilitar el gobierno de Fatah recluyéndolo a Cisjordania mientras que Gaza pasaba al poder de Hamás. Poco a poco las cosas han evolucionado, cada bando con sus propios intereses, mientras Israel no ha parado un  momento de anexionarse territorio palestino y haciendo que el odio y el rencor no pare de aumentar en la zona hasta que, en un momento hace poco más de un mes, la situación explota de una manera trágica y crea este drama que ojalá prologue el alto el fuego por la presión de los mediadores, Egipto, Qatar y EEUU, porque el odio acumulado en la zona entre israelíes y palestinos no parece muy proclive al entendimiento. Hasta 150 países han reconocido hasta el momento al estado palestino en Cisjordania y en Gaza y da la sensación que, pese a la dificultosa distribución  territorial, nadie dispone de una solución más aceptable para este problema que arrastra ya más de 70 años.



         Pese a las protestas de la oposición interna por la visita del presidente español y por sus palabras en la zona de Gaza, también es conveniente aclarar que en 2014, con un gobierno del PP precisamente, se aprobó por unanimidad en el parlamento español, a propuesta suya,  una moción para que en la zona se establecieran los dos estados y para que los dos pueblos en conflicto pudieran vivir en paz y con la seguridad suficiente y eso es justamente lo que ha defendido el presidente español, una vez más. Convendría que tuviéramos un  poco de memoria para que las exageraciones y el ruido en el que nos desenvolvemos en determinadas épocas, y esta es una de ellas que nos embota el equilibrio y nos hace olvidar decisiones que hace unos años se aprobaron, por unanimidad, en nuestro parlamento. Quien las pudiera emular hoy en día, en que apenas logramos saludarnos con desconfianza.






 


domingo, 19 de noviembre de 2023

ETERNO RETORNO

 

         Podría, quizá debería, centrarme una y otra vez en los conflictos armados que nos acosan, con la carga de muerte y desolación que nos va destrozando por dentro. Seguro que tampoco sería inútil centrarme  en el proceso electoral de España, que parece que no va a acabar nunca, aunque es cierto que ya se encuentra en la última fase, con un Presidente recién elegido y pendiente de la formación de su gobierno de un momento a otro. En este punto debía de terminar el proceso y dar comienzo a la legislatura. Ojalá termine siendo así, cosa que es posible todavía, pero hay nubarrones en medio de las fuerzas políticas, sobre todo de la que ha perdido, que puede enrarecer el tiempo venidero, con parte de su discurso pendiente, que no termina de cerrar el ciclo electoral y mantiene en vilo el ánimo de casi todos. O sea,  que asuntos de los que ocuparse no faltan y todos del máximo interés y de palpitante actualidad. Pero el devenir del tiempo tiene su propia lógica y nos lleva y nos trae un poco a su capricho.



         Enfrascado como me encuentro en este tiempo con mis lecturas y con mis actividades de apoyo a las necesidades especiales de los adultos, vuelvo tan tranquilo con la bolsa del Mercadona y hablando con mi hija Elvira y recibo una llamada de Rafa, a quien no conozco hasta el momento, Vicedecano de Prácticas de la Facultad de Educación que me ofrece la posibilidad de un par de horas de clase para los alumnos que están realizando un Master. Tradicionalmente, una llamada parecida significa entrar en el corazón de mi profesión y, con todos los respetos, cualquier asunto pasa a la espera porque en la vida de cada uno, lo primero es lo primero y la Educación Infantil me hizo suyo, hace unos 50 años y por más que esté jubilado hace ya unos cuantos años, cualquier llamada sobre este asunto me pone en alerta por delante de cualquier otro tema. Por supuesto le dije que aceptaba al momento y ya me encuentro inmerso en el tema, pensando qué puedo yo aportar a los que empiezan, no tanto a partir de nociones técnicas, que seguro que ellos las tienen mucho más actualizadas, sino desde mis años de práctica de maestro y de pedagogía cooperativa en la estela de Freinet.



