Con la
pandemia estamos en buenas condiciones, aunque nadie pueda asegurar que las cosas
no puedan complicarse en los próximos días. La incidencia ha caído por debajo
de los 70, cosa que hacía bastantes meses que no veíamos. La vacunación supera
ya el 80% de la población. Estas dos noticias de por sí nos mueven al
optimismo. Pero ya se sabe que poco dura
el pan en la casa del pobre. En una de las islas Canarias, en La Palma
concretamente, ha entrado en erupción un volcán, con hasta diez bocas echando
lava a diestro y siniestro. En este momento lleva activo una semana y ya ha
esparcido varios millones de toneladas de lava y cenizas, rodando monte abajo,
y tragándose a su paso viviendas y plataneras, camino del mar, que nadie sabe
si terminará llegando, porque la lengua de lava se solidifica a medida que baja
y su marcha hacia del mar se hace más lenta cada día. Lo cierto es que ahora
que podríamos iniciar la euforia de la desescalada con más garantías que nunca
por el alto grado de vacunación, la pandemia ha desaparecido casi por completo
de las noticias para centrarnos en el volcán.
Las
siete islas Canarias son volcánicas. La Palma es de las más pequeñas y registra erupciones en 1949 y
en 1971. Esta de ahora, por tanto, es la tercera de la que se tienen datos.
Entra en activo, por tanto, cada cierto tiempo y se consideran volcanes de
mediana intensidad, con una duración de unos tres meses de actividad. Estos son
los datos fríos. El lado humano de las consecuencias es que, hasta el momento,
ya han desalojado sus viviendas, casi con lo puesto, más de 6000 personas, que
están viviendo con sus familiares o en servicios públicos que las administraciones
han habilitado al respecto. El lado positivo es que, hasta el momento, no hay
que lamentar ninguna pérdida de vida humana. Salvo este dato, el manto de lava
ha engullido ya varios cientos de viviendas y bastantes hectáreas de plataneras
en plena producción y sigue aumentando la ruina a medida que la lava va
ocupando más espacio en su bajada por la ladera en dirección al mar, tanto si
termina llegando como si se queda en el camino.
El
curso escolar ha comenzado, esta vez de manera presencial desde el principio,
utilizando la forma en que comenzó el curso pasado, con la ventaja de que los
jóvenes de 12 a 18 años ya se están vacunando también, con lo que los niveles
de seguridad son claramente superiores a los que disponíamos el curso anterior,
que no eran malos y que dieron bastante buenos resultados. Me encantaría poder
decir que caminamos hacia el final de esta pandemia. No faltan datos que puedan
avalar esta afirmación pero por prudencia y por sentido de realidad no se deben
echar las campanas al vuelo. El virus sigue vivo y habita entre nosotros.
Aunque las cifras hayan bajado de manera significativa, sigue habiendo
fallecimientos por su causa y nuevas infecciones, que nos dicen que necesitamos
mantener la prudencia y los cuidados imprescindibles como mascarillas en
aglomeraciones y distancias de seguridad siempre que podamos. Con echar la
vista atrás un año, por ejemplo, no es descabellado reconocer que las expectativas
de salida de este marasmo en el que estábamos inmersos, ha mejorado bastante.
No
quiero terminar el comentario de esta semana sin decir que las consecuencias
del volcán de la Palma ya están evaluadas, hasta el momento, en una cuantía que
alcanza los 400 millones de euros y la erupción no se sabe cuánto va a durar.
Los cálculos de los expertos nos dicen que estamos todavía en los comienzos y
que hay que pensar, al menos, en dos o tres meses. Se ha dado la voz de alarma
de que se necesitan ropas y materiales de uso y, en unos días, los voluntarios se han visto
desbordados con la cantidad de ropa y alimentos que se han recibido en la
Palma. Se ha llegado a tal punto, que la nueva orden es que se mande sólo
dinero para evitar el agobio de cajas que tienen acumuladas, que ahora han de
ser clasificadas y preparadas para su distribución. Me parecería obsceno decir
que debemos alegrarnos por la respuesta ciudadana, pero también innoble si no
queda reflejada esta esperanzadora respuesta, ante la ruina que el volcán está
produciendo en la Palma.
Gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias, mi más que querido Antonio, por otro artículo muy bueno. Conciso. Preciso. Y actualísimo.
Eres increíble. Genial.
Felicidades de Corazón.
Cuídate mucho.
Besos.
Feliz domingo 😊