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domingo, 25 de junio de 2023

ESPIRAL


         Parece que los mismos acontecimientos pasaran por nuestra puerta, una y otra vez, como si la vida no fuera sino un cúmulo de repeticiones, Una cierta cadena que nos marca el camino, que nos indica por dónde y nos va llenando el camino de señales. De modo que cada cierto tiempo, imposible predecir cuanto, ni si los espacios son idénticos entre un indicador y otro, ni si los que nos orientan son un número concreto, una forma, que se repite en lugares determinados y conocidos. Pero nada es posible. No hay manera, por más que nos dejen sensaciones, que nos recuerden sonidos, formas o colores que nos llevan y nos traen por pistas que nos suenan,  como si estuviéramos pasando por sensaciones o lugares que nos suenan a otros que un día identificamos y nos permitieron pensar que conocemos y nos hicieron relacionar algo pasado con lo que nos acaba de rozar, siquiera levemente. Como si la vida misma no fuera sino un cúmulo de repeticiones que nos engañan con un conocimiento imposible, sin otro dato que nos oriente que la vida sigue, que hoy es cierto y que se hace camino al andar.



         Ayer, sin venir a cuento, nos enteramos que las fuerzas rusas, el ejército regular por una parte y ese engendro sin forma definida ni clara orientación llamado Wagner en honor de un coronel desgajado que se encarga de las acciones más sucias y descontroladas de una guerra que nos tiene desconcertados sobre el sinsentido de cualquier guerra mezclado a las particularidades de la de Ucrania, que un día nos cuenta que ambos bandos colaboran bajo el mando del señor Putin y ayer protagonizan una avanzada de hasta 1000 kilómetros poniéndose a 300 kilómetros del mismo Moscú y afirmando que el presidente se ha escondido y está fuera de su alcance. Estos de Wagner de pronto detuvieron su avance, se dieron la vuelta y pactaron con el gobierno ruso la inmunidad por su tropelía a cambio de volver a sus posiciones iniciales en territorio ucraniano con lo que, si poco sabíamos con la desinformación propia de cualquier guerra, los ojos se nos quedaron a cuadros contemplando a los rusos regulares enfrentados a los rusos de Wagner, como si la pugna fuera simplemente un baile de muerte y destrucción entre ellos solos.



         Aquí, entre nosotros, mientras tanto, lo que hace unas semanas era un decepcionante espectáculo entre la izquierda, mientras las elecciones se acercan de manera implacable, la cámara ha virado en redondo y ahora lo protagoniza, la derecha, recabando un poco de coherencia que poder presentar al público de la sala, como consecuencia de los resultados de las elecciones pasadas. Los resultados les dieron la victoria, pero ahora esos votos hay que transformarlos en gobiernos, en parlamentos, en concejales y en alcaldías. Los colores insignia de cada partido entran y salen a placer. En tal gobierno terminan uniéndose porque han sacado un número de votos y a unos cientos de kilómetros el pacto se antoja imposible porque los colores son los mismos pero las cantidades bailan de otro modo y hay que encontrar, en tiempo record, argumentos convincentes que justifiquen que, con los mismos datos en la mano, o parecidos, que aquí podemos alcanzar acuerdos indiscutibles y en la acera de enfrente los acuerdos se hacen imposibles y ambos procesos han de ser creíbles para unos ciudadanos, que miran a uno y otro lado con cara de bobos, sin terminar de creerse el espectáculo que pasa ante sus ojos.



         Los datos con los que jugamos se parecen mucho pero los niveles de desconcierto con los que nos quedamos como consecuencia, nos dicen que no es que la vida se nos esté repitiendo sino que la línea del tiempo no para de dar vueltas haciendo como si se estuviera repitiendo por espacios y tiempos conocidos mientras las huellas que nos va dejando por el camino no son otra cosa que espirales que dan vueltas sin fin como si coincidieran en sus trazados cuando jamás se tocan por más cerca que pasen y por más circunferencias que tracen en señales tan cercanas pero nunca coincidentes.  



3 comentarios:

  1. Sinceramente, amigo. No sé tú, pero estoy tan hiperdecepcionada y asqueada de todo esto que s pesar de mi nota le dominio del castellano, me es imposible encontrar las palabras que reflejan mi sentimiento y sensación ante todo lo que estamos viviendo. Tanto en nuestra España socio política mo en el resto de Europa y y Guerras... Me supera.

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  2. Como siempre, otro buen artículo.
    Felicidades, Antonio.
    Te quiero* y admiro. Lo sabes.
    También te extraño mucho.
    Feliz domingo.
    Besos desde Gran Canaria a Granada.

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    Respuestas
    1. Discrepo por completo de tu decepción. Cada día es una sorpresa y me parece un privilegio estar vivo.

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