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domingo, 23 de marzo de 2025

BORRASCAS

 

         Con un poco de memoria que pusiéramos en ejercicio bastaría para recordar que hace un año estábamos a punto de sacar los santos a la calle  porque nos moríamos de sed. Se nos ha informado reiteradamente que esta zona que habitamos forma parte de una España del desierto que, empezando por el sureste, se va apoderando de la península, Las imágenes de hace un año abrían los noticiarios mostrando una estampa de tierra reseca y de espacios preparados para embalsar agua, completamente vacíos y sin perspectivas de satisfacer las demandas de agua dulce para las que fueron creados. Algunos de nosotros afirmábamos reiterádamente no comprender cómo era posible que en un país mediano como el nuestro fuéramos capaces de mantener incomunicadas unas zonas con otras, sabiendo de sobra que la mitad norte no suele carecer de agua de lluvia y, con una planificación adecuada, los embalses elaborados se podrían intercomunicar sin demasiado esfuerzo, de modo que las distintas zonas no aparezcan como compartimentos estancos, sin  comunicación alguna de unas con otras, sobre todo sabiendo las veleidades de desierto que manifiestan reiteradamente algunas de ellas.


         Pues he aquí que este año hidrológico que, como es habitual,  comienza en octubre, nos enseñó los dientes con una dana que, aparte de las miserias humanas de imprevisión o de incompetencia gubernativa, se llevó la vida de más de 220 personas y produjo, con su fuerza incontrolada, la ruina de una parte importante de Valencia y Albacete, como un anuncio cruel e implacable, como suele pasar con los fenómenos meteorológicos extremos, que se presentan sin previo aviso y nos muestras una y mil veces su capacidad destructora y lo poco que somos los humanos en comparación con su  enorme potencial. Una vez resuelto aquel alarde, para cuya solución tardaremos todavía bastante tiempo, parece que ha sido marzo el que ha mostrado su verdadera cara y, sin que hayamos terminado el mes hasta el momento, el país ha cambiado en profundidad. 


Las reservas de agua dulce han alcanzado de media más del 65% de la capacidad embalsable y ahora que parece que se cierra este ciclo borrascoso y el anticiclón se instala como parapeto, como es habitual. Ya estamos quejándonos de nuevo, pero ahora porque no vemos el sol, nuestro sol, ese que nos da la vida y la muerte y nos invita a seguir quejándonos, bien por la falta de agua o reclamando su luz y su calor, desesperadamente, cuando nos falta.


 Por casi todo el país se están produciendo inundaciones, no tanto por el exceso de lluvias, que también, sino sobre todo por desembalses aquí y allá, de pantanos que han completado su capacidad de almacenamiento y han tenido que abrir las compuertas de seguridad para evitar que rebosen, en el caso de que siga lloviendo. Los expertos nos afirman que a partir del martes ya habrá pasado este conjunto de borrascas, a las que deberíamos estar dando las gracias en todos los idiomas posibles. España no se ha llenado de agua dulce de manera general y las diferencias entre unas regiones y otras siguen presentes. Pero supongo que seguiremos haciendo oídos sordos, aprovechando que el final de este ciclo nos garantiza algunos años de tranquilidad hasta que de nuevo el futuro nos ponga frente a frente el conjunto de miserias que acumulamos y a las que nos negamos a reconocer para no tener que andar con el alma en un hilo, como si nuestras deficiencias no pudieran dejar de estar presentes y reclamando permanentemente que podemos aprender de nuestra experiencia y que no es ningún delito sacar consecuencias de nuestras debilidades. La diferencia sustancial entre cómo se afrontó la dana de Valencia y cómo se ha afrontado todo el conjunto de borrascas que nos ha venido inundando a lo largo del mes de marzo, podría ser una lección más que suficiente para demostrar que podemos aprender si somos capaces de creérnoslo y de ponerlo en práctica de verdad. 




2 comentarios:

  1. Cuando no hay, es extrema. Cuando hay, también...
    Desde que tengo memoria, así ha sido siempre. Aunque cada vez es peor en los extremos.
    Nunca a gusto de todos, como dice nuestro refranero.
    Buen y sabio reporte, amigo querido.
    Como siempre.
    Felicidades y feliz domingo.
    Besotes 😘 💞

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  2. Hola Antonio, miando hoy en mi blog los poemas del año 2013 he encontrado un comentario tuyo, seguramente serias asiduo de entonces (estuve unos años ausente) pero volví....me ha dado alegria leerte y he llegado por si aun mantenias el tuyo,
    Muy buena entrada y muy actual, ya te eiré visitando
    Un abrazo

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