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domingo, 18 de junio de 2023

PROGRAMAS

 


         Con inusitada rapidez hemos asumido el soponcio de las elecciones, previstas  para fin de año, con el tiempo de la legislatura completo, pero interiorizado porque al presidente del gobierno le corresponde la potestad de adelantarlas, si así lo estima conveniente. Nada que objetar, por  tanto en lo que se refiere a la limpieza del procedimiento. Quizá precisar la inconveniencia de algunos comentarios inadecuados sobre lo interesado o no de la fecha por los efectos de la temperatura para final de julio y su roce con las vacaciones de una gran cantidad de ciudadanos. Una vez conocida la victoria de la derecha en los resultados de las municipales y autonómicas de finales de junio, parecía que el vuelco político que se venía anunciando, según anunciaban las encuestas, el recuento final de las papeletas certificaba que el cambio era real, que su extensión sobre el territorio nacional también lo era, pero que los resultados se debían más a la concentración de la derecha con la desaparición de Ciudadanos y su inclusión del PP que a una debacle de la izquierda, cuya pérdida en votos ha sido cierta pero no tan importante.



         Nos hemos repuesto, por tanto, de la cercanía de las generales, con los 50 días de rigor más o menos y viendo cómo sus efectos ya  se pueden apreciar en el importante aumento del voto por correo, ejercido por todos los que consideran que pueden tener dificultades a final de julio y han preferido adelantarlo, como la normativa les permite. Han sobrado algunas referencias, completamente inadecuadas, a la sombra de un pucherazo, sin ninguna base que lo fundamente, si no es el recuerdo de las de EEUU, en las que el señor Trump se empeñó que le habían robado la victoria los demócratas, por más que los tribunales de justicia lo niegan y parece que fue el voto el voto por correo, perfectamente legal, el que estableció la diferencia final a favor de los demócratas. Esto pasa cuando se expanden bulos sin fundamento.  Su recuerdo permanece en el tiempo, por más que la justicia imponga la verdad con la frialdad de los datos.



         Es cierto, por tanto, que la derecha se ha impuesto en los resultados finales de las municipales y las autonómicas donde procedía. Pero los números finales, entre los dos bandos en litigio, unido al movimiento de concentración de la izquierda, a la izquierda del Psoe, con lo que se ha llamado Manifiesto Sumar, concentrando restos de pequeños partidos cuyos votos no han servido en las municipales por no alcanzar los porcentajes mínimos exigidos por la ley y que una vez concentrados en Sumar podrán superar los mínimos exigibles y transformar en diputados sus votos, nadie puede adelantar hoy los recuentos finales, una vez que el recuento de las generales se produzcan, pero sí se puede concluir que las diferencias entre el bloque de derechas y el de izquierdas se han estrechado sustancialmente y cualquiera de los dos puede confiar en una posible victoria, si bien no se contempla una debacle en ninguno de los bloques, cuyos suelos respectivos parecen firmes.



         Si todos procuramos sujetarnos un poco la boca, que se nos suele desmadrar muchas veces con facilidad, podemos llegar al día de la votación con los programas de cada uno explicados a la población y con su transformación en votos dentro de las urnas, que es lo mejor que nos puede pasar a todos. Los recuentos finales, cuando se produzcan, que esta vez puede ser pronto porque el recuento de las generales es más simple, al día siguiente podemos disponer de unos resultados fiables que echarnos a la boca y, disponer de una nueva legislatura desarrollando las propuestas de cada uno en la medida de la representación obtenida y haciendo buena la democracia por otro periodo de tiempo, con un gobierno que represente a las mayoría de los ciudadanos, que es lo deseable. Con este resultado, nuestros niveles de satisfacción nunca podrán ser totales, cosa que parece fuera del alcance de cada uno, pero sí acumulará el sentir mayoritario, que podemos considerar suficiente hasta las siguientes, cuando tengan que producirse.     



     

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