Martes, miércoles y jueves de la semana pasada, Madrid ha estado literalmente tomada por la mejor estructura militar del mundo para que pudieran reunirse a sus anchas los miembros de la OTAN. España era la responsable de que la reunión se celebrara en las mejores condiciones posibles y vive dios que se ha notado en cantidad y en calidad. Durante los tres días de reuniones Madrid ha sido un bunker sin otra función que hacer que los miembros de esta estructura militar, de la que España forma parte desde 1982 trataran sus asuntos con toda tranquilidad. Más de 2000 corresponsales del mundo ocupando el centro de Madrid a la busca y captura de cada una de las ruedas de prensa a través de las que hemos podido conocer los contenidos de lo que se ha tratado en esta importante concentración de jefes de estado y de gobierno, miembros de su estructura. España ha sido, por tanto, la capital del mundo durante estos tres días para la historia. De su contenido reconozco humildemente no entender apenas nada y no simpatizar con contenidos militares, de los que toda mi vida he vivido lo más alejado
posible, por cuestiones de principio. Me
interesan, sin embargo, las cuestiones colaterales que hemos podido ver en los
momentos distendidos, que los ha habido. Me resulta todo un espectáculo ver a
los jefes de la estructuras militares del mundo, reunidos en el Museo del Prado
alrededor de LAS MENINAS en una foto
que ha dado la vuelta al mundo como cualquier otro acto de los que se han
celebrado en el encuentro y que su contenido no tiene nada que ver con la
guerra sino que representas una secuencia íntima de palacio en la que algunas
infantas de entonces comparten su vida con un pintor, con un perro y con los
reflejos de los propios reyes durante una visita que realizan al taller de
Velázquez. A primera vista uno diría que qué tiene que ver la velocidad con el
tocino pero me parece una ocasión de oro para mostrar una joya semejante al
mundo entero, en un instante en que sus jefes le rinden pleitesía, por más que
es evidente que no tiene nada que ver ni con la guerra ni con la estructura
militar que los ha reunido.
Se me
ha ocurrido destacar otra secuencia en la que las esposas y acompañantes posan
delante del GUERNICA que, no solo no
tiene nada que ver con la guerra sino que es un alegato contra la guerra y así
ha quedado para el mundo. No han faltado comentarios que insistan en este
aspecto del cuadro, y no les falta razón. Pero mi visión no quiere entrar en el
contenido belicista que justifica tal reunión y prefiere optar por mirarlo como
un aspecto colateral y posible que se puede transmitir, ya que estamos. También
podíamos verlo como un alegato
antibelicista, el mayor conocido que yo sepa, cuando se han reunido para
mejorar, agrandar y glorificar los beneficios de la carrera armamentística,
aprovechando la guerra de Ucrania de fondo que soporta el contenido. Ni una
palabra en ese momento del salto de la valla de Melilla de más de mil
subsaharianos con el resultado de varias decenas de muertos y heridos que nos
avergüenzan a todos, como si los negros no contaran una vez más.
Cuando se acumulan las noticias parece que la boca tiene un nivel de preferencia en el que no salen todas de golpe. Lo que pasó en aquel momento fue que todo el foco se concentró en la OTAN y su circunstancia y su brillo deslumbró a lo que estaba sucediendo a su alrededor. Ahora que el fulgor ha bajado, que cada mandatario ha vuelto a su espacio, que España ha gozado de su momento de brillo merecido, los efectos colaterales vuelven al primer plano porque son parte de la realidad y hablamos de la valla de Melilla cuando los muertos ya duermen el sueño eterno, enterrados más que de prisa para que no se noten demasiado. La complejidad del mundo tiene todas estas aristas que se muestran sin avisar en un momento determinado, sin más orden que la vida que pasa y nos deja su huella. Probablemente sean los efectos colaterales los que nos permitan ver las lecciones más profundas, si es que queremos ver lo que pasa y no nos hacernos los sordos y los ciegos, como si lo que está pasando a nuestro alrededor no fuera con nosotros.
Magnífico artículo, amigo del alma! No sé por qué, no se abre para escribir comentarios... Lo intentaré más tarde. Realmente, lo que estamos viviendo es tan desolador que asusta. Y lo que más asusta, es que nos estamos acostumbrando por ser tan habitual... Tantas cosas y a tanta velocidad que no da tiempo a digerir. Bravo! Besos 😘😘😘
ResponderEliminar