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domingo, 25 de diciembre de 2022

SORPRESA


         Después de varios años en los que se nos ha venido anunciando que el clima iba dando señales de hartazgo, se nos conminaba a que fuéramos tomando medidas de moderación en la utilización abusiva de los recursos del planeta porque las señales que iban apareciendo indicaban con claridad que, lejos de mostrar que eran ilimitados, como habíamos venido creyendo tradicionalmente, los límites estaban a la vista. Se han celebrado bastantes reuniones internacionales con este asunto de los límites como telón de fondo y en los discursos se han dejado ver buenas intenciones por parte de los intervinientes, buenas palabras en los propósitos inmediatos pero muy bajos niveles de complimiento sobre los compromisos asumidos. Los discursos se han venido radicalizando en reuniones posteriores, pero los niveles de cumplimiento siempre muy por debajo de las previsiones iniciales. Yo no sé, ni creo que nadie sea capaz de definir con precisión, si en este momento estamos alcanzando los límites. Lo que sí sé es que las manifestaciones que empieza a dar la evolución nos ofrece señales sorpresivas, a través de las cuales podemos dudar de si estamos  en los límites o no.



         Sin ir más lejos, después de una sequía sostenida que nos ha llevado a ver nuestras reservas de agua dulce en niveles alarmantes de escasez, hemos atravesado un otoño en el que se han recuperado gran parte de las reservas que necesitábamos, si bien todavía estamos lejos de las cifras medias aceptables, pero lo que sí hemos podido  constatar es que la manera en que hemos recibido esas reservas ha sido dramáticamente irregular y muy lejos de nuestra tradicional imagen otoñal, a base de cielos grises y de días y días de lluvia más o menos mansa, que poco a poco va ocupando el espacio seco y alcanzando los niveles de humedad y de reservas que vamos precisando, de modo que cuando sea el momento de evaluar el año hidrológico, al final del verano, el nivel de las reservas haya bajado, pero nos permita afrontar las nuevas lluvias con la garantía y tranquilidad aceptables.



         A estas alturas del año, más o menos a la mitad, es verdad que hemos recuperado buena parte de lo que habíamos consumido de más, pero esas reservas nos han llegado de un modo alarmante y parece que poco usual. Las hemos recibido porque no nos quedaba otra, pero las inundaciones, las danas, con la cantidad de destrozos aparejados, parece que nos indican que las señales meteorológicas nos están dando muestras de que nuestra capacidad de control sobre los elementos está bajando en el tiempo y nos va dejando cada vez un poco más indefensos. Me estoy centrando en el año meteorológico por disponer de algún aspecto que nos permita alguna forma de medida. Los alarmantes fuegos del verano también nos han dejado claro nuestras limitaciones a la hora de controlar la capacidad destructiva de  los incendios, a pesar de disponer de mejores medios y conocimientos que nunca para saber hacerlo.



         La última sorpresa nos ha llegado de los EEUU. Casi de la noche a la mañana nos enteramos que una importante superficie del país se encuentra afectada por una ola glaciar que ha paralizado la vida en gran medida y hay millones de personas en este momento que están viviendo a temperaturas que alcanzan los 40º bajo cero. No he querido entrar hoy en Ucrania, que sigue sufriendo bombardeos que la dejan sin posibilidad de calentarse del gélido invierno, por efectos de una guerra de la que somos directamente responsables y cuya solución se encuentra al alcance de nuestras manos. He preferido reflexionar, de manera general, a ver si somos capaces de interiorizar que las condiciones de vida están cambiando y no siempre nos estamos dando cuenta de que nuestra responsabilidad no es ajena a esos cambios, unas veces de manera directa, provocando un fuego, por ejemplo, y otras haciéndonos incrédulos a la hora de ir asumiendo cambios en la manera de vivir, que nos hagan comportarnos como partes del ambiente en el que nos movemos y no como dueños y señores de él, hasta que cualquier día tengamos la evidencia traumática, de que ya es demasiado tarde.  


      

1 comentario:

  1. Muy bueno.
    Artículo y Sinfonía...
    Felicita y muchas gracias.
    Extrañaba tus escritos y saber de ti.
    Aqui llevas mi cariño y mi enhorabuena.
    Besotes

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