En las dos semanas anteriores he pretendido mirar hacia dentro y comunicar lo que podríamos llamar una tragedia interior. La que he mostrado fue un poco agudo cuando se produjo pero su duración no se ha prolongado en el tiempo porque la acertada intervención de uno de los miembros de la familia la diluyó como un azucarillo. Podría mostrar otra propuesta gozosa con la gala de los Goya que se celebró anoche y que mostró una excelente cosecha de buen cine en España, pese a tener que lamentar la muerte del director Carlos Saura que recibió el Goya de honor, ya era hora, de cuerpo presente. AS BESTAS fue la película más premiada y todo el mundo celebra el magnífico plantel que se ha propuestas presentado este año, que ojalá se repita en los venideros, cosa que no se puede garantizar de antemano, como es lógico. No me he podido resistir a comentarlo porque sé que para España ha supuesto un hito importante porque, a fin de cuentas, somos un país mediano c
on una industria cinematográfica manifiestamente mejorable todavía. Pero, hasta ahí podemos contar.
Me
sentiría un poco malnacido si fuera capaz de silenciar el fuerte terremoto que
ha asolado del sur de Turquía y buena parte de Siria con trágicas consecuencias
en destrucción de edificios, en vidas humanas y en heridos. Los noticieros de
las distintas cadenas parece que compiten por ofrecernos el drama más
palpitante y me da pudor tener que ofrecer una cifra superior a los 28000
muertos entre los dos países y más de 70000 heridos con el drama añadido de las
bajas temperaturas de la zona, que agravan las condiciones de supervivencia en
que han quedado los que han podido salvar la vida. A pesar de la amplia campaña
de solidaridad con que ha respondido el mundo entero, los beneficios reales son
mucho menores por la urgencia en el tiempo y por la enorme fragilidad de todo
lo que ha quedado en pie, que hace muy peligrosa su manipulación para encontrar
maneras eficaces de llegar hasta los lugares donde pueda quedar vida sin
exponerse a nuevos peligros de derrumbe.
Desgraciadamente
no es la primera vez que la tierra nos
muestra su fragilidad y se conocen, a lo largo de la historia, desastres similares al que
comentamos, si bien es verdad que la fuerza del presente alcanza niveles de
dramatismo y destrucción de los más altos. No sé si en algún momento del futuro
seremos capaces de prevenir situaciones parecidas pero, lo que es en el
presente, estamos muy lejos de modificar con nuestros medios las consecuencias
de un drama como el que se acaba de sufrir en el sur de Turquía y en Siria.
Falta por dilucidar si la solidez de los edificios afectados disponía de todas
las medidas que se conocen hoy en día y que, de hecho, se usan en muchos
lugares. No dispongo de los conocimientos suficientes para poder informar sobre
la solidez de las edificaciones que se han derrumbado, que han sido muchas,
pero es lo único que nos puede ofrecer claridad sobre este desastre concreto.
Lo que sí se puede decir es que, en dos zonas de alta sismicidad, como Japón o el Caribe, por ejemplo, las consecuencias de un terremoto parecido, no se parecen apenas si se producen en un lugar o en otro. Hemos tenido ejemplos en Japón y en Nicaragua o en Haití en los últimos tiempos y los resultados son muy distintos porque en Japón disponen de medios muy superiores defensa contra semejantes calamidades. En ninguno de los dos casos es posible disponer de medios para enfrentar una tragedia semejante, pero no tiene nada que las ver las posibilidades de defenderse de un lugar o de otro. Sobre este drama en concreto y dejando aparte las condiciones de las edificaciones entre Turquía o Siria, no es lo mismo las condiciones de Turquía y de su población sobre las de Siria que, unido a los desastres propios del terremoto, hay que pensar en los largos años de guerra que lleva Siria a sus espaldas. Hasta la solidaridad que ha llegado a la zona, en Turquía ha podido intervenir con libertad mientras que en Siria se ha visto dificultada por la enemistad éntrelos bandos enfrentados. Ni siquiera en los desastres somos lo mismo unos que otros.
Felicidades de nuevo, Antonio.
ResponderEliminarDe Norte a Sur y de Este a Oeste, "Se nos está quedando un Planeta precioso"
Di que sí. Lindo, lindo...
Puff
Besos
Y abrigate bien.