         Desde el momento del encargo no paro de darle vueltas a la cabeza, consciente de que el arsenal de vivencias que puedo aportar puede ser útil y valer a los estudiantes como un complemento a ras de tierra si logro seleccionar mis recuerdos profesionales, sistematizarlos y contarlos con acierto en el rato de clase que se me ha encomendado, de 90 a 120 minutos, para que los asistentes puedan incluir lo que me escuchen como parte de su formación, desde una perspectiva profesional desligada de los libros, pero ligada por completo al devenir de la vida cotidiana. El día 30 de noviembre a las 6´30 de la tarde veremos lo que da de sí mi respuesta a la propuesta institucional que he recibido. No sé ya cuántas horas llevo con la preparación del acto porque le memoria es la depositaria del contenido que pienso transmitir y debo acumular, no tanto muchos recuerdos, que también, sino recuerdos significativos que a los que empiezan, que me estén escuchando, les ofrezcan un soplo de realidad que quizá los libros que hayan estudiado se encuentren en otro nivel más teórico.



         Anoche me llama mi amiga Mercedes Toro, maestra de Educación Infantil pública toda su vida,  para contarme sensaciones del viaje hasta Bariloche que acaba de concluir. Hemos intercambiado opiniones toda la vida sobre la educación, sobre el trabajo de la escuela y también sobre la vida personal, porque al final somos un todo y como tal nos comunicamos. No he podido, por tanto, callarme el ofrecimiento y mi preocupación por ofrecer un contenido solvente y diferenciado a los asistentes, como tantas cosas nos hemos intercambiado a lo largo de nuestra prolongada vida personal y profesional. Antes de terminar se ha ofrecido a acompañarme y me ha faltado tiempo para aceptar la oferta encantado. Siempre que hablo a un grupo me oriento por dos o tres ojos que me sirven de guía. Ahora sé que unos serán los de Mercedes, en los que voy a encontrar apoyo y complicidad, como tantas otras veces.      



domingo, 12 de noviembre de 2023

ESPIRAL

 

         Hemos alcanzado una situación en España en la que la diversidad de fuerzas políticas se ha simplificado hasta alcanzar la mentira de vernos como dos bloques. Hemos llegado al absurdo de tirarnos los discursos de unos contra otros con el mismo argumento. La Constitución es el parapeto que nos sostiene a la gran mayoría, pero nos damos cuenta de que hay minorías, vascos y catalanes sobre todo, que sienten tener particularidades que no están bien recogidas y se convierten en fuerzas disgradoras que unas veces se definen como nacionalistas y en este momento dan un paso más y se llaman independentistas. Las dos fuerzas mayoritarias serían las encargadas de hacer valer el gran bloque que integra España pero el devenir dialéctico ha dado como resultado que ambos están empeñados en tirarse los trastos a la cabeza y enfrascarse en el inútil empeño de excluir al otro, a base de exagerar las diferencias de puntos de vista sobre quién es más patriota y quien menos. Y andamos en una deriva ficticia porque ninguno reniega del tronco común, España, que debería ser el punto de partida en el que sentirse identificados ambos, cuando la realidad ofrece como resultado niveles de enfrentamiento preocupantes.



         Hemos atravesado dos procesos electorales muy cercanos que, lejos de haber despejado las diferencias, como hubiera sido lo lógico, más bien lo que han conseguido es agudizar los diferentes puntos de vista. En la primera contienda la derecha obtuvo un buen resultado, de modo que el reparto de poder municipal y autonómico se volcó a su favor. Como las siguientes elecciones se propusieron a los tres meses, la derecha entró en el proceso de las generales convencida de que culminaría su buena estrella y obtendría la victoria. Es más, los sondeos abundaban en que, efectivamente, los resultados finales se decantarían a su favor. Pero no fue así. La derecha fue la fuerza más votada, pero al pactar con VOX, se cerró las puertas para acceder a otros posibles pactos con  el resto de minorías y los números finales no les daban los 176 que les garantizaran la mayoría absoluta. Consiguieron sólo 172 diputados.



         El PSOE y SUMAR, dos fuerzas de izquierdas, se coaligaron y obtuvieron unos resultados que no alcanzaban tampoco la mayoría absoluta, pero se propusieron incluir todo el mundo nacionalista y abrir sus planteamientos de modo que esas minorías quedaran incluidas en su candidatura, una vez que concluyeran las negociaciones y cada una consiguiera beneficios suficientes para justificar su apoyo. Las negociaciones han concluido y los resultados con que piensan presentar su candidatura al congreso suman 179 votos, suficientes para que su candidato logre la Presidencia del Gobierno y se inicie una nueva legislatura. Las cosas son así de sencillas si somos capaces de aceptarlas como las muestra la aritmética parlamentaria. Pero en la vida muchas veces dos y dos no son necesariamente cuatro porque existen componentes que no forman parte de la aritmética y condicionan el resultado. Lo cierto es que la candidatura de la derecha ha decidido tomar las calles con el argumento de que las concesiones ofrecidas a algunas minorías se salen de lo razonable y que el candidato de la izquierda sólo pretende conseguir el poder a cualquier precio.



