El
otro día contemplamos en vivo y en directo la salida por la puerta de servicio
del representante de Ucrania, después de haber filmado para el mundo entero,
una humillación en la que se le gritó en su cara que podía vestirse
adecuadamente y, durante 40 larguísimos minutos, que estaba donde estaba y que
allí no se escuchaban sus argumentos, sino que era él el que tenía que escuchar
una especie de sentencia para su país y para los tres años de guerra que ya
soportaba de Rusia. Que bastante había costado ya su empeño de enfrentarse al
vecino del norte, sin disponer de los medios adecuados para hacerle frente, a
la espera de recibir miles y miles de millones en ayuda militar para responder
con algunas garantías y que ya estaba bien. Que todavía no se le veía preparado
para la paz y que debía volver a su país y que pidiera audiencia cuando
estuviera dispuesto a aceptar una paz proporcionada a sus posibilidades que, en
su momento, ya se le irían dictando, punto por punto. Mientras tanto, el mundo entero,
pero sobre todo Europa, contemplaba el espectáculo con los ojos como platos,
sin capacidad ninguna de respuesta, desde el momento en que los dólares
invertidos en esa guerra, mayoritariamente
no eran suyos, sino del que levantaba la voz y dictaminaba, una vez más,
que el que paga manda.
Estoy
seguro de que no faltarán las voces de su país que censuren su actitud
arrogante y su falta de respeto para quien lleva ya tres años soportando una
invasión implacable, que le ha costado cientos de miles de muertos y sus
ciudades destrozadas por las bombas invasoras, que costarán dios y ayuda
reconstruir. Y todo este juego de poderes para certificar que China es la que
manda, y cada día más y que para equilibrar el juego de poderes en que se
reparte el mundo en este momento, Ucrania cuenta más bien poco y lo sensato es unirse a Rusia antes de que
China se corone como imperio indiscutible, sin un contrapeso de su nivel que le
haga sombra por estas 24 horas. La entrevista de marras ha sido tan humillante
y tan a las claras, con toda la prensa gravando en directo, que tendremos que
ver, en los días sucesivos, cómo sigue el culebrón, para poder mirarnos la cara
unos a otros, en adelante.
Es
verdad que Europa debe responder con fuerza, aunque no sea más que porque la
víctima, Ucrania es nuestra vecina y si ha tenido que soportar esta cruel
invasión, hay otra serie de piezas europeas que se encuentran al alcance de la
estrategia de Rusia para el momento en que considere oportuno. No parece que
Europa esté para exhibir mucha fuerza ante posibles agresores, pero tampoco
parece que este punto resulte demasiado extraño si se tiene en cuenta su
bajísimo compromiso militar exhibido en Ucrania. Con el velo de la OTAN, de la
que se decía que agonizaba, se ha permitido a los EEUU que se hagan dueño de la
ayuda y este es el momento en que ha dicho que hasta aquí hemos llegado y que
ellos van a barrer para su propio beneficio mientras la vieja Europa se devana
los sesos poniéndose de acuerdo entre tantos y resolviendo sus muchos problemas
internos. Llevará tiempo, si es que se logra, pergeñar una respuesta adecuada
frente a semejante humillación. El principal socio de la OTAN ha dado un
portazo y ha dicho que se va a buscar su vida. Los europeos, veremos lo que
somos capaces de poner en frente como contrapeso.
Creo
que después de un día viene otro. Habrá que reponerse de ese escándalo
diplomático y mirarnos al espejo, leer la parte de responsabilidad que nos toca
y volver a caminar, seguramente en una dirección que no podrá ser la misma que
la que nos ha traído hasta aquí. Aunque nos quede la estampa de la entrevista
de la ignominia, no podemos olvidar todo el capítulo de los aranceles, que se
nos ha puesto por delante y que nos pretende complicar la vida a los demás para
que nos quede claro a todos quien parte el bacalao en esta zona del mundo, por
si no lo teníamos claro todavía. Si estamos de acuerdo, pues a decir amén. Y si
no, a tomar buena nota y a responder como podamos.
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