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domingo, 2 de abril de 2023

TIEMPOS


         Apenas una hora después de los acontecimientos que se narraban la semana anterior podía haber escrito la secuencia presente porque, en realidad, las sensaciones que la motivan llevan almacenadas en el cuerpo toda la semana, a la espera que la orden de ADELANTE, apareciera y los dedos se pusieran a teclear estas letras que aparecen y, estas ideas que llevan esperando toda la semana, vayan formando sensaciones y mensajes, desde el terreno de la intuición pura y simple hasta alcanzar la lógica, con  la que se van ordenando en ideas que quieren ser transmitidas. Con el deseo latente han vivido toda la semana a la espera de alcanzar este domingo en el que, por fin, van quedando convertidas en palabras después de una espera en  forma de nudo afectivo que esperaba el momento  preciso y que es este concretamente. La mañana del domingo pasado se produjo el encuentro y hasta podría haberlo escrito y dar fin al acontecimiento de los 40 años que se pretendía recordar. Pero  cada cosa requiere su momento y el de contarlo es ahora.



         Hacía ya bastantes años que me había alejado de las inquietudes de la primera infancia estaban lejos porque mi presente. Hoy se encuentra junto a los discapacitados intelectuales, con la excusa de pagarle a la vida alguna deuda pendiente por la oligofrenia de mi hermano Paco. Durante muchos años he vivido bastante lejos de su evolución hasta convertirnos casi en dos desconocidos. Pero  un día mis padres mueren y yo me entero de que mi Paco espera algún gesto de mí, en  el que apenas si había caído. Y fue el momento en que me vi impulsado a mirar a este lado de la vida y encontrarme con una serie de  personas que apenas las reconocía hasta el momento. Y la vida me cambió radicalmente. Desde entonces me adentré en el mundo de la discapacidad intelectual, del que venía viviendo bien lejos. Llamé a mi amigo Manolo Benítez, también alejado por razones completamente distintas y, como dos forasteros, nos adentramos en la Plaza del Carmen a la búsqueda de no sé qué pasado con el que necesitaba conectar, cuando en realidad la distancia ni siquiera podía considerarse materializada, como pude comprobar a base de abrazos y de calor afectivo.



         Seguramente fue el momento de comprobar que la distancia entre los dos mundos no era más que una ficción, en la  que la vida nos había metido a ambos. Pudimos comprobarlo al encontrarnos de nuevo con unos espacios, unos tiempos y unas personas que en aquella mañana nos dijeron que seguíamos siendo los mismos por más que las miserias de la vida se empeñaran en engañarnos a base de distancia con unos y con otros que, a base de besos y de roces se fueron diluyendo como azucarillos en un vaso de agua, dejando como resultado un reconocimiento de personas que parecían alejadas y que estaban pidiendo a gritos suprimir las distancias artificiales y materializar encuentros pendientes, a base de constatar que el mundo de la primera infancia y el de la  discapacidad intelectual no necesitaban más que un punto de unión bajo el calificativo de personas, que es el que nos une a todos.



         No sé si el recordatorio de los 40 años en aquella mañana de primavera recién nacida será suficiente para recomponer lagunas de distancia que nos engañan, haciéndonos creer que entre nosotros puede haber distancias que el tiempo ha dibujado y que no son más que artificios que se nos colocan delante de los ojos hasta que cualquier conmemoración nos sale al paso y, convertida en un  abrazo cualquiera, se transforma en afecto, nos pone a unos junto a otros y nos convierte a todos en personas que nos estamos necesitando los unos a los otros y cualquier excusa puede anular unas supuestas distancias que desaparecen entre el roce de las manos o junto al calor de un afectuoso saludo que nunca debió dejar pasar tanto tiempo sin producirse y que lo único que necesita para verse recompuesto, no es más que dejar que fluya y termine de unir lo que nuestra propia miseria distanció. Quiero pensar que el aprendizaje se habrá producido y el futuro inmediato nos ofrecerá el resultado.   


 

4 comentarios:

  1. Magnífico artículo Antonio en el cual me veo reflejado

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  2. Solo el hecho de que difundas la existencia de todas las personas que en silencio y por desgracia en el olvido de la inmensa mayoría padecen esta discapacidad, que forman parte de este mundo, de esta diversidad de mundo donde parece solo los malos toman el protagonismo, ya es ¡fantástico! ojalá tu hermano sienta la cercanía que desprenden tus palabras, tu implicación y sobre todo tu cariño, seguro es así.
    Enhorabuena por ello y un abrazo muy fuerte para los dos!

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  3. No dejo de sonreír de felicidad y recuerdos propios leyendo tu artículo.
    Creo que nunca te he contado cómo pasé de dar clases en el Instituto a pedir plaza voluntariamente y luego especializarme a u un CEE... NO Donde además de trabajar el doble cobraba y cobro la mitad
    Nada más lejos de motivos como el tuyo. No
    Creían que me había vuelto loca y estaba desperdiciando mi vida, y estudios y conocimientos... No
    No fue fácil al principio. No Si re todo el primer curso, y del que todavía guardo recuerdos traumaticos...
    Pero no me arrepiento.
    Lo decidí en apenas unos minutos.
    Algo i esperado en una situación personal también inesperada.. No En principio, no sólo iba a ser algo provisional... No Pero al final, no me enganché. Absurdo, no loco, pero según todos los que me conocían... Y me jubiaron en uno de ellos, y cerca de mi casa, que después de haber recorrido todos los de mi isla y hacer lo inimaginable. Sin más reconocimiento que mi satisfacción personal. Mal pagada, como sabes, y situaciones estramboticas,algunas muy traumaticas... Pero no fui capaz de cambiar... Aunque si de combinar con clases y cursos para profesores. No sé
    Mi ENHORABUENA Y DE NUEVO.
    CON TODO MI SER E INMENSO CARIÑO.
    BESOS

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  4. Tantos NOES repetidos son fallos del teclado.
    Lo siento.
    Gracias
    Besos 😘

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