         Estamos, por tanto, en una espiral de desentendimiento que, quiero pensar que la próxima semana entrará en una fase descendente, una vez que, como es previsible, el congreso imponga su soberanía y cada uno entienda que su posición en el reparto del poder es la que han dictado las urnas y no las pretensiones particulares, al margen de los resultados. No se conoce un sistema más justo hasta el momento que la de cada persona, un voto y a eso nos tenemos que atener. Lo que pasa es que algo tan simple lleva incluido una alta dosis de fragilidad porque todos debemos estar de acuerdo y aquí viene el problema. Los argumentos de unos y de otros no siempre concuerdan y hay que deslindar la parte de razón que tiene cada uno. Y en ello estamos.    


        

domingo, 5 de noviembre de 2023

QUÉ PALABRAS


         Llevo un buen rato mirando el teclado y el espacio en blanco que espera mi decisión de volcarme entero para ir desgranando palabras que vayan ocupando el espacio y convirtiéndose en argumentos que me ayuden a pergueñar explicaciones a lo que pasa. Veo con claridad que mi incapacidad puede consolidarse y  soy capaz de pasarme la mañana entera mirando el espacio en blanco. Se me agolpan los argumentos en el cerebro y muchas veces, esta es una de ellas, me siento con dificultades para abril el discurso sobre cualquier asunto en concreto. Me dolió en su día darme cuenta de que Ucrania se me iba relegando en la mente, no porque su contenido hubiera perdido dramatismo, sino porque el conflicto de  Israel y Hamás se coló en tromba y no hubo forma de pasar del asunto sin detenerse y poner palabras a ese drama que remueve mi conciencia y no me permite mirar a otro sitio como si no estuviera pasando. Me doy cuenta de que el conflicto ha debido adolecer de ese silencio mental colectivo porque lleva vivo decenas de años y pasamos y cruzamos como si no fuéramos capaces de centrar  los ojos en esa pupa vida que nos interpela sin  descanso.



         Sin ninguna necesidad de recurrir al ancho mundo, capaz de atiborrarnos la mente de asuntos para centrar nuestra atención y ocuparnos sobradamente, vemos que  nuestra pereza mental, con demasiada facilidad ignora lo que sucede a unos kilómetros a la redonda y se justifica mentalmente con todo tipo de argumentos, suficientes para seguir viviendo con una cierta satisfacción y todo. Es más, ni siquiera hace falta mover la mente demasiado. En nuestra propia casa tenemos el asunto mismo del proceso de investidura del próximo gobierno, que no para de tensarse, en parte porque los resultados electorales de julio lo permiten y en otra parte porque la incongruencia inicial sobre las expectativas de los sondeos y lo que significaron los recuentos de los votos no coincidieron demasiado. Andamos, desde entonces, con una deriva que no termina de aclararse. Quiero pensar que la sensatez se  imponga, que entendamos que la realidad tiene más fuerza que las ilusiones y que las disputas deben tener un fin.



         Desde que los números dictaron sentencia se vio que cabían, al menos, dos opciones. La de que la fuerza ganadora entendiera que con sus votos no eran suficientes para formar gobierno y que los hechos son los que son, tanto si te gustan como si no. El juego de los pactos entre diferentes tendría que ser el que ofreciera la mayoría suficiente, 176 votos, para formar gobierno. La fuerza ganadora usó más de 30 días intentando armar esa mayoría y no lo consiguió. Terminado su plazo, la segunda fuerza tenía su derecho a intentarlo y en ello está. Tiene de plazo hasta el 27 de noviembre para hacerlo. Si es capaz de lograrlo, tendremos gobierno con toda legitimidad. En caso contrario habrá que convocar nuevas elecciones para el 14 de enero. Estamos en ese paso intermedio de que la primera fuerza está digiriendo su incapacidad para formar gobierno como puede y la segunda se alarga en el tiempo para lograrlo y el 27 de noviembre se acerca cada día un poco más.



