Seguidores

domingo, 26 de septiembre de 2021

DISPERSIONES

 


         Con la pandemia estamos en buenas condiciones, aunque nadie pueda asegurar que las cosas no puedan complicarse en los próximos días. La incidencia ha caído por debajo de los 70, cosa que hacía bastantes meses que no veíamos. La vacunación supera ya el 80% de la población. Estas dos noticias de por sí nos mueven al optimismo. Pero ya se sabe que poco dura el pan en la casa del pobre. En una de las islas Canarias, en La Palma concretamente, ha entrado en erupción un volcán, con hasta diez bocas echando lava a diestro y siniestro. En este momento lleva activo una semana y ya ha esparcido varios millones de toneladas de lava y cenizas, rodando monte abajo, y tragándose a su paso viviendas y plataneras, camino del mar, que nadie sabe si terminará llegando, porque la lengua de lava se solidifica a medida que baja y su marcha hacia del mar se hace más lenta cada día. Lo cierto es que ahora que podríamos iniciar la euforia de la desescalada con más garantías que nunca por el alto grado de vacunación, la pandemia ha desaparecido casi por completo de las noticias para centrarnos en el volcán.



         Las siete islas Canarias son volcánicas. La Palma es de las  más pequeñas y registra erupciones en 1949 y en 1971. Esta de ahora, por tanto, es la tercera de la que se tienen datos. Entra en activo, por tanto, cada cierto tiempo y se consideran volcanes de mediana intensidad, con una duración de unos tres meses de actividad. Estos son los datos fríos. El lado humano de las consecuencias es que, hasta el momento, ya han desalojado sus viviendas, casi con lo puesto, más de 6000 personas, que están viviendo con sus familiares o en servicios públicos que las administraciones han habilitado al respecto. El lado positivo es que, hasta el momento, no hay que lamentar ninguna pérdida de vida humana. Salvo este dato, el manto de lava ha engullido ya varios cientos de viviendas y bastantes hectáreas de plataneras en plena producción y sigue aumentando la ruina a medida que la lava va ocupando más espacio en su bajada por la ladera en dirección al mar, tanto si termina llegando como si se queda en el camino.



         El curso escolar ha comenzado, esta vez de manera presencial desde el principio, utilizando la forma en que comenzó el curso pasado, con la ventaja de que los jóvenes de 12 a 18 años ya se están vacunando también, con lo que los niveles de seguridad son claramente superiores a los que disponíamos el curso anterior, que no eran malos y que dieron bastante buenos resultados. Me encantaría poder decir que caminamos hacia el final de esta pandemia. No faltan datos que puedan avalar esta afirmación pero por prudencia y por sentido de realidad no se deben echar las campanas al vuelo. El virus sigue vivo y habita entre nosotros. Aunque las cifras hayan bajado de manera significativa, sigue habiendo fallecimientos por su causa y nuevas infecciones, que nos dicen que necesitamos mantener la prudencia y los cuidados imprescindibles como mascarillas en aglomeraciones y distancias de seguridad siempre que podamos. Con echar la vista atrás un año, por ejemplo, no es descabellado reconocer que las expectativas de salida de este marasmo en el que estábamos inmersos, ha mejorado bastante.



         No quiero terminar el comentario de esta semana sin decir que las consecuencias del volcán de la Palma ya están evaluadas, hasta el momento, en una cuantía que alcanza los 400 millones de euros y la erupción no se sabe cuánto va a durar. Los cálculos de los expertos nos dicen que estamos todavía en los comienzos y que hay que pensar, al menos, en dos o tres meses. Se ha dado la voz de alarma de que se necesitan ropas y materiales de uso y,  en unos días, los voluntarios se han visto desbordados con la cantidad de ropa y alimentos que se han recibido en la Palma. Se ha llegado a tal punto, que la nueva orden es que se mande sólo dinero para evitar el agobio de cajas que tienen acumuladas, que ahora han de ser clasificadas y preparadas para su distribución. Me parecería obsceno decir que debemos alegrarnos por la respuesta ciudadana, pero también innoble si no queda reflejada esta esperanzadora respuesta, ante la ruina que el volcán está produciendo en la Palma. 



1 comentario:

  1. Gracias.
    Muchas gracias, mi más que querido Antonio, por otro artículo muy bueno. Conciso. Preciso. Y actualísimo.
    Eres increíble. Genial.
    Felicidades de Corazón.
    Cuídate mucho.
    Besos.
    Feliz domingo 😊

    ResponderEliminar