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domingo, 5 de febrero de 2023

APEGOS


         La semana anterior me apeteció echar la mirada hacia dentro y ejemplificar un momento de tensión en una familia cualquiera. Por ejemplo, la mía. Como ya nos vamos conociendo, más de una de las personas que leen estas secuencias de vida, pensando que eran de verdad. En efecto, eran verdad pero, como cualquier otra secuencia familiar, hay que ser prudentes porque lo mismo  que llegan, las tensiones se van, por el efecto compensatorio de los equilibrios afectivos que juegan desde el núcleo hacia fuera. Hubo quienes se solidarizaron con las tensiones y mostraron su solidaridad y ánimo para la pronta solución del conflicto que se planteaba. Para poner paz intelectual diré que el conflicto ya está resuelto por obra y gracia del buen hacer del hijo mayor, que decidió asumir su papel de mediador, cosa que suele hacer con frecuencia, y realizar las gestiones adecuadas. La pacificación brotó como por ensalmo, sencillamente porque ninguno de los miembros tenía interés en prolongar la tensión y sí en resolver los motivos que la hicieron nacer.



         Quizá procedería pasar del tema, volver a uno de los asuntos exteriores que también nos ocupan, y dejar el asunto resuelto como un recuerdo de los muchos que forman los apegos familiares y dan cuerpo y solidez a los afectos. Pero quizá también proceda detenernos un poco más, analizar el juego de apegos que van y vienen por el interior de los núcleos afectivos y aprender en qué situaciones se pueden crear tensiones o se pueden resolver las que se van creado. Me parece útil, y así lo hemos hecho en este caso, detenernos en el proceso, como si el conflicto fuera una película y, después de vista, se montara un diálogo sobre el tema en cuestión, y aprendiéramos de lo vivido de qué manera se puede evitar o resolver si se ha llegado a crear. El gozo que se produce una vez que hemos logrado dominar las presiones de cada miembro y hemos accedido de nuevo a la armonía, hace a los conjuntos más fuertes porque aprender es un proceso que nos perfecciona a todos.



         Con la conciencia de haber vencido esta dificultad se produce un estado de bienestar que nos hace un poco más ricos en recursos y más capaces de afrontar la próxima dificultad que se presente que, sin duda, se presentará en cualquier momento. La vida es un sin fin de idas y venidas que configuran el camino. Lo que importa no es huir de las dificultades sino aprender a afrontarlas y saborear las soluciones que podamos alcanzar para resolverlas. Lo que importa no es que seamos unos timoratos que andemos escondiéndonos de las dificultades que la vida nos reserva a cada paso sino que, una vez que detectamos el conflicto, seamos capaces de darle la cara y dedicarnos a su solución con la conciencia de que somos capaces de encontrarle un cauce de salida a su medida. La cultura de la convivencia nos tiene que hacer más fuertes y más prudentes porque, a pesar de que podamos ser capaces de resolver las dificultades, el proceso de solución se realiza a base de esfuerzos individuales y colectivos que también nos desgastan en alguna medida.



         Mi agradecimiento, de todas formas a las alusiones recibidas con la intención de colaborar en la solución del conflicto, que sabemos sincera. También significa que ese núcleo de palabras que vamos compartiendo crea al mismo tiempo ámbitos de entendimiento que acerca y nos hace construir espacios comunes a base de diálogo y lejos de reacciones violentas que son capaces de imponerse en algunos momentos para resolver los conflictos. El lenguaje hablado, las palabras, son espacios de cultura que nos enriquecen a todos y que debemos adoptar como botes salvavidas que nos permiten navegar por el amplio océano de la vida. Desgraciadamente tenemos sobrados ejemplo en los que aprender a los niveles de crueldad que somos capaces de alcanzar cuando decidimos eliminar los espacios de diálogo, siempre posibles y deseables, y tirar por la calle de en medio buscando soluciones rápidas. La vida nos dice cada día que no por mucho madrugar, amanece más temprano.      



   

2 comentarios:

  1. Hay quien un domingo tras otro, empeña su tiempo en dar vida a un folio o cuartilla vacía. Y quienes esperamos con anhelo la lectura de esa vida, (aunque hagamos poco comentarios). Salud, amigo.

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  2. Buenos días, amigo.
    Muchas gracias.
    No imaginas la alegría y paz que me transmites en este artículo.
    Sabiduría y alivio rezuman de él.
    Sabes que les quiero.
    A todos.
    Y sí, la armonía saludable es la curva de la convivencia la convivencia.
    Felicidades.
    Besos

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