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domingo, 2 de julio de 2023

DESTINO

 


         Hemos entrado en una vorágine en la que materializamos cualquier aspiración, antes incluso de que haya tomado forma en nuestro pensamiento. En los años de mi presencia en la radio pública, 1986 – 1991, el viejo y cordial director que, por entonces, agotaba sus últimos años de trabajo en Granada, acercándose a su destino final de su Málaga la Bella, era un cúmulo de sabiduría y su comportamiento, casi una permanente ausencia de prisa, lo que significaba una desesperante impaciencia de los “trepas”, presentes siempre en cualquier empresa con perspectivas de ascenso y un placer para  todos los que, desde el primer día nos sabíamos “interinos” que, cualquier día podíamos salir con la misma facilidad con la que habíamos entrado. Formábamos el pequeño equipo de los llamados “colaboradores”, sin aspiración alguna de formar parte de la “plantilla”,  en ningún momento. Algunas confidencialidades podían endulzar el cúmulo de chascarrillos que el viejo director acumulaba de su  larga experiencia profesional. De entonces guardo una máxima que repetía con frecuencia: Si no quieres que en la emisora se difunda una noticia, no la pienses.



         El paso del tiempo me ha convertido en viejo a mí también y, de vez en cuando recurro a mi tesoro acumulado por los años, a sabiendas de que muchos de los saberes que saco a la luz, unas veces tienen alguna gracia y muchas más son sólo las reiteraciones propias de la edad. Esta de la impertinencia por encontrar un destino apropiado a cualquier detalle de dudosa procedencia, podría encontrar mejor destino si permaneciera en el olvido. La urgencia nos ha promocionado en impaciencias casi ilimitadas, por lo que la templanza se aleja de nuestro razonador criterio como si nuestro equilibrio se convirtiera en un valor más difícil de sustentar, sobre todo en momentos en los que su presencia nos haría a todos un poco más guapos. Cuando hace unos días dejábamos el primer proceso electoral de este año, antes de terminar el recuento, los resultados parecían tener un destino prefijado para los siguientes comicios, que llegarán a finales de julio.



         Ahora hemos afinado los resultados y nos damos cuenta de que, si bien nuestras previsiones iniciales no son falsas, sí que indican una cierta impaciencia. El paso de los días nos obliga a afinar el tiro y precisar el destino del reparto final del poder que emanó de los votos. Es verdad que los colores simbólicos de los partidos han  modificado el tablero de España, haciendo que el azul del PP impregne mayoritariamente el territorio patrio, aunque para ello haya tenido que ofrecer más espacio del que hubiera deseado al socio de su derecha, en unos casos con reparto más evidente y, en algún otro, como en el caso de Extremadura, con los sudores de la muerte en la cara de su candidata que, la pobre no sabe dónde meterse cada vez que se le recuerdan sus propias palabras, todavía con los primeros resultados entre los labios. Mi destino nunca ha sido su partido, con todo respeto. Pero reconozco que su situación le puede pasar a cualquiera pero, ciertamente, no me gustaría pasar por el trance que está pasando. Su propia cara era un poema cuando ella y sus socios salían a la palestra para dar cuenta de la firma que acababan de rubricar y que cambiaban por completo el sentido de lo que decían la primera noche, una vez que se conocieron los resultados iniciales.



         Entre pequeños deslices de este calibre, en donde cualquier partido deja ver algunas más de las vergüenzas que desearía y otras novedades por el estilo, como la unidad de los pequeños de izquierda que, una vez conseguida, puede que rentabilicen mejor los restos que no han podido aprovechar al no alcanzar determinados mínimos indispensables, da como resultado que los previsibles resultados no están tan claros como parecían al principio. Las palabras de mi viejo amigo malagueño que, ya entonces, aconsejaban no vender la piel del oso antes de cazarlo, hacen que la tensión por los resultados mantenga su destino abierto hasta el último momento, como debe ser.     




1 comentario:

  1. Muy bueno, amigo. Anécdotas y reflexiones sabias.
    Felicidades y gracias.
    Besos

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