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domingo, 1 de septiembre de 2024

DERECHOS

 


         En honor a la verdad, tengo que reconocer que, cuando escribo sobre los asuntos del mundo mundial, por una parte me siento integrado en lo que pasa a nuestro alrededor. Si no tratara esos temas, casi me situaría un poco fuera de órbita o al margen del mundo que nos define y nos condiciona pero, cuando lo  hago, tengo la sensación de que no es de eso de lo que quiero escribir. Que me siento inmerso  en el gran teatro del mundo, pero que los motivos profundos que me definen, no terminan de ser los que aparecen en mis escritos, sino que ando dando vueltas a los grandes asuntos sociales  pero que mis verdaderas inquietudes se me quedan en la puerta y me veo un poco como convidado de piedra y un poco al margen del banquete. No termino de saber si es que el asunto no va conmigo o no me siento capaz de tomar el toro por los cuernos y centrarme en lo verdaderamente importante y que salga el sol por Antequera. En estas cuitas con frecuencia y no termino de aclararme.



         Hoy llevo revuelto desde las tres de la madrugada con esta incertidumbre y con las fotos del matrimonio de Antonio Rossi, al que conozco de la tele, y de su compañero, cosa que me ha sorprendido. He escuchado que la pareja es de derechas y que, una vez más la ampliación de derechos la consigue la izquierda con gran esfuerzo y mucha incomprensión y, una vez conseguido el derecho, todo el mundo se apunta como si la lucha hubiera sido compartida. Yo, que me declaro un hetero manifiesto, me alegro sin paliativos de ver a cualquier pareja con la cara de felicidad de haberse unido en matrimonio porque esa ha sido su voluntad respetada. Si luego me entero de sus inclinaciones políticas, no dejo de alegrarme pero rebajo un poco la euforia porque me parece un contrasentido pero, en todo caso, será asunto suyo y serán ellos los que tendrán que aclararse, una vez que terminen de alegrarse por el paso que han dado y por la felicidad que sienten por haberlo hecho. Sé que no es tan simple pero hoy me apetece verlo de este modo.





         Hay una secuencia que llevo en la mente durante años y no se me borra. Imagino el fusilamiento de Federico que, una vez muerto, un familiar suyo de apellido Trescastro que al parecer formaba parte del pelotón ejecutor, se acercó a su cadáver y le descerrajó un tiro en el culo diciendo:

-         ¡Por maricón!

En ese momento, su figura entró en la ignominia para siempre, mientras Federico, su muerte inocente, su obra y su homosexualidad incluida, entraban en la inmortalidad y allí siguen hoy, ocupando cada día un espacio mayor.



Yo cuento esta secuencia como símbolo de la maldad gratuita y del abuso de poder. Podríamos seguir con ejemplos sin  límite, de todos tipos y colores, para concluir que todo este asunto de los derechos no ha  sido más que una vergüenza colectiva que ha revoloteado por toda la dimensión de la historia y que no tiene visos de desaparecer, aunque quiero pensar que algo mejora. Quizá este ejemplo de pareja pueda ser una muestra de ello.

         La historia tiene ejemplos de ignominias sin cuento. En los últimos años parece que mejoramos, aunque sea poco y con muchas contradicciones. Seguramente nos queda mucho camino por andar, sobre todo porque partimos de muy atrás. El asunto tiene que ver con los derechos y con el respeto de los derechos que pasa el tiempo y los derechos se ignoran y los que están en activo apenas se respetan. Todo es frágil y las normas que hoy se establecen con ímprobos esfuerzos, llega mañana un Trump cualquiera y se los carga de un plumazo, haciendo que la historia retroceda lo que haga falta. Tenemos que volver a cargar nuestra piedra, como buenos Prometeos y de nuevo subir la montaña, sabedores de que, lo más probable, es que antes de alcanzar el final del camino, tengamos que volver al inicio, como si ese fuera nuestro sino.  

     


          

2 comentarios:

  1. La libertad de vivir como cada quien elija, ya es un derecho que no se podrá revertir. Y es un avance significativo comparado con esos otros tiempos, en que personajes famosos y muchos anónimos fueron tan injustamente tratados.
    Un abrazo.

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    1. Me encantaría que las cosas fueran como dices. En nuestra Guerra Civil 1936-39, miles de personas, salieron huyendo de una muerte segura a tu pais. Graciaqs a tu presidente Lázaro Cárdenas que los acogió, pero España retrocedió muchos años en la Historia y nos está costando mucchos años remontar. Un beso

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