Ayer
se celebró un 8 de marzo más, día de la mujer y tocó con una fuerte presencian
de la lluvia, cosa cada vez más rara, que sirvió, como no podía ser de otro
modo, para mermar las manifestaciones en la calle. Nadie pudo demostrar que la
presencia numérica por sí sola fuera un elemento demostrativo de su importancia,
si bien es verdad que una importante riada de gente detrás de un motivo
cualquiera, ofrece un atractivo indiscutible a primera vista. Pero no nos
engañemos, las verdaderas razones que justifican el día de la mujer como
acontecimiento relevante no está relacionado con ningún número visible y sí,
por el contrario, con injusticias seculares que han configurado una historia determinada
y las manifestaciones no son sino la punta de un profundo iceberg que arrastramos
con la indiferencia de todo el aparato de poder que ha venido sustentando la
convivencia de una determinada manera y con el silencio culpable de quieres
hemos sido conscientes de la terrible barbaridad que esta cultura llevaba en
sus entrañas y, por una u otra razón, hemos callado mirando para otro lado.
Entrar
en un profundo análisis de este estado de cosas que nos ha traído hasta aquí
excede por completo esta dimensión y, afortunadamente, mentes muy lúcidas de
ambos géneros están desarrollando y mostrando reflexiones muy profundas hasta
hacer de este tema de la cuestión de los géneros y de su función en la
sociedad, el cambio más destacado en el último siglo. Y esto no ha hecho más
que empezar. En la medida en que nos vamos adentrando en la dimensión de esta
flagrante injusticia, nos vamos dando cuenta de que el asunto se convierte en
un pozo sin fondo, imposible de dimensionar a simple vista. La situación de la
que partimos impide que abarquemos todas las aristas de este asunto. Es
obligado entrar sin miedo y con la humildad suficiente, para saber que las
problemáticas relacionadas con la igualdad de los géneros nos van a ocupar un tiempo difícil de concretar, lo
que no le quita ni un ápice de profundidad a su contenido, ni de urgencia
a su cuestionamiento.
Escuchar
al señor Feijó decir el otro día que el
verdadero feminismo fue el que aportaron nuestras madres y nuestras abuelas
aparte de una frese vacía que esconde una clara invitación a dejar las cosas
como están. Los verdaderos motivos de la igualdad de los sexos ya estuvieron
suficientemente defendidos por nuestras antecesoras y una profunda ignorancia
porque este asunto alcanza una dimensión que nos afecta a todos porque todos hemos sido responsables de haber
llegado hasta aquí en las condiciones que lo hemos hecho y, desde luego,
nuestras posibilidades de progresar en el tema se reducen extraordinariamente
si creemos que se trata solo de un asunto de mujeres, que lo es sin duda, y no
de todos. Del mismo modo hacemos un flaco servicio al tema si alguno de los
sectores en liza se arroga la propiedad de los argumentos y se instala en la
verdad absoluta y se adueña de la causa como si la causa fuera un cortijo de
alguien en particular.
Flaco servicio hacemos cualquiera de las partes, a base de bravuconadas o de intentos de cerrar una cuestión de tanta profundidad con frases brillantes que persiguen votos a corto plazo y aplazamientos sin límite de los cambios que semejante revolución necesita en sus entrañas. No, esto no va de urgencias, ni de sectores patrimoniales ni de tiempos tasados con finales a nuestro alcance. Esto requiere altas dosis de humildad para entrar en el tema, conciencia de se trata de un asunto que nos afecta a todos y que la posibilidad de que las cosas van cambiando nos implica desde la primera hasta el último y de que tienen que pasar importantes espacios históricos para que se vayan notando los cambios. De hecho, aunque estemos en los umbrales de los propósitos, ya somos capaces de escuchar por la calle que esto ya no es lo que era y que se perciben cambios que, si echamos la vista atrás, son difíciles de identificar, sólo unos años atrás. También tenemos que asumir los pasos atrás que tendremos que recuperar, una vez que tomemos conciencia de las meteduras de pata en las que caigamos.
Feliz domingo, fiel amigo.
ResponderEliminarSólo puedo estar de acuerdo contigo.
Podría ser mucho más contundente, porque el tema y los personajes lo merecen, y no para bien.,
Pero no voy a alterar tu diplomacia.
Gracias por otro buen aporte.
Besos 😘💞😃