         Los hechos objetivos son más o menos estos pero pasa que los argumentos se pueden exponer con cierta concreción, pero su reflejo en la realidad viva significa que nada está cerrado mientras que las fechas no digan lo contrario. Entre el punto de salida y el de llegada andamos como podemos. Las presiones de unos y de otros se hacen presentes y los juegos de fuerzas actúan con las limpiezas que cada uno considera adecuadas. El que ya fracasó en su momento presiona, bien para hacer valer que hay que votar de nuevo, porque considera que le favorece, y lo argumenta deslegitimando los argumentos del aspirante en el intento de dificultar las posibilidades de que disponga el segundo, por la complejidad de las negociaciones que tiene entre manos. Como los plazos van pasando y parece que el segundo va cerrando acuerdos poco a poco, el primero se impacienta y lo  manifiesta de todas las formas que puede, unas más limpias y otras bastante más discutibles. Paciencia y resignación, que todo pasa.  



domingo, 29 de octubre de 2023

DESCONFIANZA


            Fe de errata.- En el texto anterior, Culpa, se dice que el estado de Israel se fundó en 1048 y debe decir 1948.

            Cada cuerpo tiene sus limitaciones y el mío ha dado su señal de alarma en el conflicto de Gaza e Israel. No puedo soportar más la deriva devastadora sobre la prisión al aire libre que ya era Gaza y su determinación de eliminar a Hamás por completo, sin pensar en los civiles palestinos o en sus 220 secuestrados, que parece que van a constituir los daños colaterales de su sed de venganza. Lo cual no quita que considere un ataque inaceptable y cruel el perpetrado por Hamás contra el territorio israelí en el que murieron más de 1000 inocentes. Sigo preguntándome dónde estaban los servicios secretos israelíes, tenidos entre los más eficaces del mundo, el Mosad. Para terminar este asunto por hoy, quiero manifestar mi limitada información sobre el conflicto y mi opción por los dos estados en la zona, que puedan convivir en paz y en seguridad que muestro  en imagen de nuevo porque fue uno de los momentos en que más cerca se estuvo de alcanzar la tan ansiada paz. Me temo que el señor Netanyahu no busca un acuerdo semejante y su solución se parece más a la del señor Bush en Irak.



         De puertas adentro andamos a la gresca, para variar, ante la posibilidad de que el candidato Sánchez termine sus negociaciones con los partidos consiguiendo los avales necesarios para formar gobierno. El candidato Feijóo tuvo sus más de 30 días para intentarlo, como estimó oportuno, pero el resultado de la votación parlamentaria dijo que le faltaban 4 votos para la mayoría absoluta. El jefe del estado encargó a la segunda fuerza que pudiera intentarlo también y tiene de plazo hasta el 27 de noviembre. Si lo logra, habrá gobierno. Y, si no, iremos a unas nuevas elecciones el 14 de Enero de 2024. La situación es tan simple como eso. No sé por qué aparecen estas discordias sin fin como si el candidato Sánchez no pudiera negociar su propuesta en paz y con tranquilidad, como lo hizo el candidato Feijóo en su momento.  



         Recuerdo en la candidatura del señor Rajoy, hace unos años, que alcanzó su mayoría con el argumento estrella de que bajaría los impuestos. A las 24 horas de haber alcanzado el poder, lo primero que hizo fue subirlos y, a lo largo de su mandato los llegó a subir más de 40 veces. Argumentaba que no podía hacer otra cosa, dada la situación  que atravesaba el  país por entonces y su mayoría lo respaldaba. La palabra maldita para el candidato Sánchez, ahora,  se llama amnistía para los encausados catalanes, que son muchos, que arrastra el conflicto de 2017. Lo que se intenta es sacar ese tema del ámbito judicial y resolverlo en el ámbito de la política, a base de diálogo entre los partidos, cediendo cada uno la parte que le corresponda de su responsabilidad y alcanzando acuerdos que permitan unos niveles de convivencia aceptables, sin que nadie tenga por qué renunciar a sus principios. Y aquí nos hemos atrancado porque cuando el PP ponía mesas para conseguir firmas contra el estatuto catalán, aquello estaba bien, pero intentar acuerdos con las fuerzas catalanas y distender el conflicto que lleva enquistado varios años, parece que no se puede asumir.



