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domingo, 19 de septiembre de 2021

DESESCALADA


         Con muchas contradicciones, con dudas, con errores manifiestos y con algún acierto que otro, que de todo ha habido, nos encontramos en este momento con más del 75% de la población vacunada con pauta completa y se ha iniciado la tercera dosis para las personas más delicadas de salud y para los mayores de las residencias. Creo que cuando el presidente prometió que antes de que terminara el verano estaría vacunado el 70% de la población, más de uno y más de dos, yo entre ellos, lo dudamos vivamente. Vamos, que no lo creímos. Se ha cumplido y me alegro. Ahora hemos visto que hay que seguir vacunando porque la capacidad de infección del virus es superior a la prevista con la variante delta con la que mutó hace ya meses. Esto ha supuesto que vamos a vacunar a todo el que sea posible mayor de 12 años. Se estima que podemos llegar hasta el 85% de la población. Jugamos con la ventaja que en España, el nivel de los negacionistas es muy bajo. Otros países, EEUU por ejemplo, tienen casi un 40% de enemigos de la vacuna, lo que les supone un grave problema para alcanzar la inmunidad de grupo.



         La prensa no para de mostrarnos grupos de jóvenes que desobedecen las normas de precaución, sobre todo los fines de semana con los botellones, una vez que los horarios de cierre establecidos se han cumplido. Da la sensación de que las normas no se cumplen. No es mentira que determinados grupos, jóvenes y no tan jóvenes, se saltas las normas y actúan como si lo que se dice no fuera con ellos, con estas normas y con cualquiera otras. Eso pasa casi siempre. Y son los que suelen salir en la prensa, ofreciendo una imagen distorsionada de la realidad. Comprendo que no es muy noticioso sacar imágenes de gente que cumple y que está en su domicilio a la hora prevista, pero, aunque no lo parezca porque no se ve tanto, somos la amplia mayoría. Por eso y por la aportación de las vacunaciones, que se están cumpliendo a pesar de los pesares, esta es la hora en que la incidencia acumulada baja por debajo de los 100, cosa que no pasaba desde hace bastantes meses.



         Entramos de nuevo en el proceso de desescalada, que ya vivimos hace más de un año, y que dio pie a una fuerte remontada de las infecciones porque no disponíamos entonces de ningún soporte de protección. Nos pudo el virus claramente. No sé si en este momento nos estamos precipitando también pero es verdad que ese 75% de vacunados que ya somos, y subiendo, significamos un importante escudo que nos diferencia de las condiciones de la anterior desescalada. Como no soy experto en salud pública, no sé si suficiente, ojalá que sí, pero es verdad que las condiciones de ahora son mucho más favorables que las del año pasado. Lo cierto es que la gente está muy agotada de tanta pandemia, de tantas restricciones y de tanto tiempo esperando poder vislumbrar el modo de vida que abandonamos hace año y medio y que se nota que deseamos como el comer. Espero y deseo que esta vez no nos volvamos tan locos como entonces y seamos capaces de ir tomando espacios de libertad con la prudencia necesaria para evitar retrocesos desesperantes como entonces.



         Aunque la incidencia actual permita ir pensando en una desescalada prudente, no es menos cierto que tanto la otra vez como ahora, se recomienda una fuerte inversión en rastreadores para que no se escape ninguna persona infectada sin controlar, que fue lo que la vez anterior terminó por desmadrar los infectados. Aquí chocamos, como siempre con la ideología de los gobernantes de cada comunidad autónoma, que no siempre consideran con la misma importancia seguir el rastro de los infectados para no permitir que se extienda de nuevo la infección, incluso aunque ahora sea menos grave que la otra por efecto de las vacunas. Si negamos la posibilidad de cierta esperanza por el futuro inmediato es que somos unos desagradecidos con la vida. No seré yo quien niegue que asoma a la vista un foco de luz, por fin, al final del largo túnel de esta pandemia.     

 

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