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domingo, 24 de diciembre de 2023

ALEGRÍA


         Hace tres días alcanzamos el solsticio de invierno, o sea, el día más corto del año. A partir de entonces la luz vuelve a crecer cada día hasta llegar a su cenit el 21 de junio, que será el solsticio de verano. Bien entendido que esto pasa en nuestra zona terrestre, porque cada zona tiene sus particularidades. Mientras en el hemisferio sur, por ejemplo, están en pleno verano y tienen que sudar la gota gorda con los densos disfraces navideños, mientras refrescan sus cuerpos en las playas, en el norte y el sur del planeta atraviesan sus correspondientes meses de oscuridad en los que apenas hay  luz, del mismo modo que después tendrán sus correspondientes meses de luz, a la altura de nuestro verano, durante los que podrán contemplar su sol de medianoche y apenas saborearán la oscuridad. Su vida no se parece mucho a la nuestra, a pesar de que compartimos planeta y nacemos y morimos todos en él, aunque distemos unos miles de kilómetros del mismo espacio que nos sustenta. Esta noche es Noche Buena y mañana es Navidad, sencillamente porque practicamos la religión católica, una pequeña parte del género humano.



Las otras religiones monoteístas, judíos y musulmanes, no sólo no comparten sus días de fiesta con los nuestros, sino que a lo largo de la Historia nos hemos matado entre nosotros por defender a nuestro Dios y en contra de las otras formas de nombrarlo: Alá o Yahvé. Cada una de las tres religiones monoteístas, también llamadas del Libro, fundamentamos nuestra mitología en la Biblia y compartimos las enseñanzas en sus textos, haciendo hincapié en unos pasajes o en otros en función de lo que ordenan nuestros clérigos, que son, por lo visto, los legítimos dueños de las interpretaciones correctas. Así hemos compartido la historia matándonos y odiándonos unos a otros, con el resultado que nos ha traído hasta hoy y que habla bien poco en nuestro favor.



No entro siquiera a mencionar las miles de religiones que comparten más de la mitad de las criaturas que viven con nosotros y que disponen de otras creencias completamente distintas a las nuestras y que muchos de ellos han vivido durante siglos enormes matanzas y dominación por el simple hecho de creer en otros dioses, seguramente tan respetables como los nuestros. Hemos intentado imponer nuestras creencias a fuego y a sangre y seguimos hoy con los mismos procedimientos, no hay más que mirar a Gaza, por ejemplo y da la sensación de que no tenemos remedio ni sabemos convivir si no es matándonos los unos a los otros o dominándonos los unos a los otros, dejando cadáveres e injusticias allá por donde hemos pisado. Con esa lección nos atrevemos aun a dar lecciones a nuestros hijos como si estuviéramos en condiciones de mostrarnos como ejemplos de algo. No paramos de hablar de humildad y de comprensión pero nuestros ejemplos no dicen más que lo contario. Parece que no aprendemos.



De todas formas, esta noche no puede haber en nuestras casas otra cosa que alegría y cánticos de júbilo porque según nuestras creencias, va a nacer un niño que nos va a salvar a todos. Y estoy seguro que habrá quien se lo crea y yo me alegro sinceramente de quien comparta estas ideas y cante esta noche y trate de compartir su alegría con los que le rodeen. Otros andamos un poco más discretos en sentimientos. Nos reuniremos con nuestros familiares, si nos apetece, o con nuestros amigos, que tampoco está mal y podemos celebrar que hoy es hoy, que no es poco. Cenaremos lo que podamos y nos daremos por satisfechos. Si podemos prescindir del alcohol, pues mejor para nuestra salud. Podemos echar mano del agua, mientras dispongamos de ella, que es más barata, y hablar un buen rato de lo que queramos, que no hace  falta tantos aspavientos para compartir una comida, ni tenemos que competir los unos con los otros, para ver quién come más y mejor. La alegría, que ojalá esté presente, no necesita de tantas alharacas. Puede estar al alcance de cualquiera y es gratis. Ese es mi deseo para esta noche…, y para mañana…, y…, si puede ser más…, pues mejor. ¡Ojalá para siempre!    



5 comentarios:

  1. Que renazca la Esperanza...
    Feliz Navidad 🎄🎄😊💕
    Besos 😘

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    1. No quiero la esperanza, querida. Quiero hecho y los hechos dicen lo que dicen; muerte y desolación. Te deseo salud y te mando un beso.

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  2. Comparto enteramente contigo el espíritu de tu escrito y cuando nos veamos por la calles de Graná, nos daremos un abrazo, charlaremos un rato y "yastá".

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  3. Te preguntarás quién pollas será ese mpc, pues soy el Pereira, un abrazo.

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    1. Qué bien te escondes, compañero. Ya has sacado la patita y ahora sé quien eres. Doble abrazo sólo por eso y salud.

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