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domingo, 1 de agosto de 2021

GUERRA ABIERTA


         Desde que empezamos con la temática del covit 19  se dijo con toda claridad que la mejor arma para combatir esta plaga era la unidad de acción de todas las fuerzas en liza. No tengo datos para saber si en otros países se está haciendo de ese modo, aunque sí los suficientes como para darme cuenta de que la pugna entre las fuerzas políticas, en ningún sitio que conozca alcanza un nivel de encono como el que tiene en España. Si se tiene en cuenta las circunstancias excepcionales por las que se atraviesan, para ganar la batalla al virus y sus consecuencias, no hay que pensar demasiado para darnos cuenta de que las pugnas normales entre las distintas opciones ya serían demasiado en estas circunstancias. Estamos viendo cada día que los niveles de oposición se encuentran en máximos. Cuesta encontrar niveles de enconamiento parecidos en condiciones normales. No digamos en las condiciones por las que atravesamos, cuya gravedad no habíamos conocido hasta el momento. Y no se para de insistir sobre la conveniencia de remar todos a una, no sé si por crispar un poco más la situación o por dejar en evidencia nuestra clamorosa falta de acuerdo generalizado.



         No quiero irme a la facilidad de que el gobierno es el que debe llevar el rumbo y la oposición la que debe plegarse a los argumentos gubernamentales, incluso aunque señale en las ocasiones que considere precisas las diferencias de punto de vista. Lo que no he visto hasta el momento es que la oposición se plante frente a las posiciones gubernamentales, dificultando hasta el extremo la labor de gobierno por la propia dificultad por la que se atraviesa en estos momentos. Quisiera ser objetivo en mi análisis pero no me resulta asumible aceptar una oposición que cuestiona en todo momento la labor del gobierno sino que permanentemente se enfrenta a las medidas gubernamentales y hace del parlamento una pugna encendida entre posiciones antagónicas en un momento en que, aunque llevara razón, habría que encontrar otro momento para dilucidar esos desacuerdos y atender ahora a las urgencias que plantea el virus.



         No sé si este pretendido equilibrio que juro que intento por la gravedad de la situación se mantenga en alguna posición intermedia o vuelco hacia mi opción, que la tengo, rompiendo cualquier posición de equilibrio. No puedo entender cómo nos encontramos con las disputas parlamentarias en las más altas cotas de discrepancia desde hace años, si todos sabemos que semejante actitud no tiene más resultado que el de mantener en alto la violencia verbal y reducir al mínimo las posibilidades de cualquier acuerdo, justamente en los momentos en que más se necesitan. El resultado de semejante inflación, muchas veces artificial, de pugna, eleva la tensión social hasta niveles peligrosos y desconocidos desde hace tiempo. La única tabla de salvación  está siendo la del número creciente de vacunas inoculadas con dosis completas las que se están convirtiendo en el argumento indiscutible para tranquilizar a la población con una prueba sólida, porque es verdad que la vacunación completa es la mejor prueba del 9 para tranquilizarnos.



         Parece evidente a estas alturas que vamos a alcanzar el 70% de vacunaciones antes de que termine agosto. Por lo que sabemos hoy, lo razonable será seguir vacunando para que subamos el porcentaje de inmunización por la mayor carga de infección que alberga el virus con la variante delta, que es la mayoritaria en este momento. Por tanto, el compromiso del gobierno se va a cumplir, cosa que nos parecía casi imposible cuando se empezó a vacunar. Los técnicos hablan de que deberíamos llegar hasta el 85% de vacunados para conseguir un grado de vacunación aceptable para todos y eso está también al alcance de nuestras posibilidades, por ejemplo, para cuando el nuevo curso pueda empezar en septiembre. Recordar la necesidad de un acuerdo parece de risa, viendo como estamos pero no debo eliminarlo de mi argumentación porque sería darme por vencido…, y eso nunca.  


3 comentarios:

  1. Tienes toda la razón, amigo mío. Desde el comienzo de esta pandemia el único papel de la oposición ha sido el de poner palos en las ruedas para que aquí no avance ni Dios. Me horroriza pensar lo que hubieran hecho ellos si hubieran tenido cotas de poder. Ya lo vimos con la crisis económica que salvaron a los bancos y a fondo perdido. Un poco también hemos visto en la gestión de la Comunidad de Madrid donde tantas personas mayores han muerto sin que se hayan hecho responsables...
    Yo nunca he simpatizado con el PSOE sobre todo después de aquello de "Otan de entrada, no .... Y de salida menos" pero tengo que reconocer la injusticia actual y sí, por eso me declaro simpatizante de Pedro Sánchez. También lo soy de José Luis Rodríguez Zapatero, a mi juicio, el mayor defensor de los derechos civiles que ha habido en este país.
    Lo peor es que no confío en un pacto de Estado para solucionar esto ni ningún otro problema de los que nos acucian. Haría falta otro tipo de cultura política que lamentablemente no va a haber y mucho menos desde la incursión de VOX en nuestro panorama político que nos ha retrotraído varias décadas en nuestra historia.







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  2. Me parece un comentario muy lúcido, propio de una persona como tú. Te agradezco tus palabras y considero que el con junto se enriquece con tu colaboración. Por eso te doy las gracias y me encanta verte reflejada junto a mi texto y ver cómo se enriquece con tu colaboración. Gracias amiga y un fuerte abrazo.

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  3. Leyendo tu artículo y los comentarios... Qué más se puede añadir?
    En mi caso, la DECEPCIÓN Y SENSACIÓN DE ORFANDAD, es suprema. Desesperanzada. Con gobierno y oposición. Una vergüenza de inútiles que no nos representa, y sólo desean sus cotas de poder e intereses personales a costa de todos. Da miedo.
    Me repelen. Todos. Dan náuseas.
    Independientemente de mi inclinación política, casi siamesa a la del gran y admirado Julio Anguita, Q.E. P. D. Sabes que soy librepensadora. No me caso políticamente con nadie. Todos han sido y son nefastos. Con alguna excepción memorable, claro. Pero excepción, al fin y al cabo, con
    algún acierto esporádico. Por desgracia para todos nosotros. Nos gobiernan analfabetos, donde la estupidez es la tónica general. Una vergüenza, reitero.
    Felicidades y gracias por todo.
    Besos 😘

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