Estos
días, la justicia de EEUU está terminando de analizar la toma del capitolio que
se produjo hace año y medio en el momento en que los representantes recién
elegidos se reunieron en el Congreso para proclamar los resultados de las
elecciones y, como consecuencia, la victoria de Joe Biden. Todo el mundo
pudimos ver entonces, en vivo y en directo, cómo una horda aparentemente
descontrolada tomaba el capitolio por la cara intentando imponer que los
resultados habían sido robados a favor de los demócratas y en contra de los
republicanos. También vimos cómo el señor Trump arengaba a los asaltantes a
través de la televisión, les declaraba su afecto y valoraba positivamente lo
que estaban haciendo. En la revisión de aquellas declaraciones, ahora hemos
podido comprobar cómo los técnicos le iban sugiriendo a Trump lo que tenía que
decir y cómo él, una y otra vez se negaba a pronunciar que en el Congreso se
iban a proclamar los resultados finales de las elecciones que se acababan de
producir. Estamos a la espera de que los jueces dicten sentencia sobre aquellos
hechos.
El
espectáculo que presenciamos entonces, en cualquier otro lugar del mundo no
hubiéramos dudado en calificar como un intento de golpe de estado pero
tratándose de EEUU, modelo y cuna de la democracia para todos, se nos heló la
voz ante aquel insoportable espectáculo que hemos mantenido en nuestras pupilas
desde entonces. Ahora que empezamos a tener acceso a las consideraciones de los
jueces, antes de pronunciar la sentencia que estimen oportuna y se empieza a
pronunciar con todas sus letras lo que todos pudimos ver en vivo y en directo y
era, sencillamente, un intento de golpe de estado por un importante grupo de
personas, apoyadas por el señor Trump, que intentaron suspender la sesión en la
que debían proclamarse los resultados finales, anularlos e imponer de manera
ilícita que había trampa en los recuentos y que el señor Trump había ganado,
aunque los números no dijeran eso.
No sé
qué resultará al final, una vez que los jueces decidan emitir su veredicto pero
si estamos hablando de algo redondo como un huevo, si lo acaba de poner una gallina y si lo acabamos de traer
del corral, mucho me temo que estamos hablando de un huevo, o sea de un intento
de golpe de estado en toda regla, producido a la vista de todos en donde el
mundo entero fue testigo de las distintas secuencias que se produjeron sin
lugar a dudas, y en la que los encargados de enjuiciar, valorar y calificar los
hechos que todos presenciamos se las van a ver y se las van a desear para ajustarlos
a derecho, acotarlos a las distintas
responsabilidades que se aprecian según sus grados de participación y estipular,
como consecuencia, las responsabilidades que se estimen oportunas en cada caso.
Estoy seguro que el resultado se vería mucho más claro si lo que se hubiera
juzgado pudiera asignarse casi a cualquier otro país del mundo. Pero el
problema es que estamos hablando de los EEUU. Hay términos, actitudes de
personas y secuencias de comportamiento que son muy duras de tragar con toda la claridad que las contempló el mundo
entero.
Por nada del mundo quisiera estar en el pellejo de los jueces que tienen que emitir semejante sentencia. En demasiadas ocasiones los EEUU han ejercido, y lo siguen haciendo, de jueces de unos y de otros. Hemos sido testigos no solo de calificaciones tomadas demasiado a la ligera sino de valoraciones que han terminado en importantes acciones de guerra como consecuencia de valoraciones tomadas demasiado a la ligera. Hoy, algunas de ellas las reconocemos de abiertas injusticias y como abusos de poder. Lo que se espera como resultado final del asalto al Congreso propio es algo parecido a valorar su evidente desaguisado teniendo como modelo una imagen de espejo en la que se manifiesta cada comportamiento con todo el cinismo con que se quiso mostrar sin que quepa ignorancia ni forma alguna de edulcoramiento. Y lo que es peor: el mundo entero está expectante para ver el resultado con el que se juzga a sí mismo quien se ha mostrado juez de tantos.
Es así.
ResponderEliminarNi más ni menos.
A esperar...
Me passa con EEUU como con Rusia.
Desconfío.
Tampoco desestima estar en la piel de los jueces.
Mundo marrón.
Teniendo en cuenta que ante el mundo desean mostrarse como ejemplo de todo lo bueno.
Felicidades de nuevo.
Y gracias, mi amigo querido del alma.
Besos y feliz domingo.