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domingo, 5 de noviembre de 2023

QUÉ PALABRAS


         Llevo un buen rato mirando el teclado y el espacio en blanco que espera mi decisión de volcarme entero para ir desgranando palabras que vayan ocupando el espacio y convirtiéndose en argumentos que me ayuden a pergueñar explicaciones a lo que pasa. Veo con claridad que mi incapacidad puede consolidarse y  soy capaz de pasarme la mañana entera mirando el espacio en blanco. Se me agolpan los argumentos en el cerebro y muchas veces, esta es una de ellas, me siento con dificultades para abril el discurso sobre cualquier asunto en concreto. Me dolió en su día darme cuenta de que Ucrania se me iba relegando en la mente, no porque su contenido hubiera perdido dramatismo, sino porque el conflicto de  Israel y Hamás se coló en tromba y no hubo forma de pasar del asunto sin detenerse y poner palabras a ese drama que remueve mi conciencia y no me permite mirar a otro sitio como si no estuviera pasando. Me doy cuenta de que el conflicto ha debido adolecer de ese silencio mental colectivo porque lleva vivo decenas de años y pasamos y cruzamos como si no fuéramos capaces de centrar  los ojos en esa pupa vida que nos interpela sin  descanso.



         Sin ninguna necesidad de recurrir al ancho mundo, capaz de atiborrarnos la mente de asuntos para centrar nuestra atención y ocuparnos sobradamente, vemos que  nuestra pereza mental, con demasiada facilidad ignora lo que sucede a unos kilómetros a la redonda y se justifica mentalmente con todo tipo de argumentos, suficientes para seguir viviendo con una cierta satisfacción y todo. Es más, ni siquiera hace falta mover la mente demasiado. En nuestra propia casa tenemos el asunto mismo del proceso de investidura del próximo gobierno, que no para de tensarse, en parte porque los resultados electorales de julio lo permiten y en otra parte porque la incongruencia inicial sobre las expectativas de los sondeos y lo que significaron los recuentos de los votos no coincidieron demasiado. Andamos, desde entonces, con una deriva que no termina de aclararse. Quiero pensar que la sensatez se  imponga, que entendamos que la realidad tiene más fuerza que las ilusiones y que las disputas deben tener un fin.



         Desde que los números dictaron sentencia se vio que cabían, al menos, dos opciones. La de que la fuerza ganadora entendiera que con sus votos no eran suficientes para formar gobierno y que los hechos son los que son, tanto si te gustan como si no. El juego de los pactos entre diferentes tendría que ser el que ofreciera la mayoría suficiente, 176 votos, para formar gobierno. La fuerza ganadora usó más de 30 días intentando armar esa mayoría y no lo consiguió. Terminado su plazo, la segunda fuerza tenía su derecho a intentarlo y en ello está. Tiene de plazo hasta el 27 de noviembre para hacerlo. Si es capaz de lograrlo, tendremos gobierno con toda legitimidad. En caso contrario habrá que convocar nuevas elecciones para el 14 de enero. Estamos en ese paso intermedio de que la primera fuerza está digiriendo su incapacidad para formar gobierno como puede y la segunda se alarga en el tiempo para lograrlo y el 27 de noviembre se acerca cada día un poco más.



         Los hechos objetivos son más o menos estos pero pasa que los argumentos se pueden exponer con cierta concreción, pero su reflejo en la realidad viva significa que nada está cerrado mientras que las fechas no digan lo contrario. Entre el punto de salida y el de llegada andamos como podemos. Las presiones de unos y de otros se hacen presentes y los juegos de fuerzas actúan con las limpiezas que cada uno considera adecuadas. El que ya fracasó en su momento presiona, bien para hacer valer que hay que votar de nuevo, porque considera que le favorece, y lo argumenta deslegitimando los argumentos del aspirante en el intento de dificultar las posibilidades de que disponga el segundo, por la complejidad de las negociaciones que tiene entre manos. Como los plazos van pasando y parece que el segundo va cerrando acuerdos poco a poco, el primero se impacienta y lo  manifiesta de todas las formas que puede, unas más limpias y otras bastante más discutibles. Paciencia y resignación, que todo pasa.  



2 comentarios:

  1. Cierto.
    Todo pasa.
    Pero el altísimo precio durará demasiado tiempo.
    en todos los temas que abordas .
    Gracias y felicidades de nuevo.
    Calidad excelente, como siempre.
    Feliz domingo amigo querido.
    Besos 😘

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  2. Que puedo decir, en mi país la corrupción abunda, los grupos armados en algunos pueblos de dieron quemar registraduría, en una de ellas con una delegada adentro. Es tan cruel lo que pasa y peor aún, seguirá pasando. Guapo me encanta leerte. Recibe mi 💋

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