Seguidores

domingo, 17 de julio de 2022

FUEGO


         ¿Se acuerda alguien de qué fue de aquella Ucrania a la que Rusia decidió desnacificar hace unos meses y occidente llamó invasión desde el primer día? Ahora estamos calibrando lo que nos va a costar la decisión de haberle levantado la voz a Rusia, sobre todo cuando llegue el frío y nos demos cuenta de lo que significa dejar de consumir gas ruso, tan cómodo y tan barato como lo hemos tenido durante años. Podíamos guardar un poco del fuego que nos acosa y destinarlo a calentar el otoño e invierno que nos amenaza. Como los fenómenos se nos echan encima sin que tengamos mucha conciencia de las causas – efecto por las que las cosas suceden, mañana nos helaremos y entonces demandaremos auxilio a no sé quién y hoy lo estamos demandando porque nos achicharramos sin que tengamos mucha conciencia de si existe o no una razón para que nos pase lo que nos pasa.



         Y sí que existe. Estamos en pleno julio, sobreviviendo a los 40 grados más o menos de temperatura y quejándonos como cada año de lo que podríamos hacer y no hacemos para protegernos de la importante amenaza de los incendios por la que tenemos que atravesar. Es imposible controlar todas las incidencias que se nos imponen, en este caso por las altas temperaturas, pero es verdad que resulta sospechosamente inocente, la del fuego en este caso, para sentirnos justificados ante la reiterativa ineficacia de que cada veranos tengamos que dejarle a Vulcano tan alto tributo de campos, bosques y a veces de vidas humanas, sabiendo como sabemos que no nos vamos a librar de las peligrosas temperaturas que nos van a rozar e ignorando como ignoramos las imprescindibles medidas que deberíamos haber puesto en funcionamiento en invierno para proteger la enorme cantidad de espacios y que abandonamos como si no existieran. Los fuegos se apagan en invierno decimos cada verano, pero los montes siguen atascados de hierba, que en su momento fue verde y pudo ser comestible para los animales pero que se quedó abandonada y hoy arde con solo mirarla.



         No pasa un año que no se me ocurra que no puede ser casualidad que apenas haya fuegos en los olivares de Andalucía, con la del millones de olivos que la cubren, cuando lindando con ellos, sea monte bajo, dehesa o bosque sencillamente, el fuego consume una alta cantidad de hectáreas, porque no cuentan con los espacios imprescindibles limpios que protejan su inexorable visita. Seguramente será imposible prevenir todas las amenazas que las altas temperaturas, cada año un poco más, pasan junto a nosotros y que terminan prendiendo por lo mismo que tanto va el cántaro a la fuente que cualquier día termina roto. Sería inútil asumir todos los riesgos posibles, sencillamente porque estarían fuera de nuestro alcance. Pero cuando uno ve tantísimo avión y helicóptero repartiendo baldes de agua por doquier, necesariamente tiene que pensar que las cosas no pueden hacerse solamente de ese modo.



         Sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena y no está mal pero sin duda que es insuficiente. Los montes, los matorrales, los sembrados y los millones de hectáreas de barbecho tenemos que saber que son muy hermosas como paisaje para contemplar desde las orillas, pero también peligros ciertos cuando el verano los convierte en teas y los eleva por encima de los 40 grados. Y esto no es una maldición divina que nos cae de la noche a la mañana. Es algo que la ciencia elemental nos dice que ha de producirse cada año, sencillamente porque tenemos el clima que tenemos y no otro. Sería pretencioso suponer que vamos a ser capaces de prevenir todos los peligros posibles pero sí podemos conocer lo que significan determinadas causas y muchos de los efectos que producen si nos paseamos por su lado con los conocimientos que tenemos y nos comportamos como si las leyes de la naturaleza no existieran. El fuego es uno de los grandes monstruos de la vida. Puede ser nuestro amigo si aprendemos a convivir con él, pero también puede ser nuestra perdición si lo ignoramos. 


1 comentario:

  1. Así es.
    Un desastre ecológico que pagamos muy caro cada año.
    Dan ganas de llorar.
    Es terrible.
    Sólo en España hoy, hay más de 30 incendios, y sumando.
    Terrible.
    Cuidado con las olas de calor.
    Levamos 409 fallecidos y otros tantos muy mal.
    Cuídate mucho, amigo.
    Besos

    ResponderEliminar