Desde
que empezamos con la temática del covit
19 se dijo con toda claridad que la
mejor arma para combatir esta plaga era la unidad de acción de todas las
fuerzas en liza. No tengo datos para saber si en otros países se está haciendo
de ese modo, aunque sí los suficientes como para darme cuenta de que la pugna
entre las fuerzas políticas, en ningún sitio que conozca alcanza un nivel de
encono como el que tiene en España. Si se tiene en cuenta las circunstancias
excepcionales por las que se atraviesan, para ganar la batalla al virus y sus
consecuencias, no hay que pensar demasiado para darnos cuenta de que las pugnas
normales entre las distintas opciones ya serían demasiado en estas
circunstancias. Estamos viendo cada día que los niveles de oposición se
encuentran en máximos. Cuesta encontrar niveles de enconamiento parecidos en
condiciones normales. No digamos en las condiciones por las que atravesamos,
cuya gravedad no habíamos conocido hasta el momento. Y no se para de insistir
sobre la conveniencia de remar todos a una, no sé si por crispar un poco más la
situación o por dejar en evidencia nuestra clamorosa falta de acuerdo
generalizado.
No
quiero irme a la facilidad de que el gobierno es el que debe llevar el rumbo y
la oposición la que debe plegarse a los argumentos gubernamentales, incluso
aunque señale en las ocasiones que considere precisas las diferencias de punto
de vista. Lo que no he visto hasta el momento es que la oposición se plante
frente a las posiciones gubernamentales, dificultando hasta el extremo la labor
de gobierno por la propia dificultad por la que se atraviesa en estos momentos.
Quisiera ser objetivo en mi análisis pero no me resulta asumible aceptar una
oposición que cuestiona en todo momento la labor del gobierno sino que
permanentemente se enfrenta a las medidas gubernamentales y hace del parlamento
una pugna encendida entre posiciones antagónicas en un momento en que, aunque
llevara razón, habría que encontrar otro momento para dilucidar esos
desacuerdos y atender ahora a las urgencias que plantea el virus.
No sé
si este pretendido equilibrio que juro que intento por la gravedad de la
situación se mantenga en alguna posición intermedia o vuelco hacia mi opción,
que la tengo, rompiendo cualquier posición de equilibrio. No puedo entender
cómo nos encontramos con las disputas parlamentarias en las más altas cotas de
discrepancia desde hace años, si todos sabemos que semejante actitud no tiene
más resultado que el de mantener en alto la violencia verbal y reducir al
mínimo las posibilidades de cualquier acuerdo, justamente en los momentos en
que más se necesitan. El resultado de semejante inflación, muchas veces
artificial, de pugna, eleva la tensión social hasta niveles peligrosos y
desconocidos desde hace tiempo. La única tabla de salvación está siendo la del número creciente de vacunas
inoculadas con dosis completas las que se están convirtiendo en el argumento
indiscutible para tranquilizar a la población con una prueba sólida, porque es
verdad que la vacunación completa es la mejor prueba del 9 para
tranquilizarnos.
Parece evidente a estas alturas que vamos a alcanzar el 70% de vacunaciones antes de que termine agosto. Por lo que sabemos hoy, lo razonable será seguir vacunando para que subamos el porcentaje de inmunización por la mayor carga de infección que alberga el virus con la variante delta, que es la mayoritaria en este momento. Por tanto, el compromiso del gobierno se va a cumplir, cosa que nos parecía casi imposible cuando se empezó a vacunar. Los técnicos hablan de que deberíamos llegar hasta el 85% de vacunados para conseguir un grado de vacunación aceptable para todos y eso está también al alcance de nuestras posibilidades, por ejemplo, para cuando el nuevo curso pueda empezar en septiembre. Recordar la necesidad de un acuerdo parece de risa, viendo como estamos pero no debo eliminarlo de mi argumentación porque sería darme por vencido…, y eso nunca.
Tienes toda la razón, amigo mío. Desde el comienzo de esta pandemia el único papel de la oposición ha sido el de poner palos en las ruedas para que aquí no avance ni Dios. Me horroriza pensar lo que hubieran hecho ellos si hubieran tenido cotas de poder. Ya lo vimos con la crisis económica que salvaron a los bancos y a fondo perdido. Un poco también hemos visto en la gestión de la Comunidad de Madrid donde tantas personas mayores han muerto sin que se hayan hecho responsables...
ResponderEliminarYo nunca he simpatizado con el PSOE sobre todo después de aquello de "Otan de entrada, no .... Y de salida menos" pero tengo que reconocer la injusticia actual y sí, por eso me declaro simpatizante de Pedro Sánchez. También lo soy de José Luis Rodríguez Zapatero, a mi juicio, el mayor defensor de los derechos civiles que ha habido en este país.
Lo peor es que no confío en un pacto de Estado para solucionar esto ni ningún otro problema de los que nos acucian. Haría falta otro tipo de cultura política que lamentablemente no va a haber y mucho menos desde la incursión de VOX en nuestro panorama político que nos ha retrotraído varias décadas en nuestra historia.
Me parece un comentario muy lúcido, propio de una persona como tú. Te agradezco tus palabras y considero que el con junto se enriquece con tu colaboración. Por eso te doy las gracias y me encanta verte reflejada junto a mi texto y ver cómo se enriquece con tu colaboración. Gracias amiga y un fuerte abrazo.
ResponderEliminarLeyendo tu artículo y los comentarios... Qué más se puede añadir?
ResponderEliminarEn mi caso, la DECEPCIÓN Y SENSACIÓN DE ORFANDAD, es suprema. Desesperanzada. Con gobierno y oposición. Una vergüenza de inútiles que no nos representa, y sólo desean sus cotas de poder e intereses personales a costa de todos. Da miedo.
Me repelen. Todos. Dan náuseas.
Independientemente de mi inclinación política, casi siamesa a la del gran y admirado Julio Anguita, Q.E. P. D. Sabes que soy librepensadora. No me caso políticamente con nadie. Todos han sido y son nefastos. Con alguna excepción memorable, claro. Pero excepción, al fin y al cabo, con
algún acierto esporádico. Por desgracia para todos nosotros. Nos gobiernan analfabetos, donde la estupidez es la tónica general. Una vergüenza, reitero.
Felicidades y gracias por todo.
Besos 😘