         Los datos parece que no interesan demasiado. En 2017, más del 45% de los catalanes se confesaban independentistas. Los últimos sondeos hablan de que no superan el 28%, y lo confirman los resultados de las últimas elecciones. Parece, por tanto, que la política del diálogo y del entendimiento está dando sus frutos y la convivencia mejora. Es cierto que cada uno tiene que ceder una parte de sus planteamientos porque ese es, precisamente, el fundamento de cualquier negociación. Nos vamos acercando a los límites del tiempo del candidato Sánchez y la posibilidad de que consiga una mayoría suficiente que le permita formar gobierno, pone muy nervioso al señor Feijóo y a los suyos, que no lo consiguieron. Preferirían que el candidato Sánchez tampoco lo consiguiera y plantear unas nuevas elecciones, que consideran que les beneficiarían.  



domingo, 22 de octubre de 2023

CULPA


         Yo sé quiénes no son los culpables del problema palestino-israelí que azota a Oriente Medio y que está repercutiendo en el mundo entero. No considero ser muy agudo para poder decir que los 1400 israelíes masacrados por Hamás eran sólo las víctimas más al alcance de la mano de todo lo que viene aconteciendo en la zona desde 1048 en que se creó el estado de Israel y el pueblo palestino quedó abandonado a su suerte, tanto en Cisjordania como en Gaza. Desde entonces todo lo que se ha dicho es que hay que lograr los dos estados para que israelíes y palestinos dispongan de una tierra que puedan considerar suya, en donde vivan en paz y con seguridad. Desde entonces Israel ha dispuesto de un territorio propio y los palestinos no hacen otra cosa que ver cómo pasa el tiempo y siguen un poco en  tierra de nadie, en esa cárcel al aire libre que es Gaza, estrechamente vigilados por Israel y viendo cómo los colonos judíos se instalan en Cisjordania, 500000 hasta el momento. Todo el mundo habla de los dos estados como solución final, pero pasa el tiempo y nadie le  pone el cascabel al gato.



         El reciente ataque terrorista de Hamás ha sido un hecho incalificable con un número de inocentes muertos que no se puede aceptar de ninguna de las maneras. Eso es verdad. La prensa lo califica como el 11S israelí y ciertamente se parece pero en cualquiera de los dos casos uno no puede dejar de preguntarse dónde estaban esos servicios secretos, envidia del mundo entero, para que unos simples milicianos se hayan paseado en ambos casos por delante de sus narices y hayan golpeado en territorio enemigo con toda la crueldad que han querido, sin que nadie les haya hecho frente. El señor Netanyahu no ha dicho ni una sola palabra al respecto. Eso sí, le ha faltado tiempo para empezar bombardear Gaza y estar provocando un drama humano de mayor calibre aun  que el acto terrorista de Hamás. Qué valiente se le ve, con su chaleco antibalas, arengando a sus tropas, 300000 soldados perfectamente pertrechados para que hagan que Hamás sea eliminado de la faz de la tierra. Pero su responsabilidad, a cero. Como le sucedió al señor Bush cuando el 11S.



         En el caso del señor Bush ya sabemos aquello de Irak y sus armas de destrucción masiva que luego no aparecieron por ningún sitio pero que sí justificaron una invasión de Irak y su destrucción como país, nada ejemplar ciertamente, pero con un cierto orden, y su abandono a toda prisa unos años después, dejando a su gente en el abandono más absoluto en manos de los talibanes. Quizá para semejante solución, después del inmenso gasto en  armamento y en vidas humanas, podrían haberse estado quietos y pensarse las cosas un poco más. Mucho me temo que el ardor guerrero del señor Netanyahu vaya un poco en la misma dirección. Por lo pronto, las primeras medidas son las bombas a diestro y siniestro para que los civiles se vayan enterando de con quien se las gastan, como si no lo supieran hasta el momento, cortar cualquier tipo de suministro que es una medida reconocida en la Convención de Ginebra y cuando pasan varios días, permitir que entren 20 camiones de ayuda humanitaria para atender a 2 millones de personas y su ejército rodeando la zona para que no se mueva ni una mosca sin su permiso. Mientras tanto, los 200 rehenes que secuestró Hamás, a la espera de que su gobierno encuentre una fórmula para su liberación.



         Yo me pregunto si verdaderamente aprendemos algo de las tropelías que vamos dejando para la Historia. Israel tiene todo  el derecho a existir y casi la mitad de su población, que está por la paz en la región y por encontrar una fórmula de convivencia con los palestinos merece todo mi respeto y seguramente yo sería uno de ellos si viviera en aquel lugar. Pero eso no quita que uno se vuelva ciego o sordo y  niegue la masacre que se está produciendo en Gaza contra la población civil y lo que, según parece, está por llegar, sabiendo de sobra por todas las experiencias que conocemos, la dirección de muerte y de odio que se vuelve a tomar contra inocentes. Esos son los únicos que han muerto hasta el momento por ambos bandos.