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domingo, 30 de junio de 2019

AGUA



         La vida es amplia, profunda, terrible, placentera, promotora de vida y de muerte. No es nuestra pero nos permite usarla y de hecho nos sobran experiencias tanto de cielo como de infierno a través de su contacto. Cuando hace unos meses el mar nos dejaba en la playa el cadáver de un pequeño de tres años le veíamos su cara más terrible. Estos días nos ha estremecido de nuevo, esta vez ha sido un río con otro cadáver de una niña de menos de dos años que pretendía llegar a los EEUU y su padre y ella aparecieron ahogados en la orilla, arrastrados por la fuerza del agua. Lo mismo podríamos ofrecer imágenes de campos sembrados de arroz que en unos meses serán capaces de alimentar a medio mundo porque decir agua no es más que nombrar una enorme capacidad que la vida ofrece y que no se va a someter a nuestras leyes. Tiene leyes propias y las aplica sin contar con nosotros. Si nos movemos sometiéndonos a su ritmo podemos convivir y aprovecharnos de sus ingentes capacidades , pero si se nos ocurre ponernos en medio de su camino nos hará ver que apenas somos briznas que trae y que lleva a su albedrío.

         No sé si será ese espanto de sabernos tan poca cosa a su lado o qué será lo que produce que el agua siempre haya estado tan lejos de la escuela. En algunas experiencias hemos vivido salidas o colonias de unos días junto al mar en tiempos de calores que piden su consuelo casi desde la mañana a la noche, pero se trata de vivencias ocasionales  alejadas del ritmo diario. No me parece mal en cualquier caso porque cuando el calor aprieta como en estos días que ya hemos superado los 40 grados de un verano que acaba de empezar, cualquier contacto con el líquido elemento lleva dentro su consuelo. Creo que también podríamos poner al alcance de los pequeños porciones de agua más discretas. Un acceso más asequible a los grifos de los que dispongamos sería suficiente para introducir grandes dosis placenteras en el quehacer cotidiano de manera eficaz, sencilla y al alcance de la mano. No veo las dificultades que podría acarrear un reparto del tiempo en el que los pequeños pudieran gozar del agua.

         Los elementos naturales siguen siendo ajenos a la escuela. Como mucho nos encargamos de protegernos de ellos como si se trataran de demonios de los que hay que ponerse a salvo cuanto antes y tenerlos lo más lejos posible. Y es verdad que pueden ponernos en peligro a la primera de cambio y nunca debemos olvidar que sólo somos briznas en comparación con su poder. Pero no es menos cierto que su cercanía o la posibilidad de vivir junto al fuego, al viento, a la tierra o al agua también llevan aparejadas grandes dosis de posibilidades, de conocimiento y de dominio sobre los misterios que llevan implícitos. Últimamente veo en los parques públicos uno grifos en el suelo que en días como lo presentes surgen en forma de chorros y son como imanes para los pequeños que no tardan en sentirse atraídos por la fuerza del agua y con su contacto encuentran seguramente el mejor consuelo para el calor sofocante de determinadas horas de estos días extremos. Pongo este ejemplo del consuelo del agua en estos días pero no habría que pensar mucho para ofrecer muchos otros parecidos.

         Puede parecer que no se sabe qué se puede hacer cuando se contacta con el agua sin un plan preconcebido. Como nos descuidemos podemos caer en una estructura tan hermética y tan estéril como la que usamos habitualmente para dividir el tiempo dentro de la escuela. Seríamos capaces de vaciar de vida casi cualquier potencia y que, como en el caso del agua que se puede convertir en fuente de vida sólo con que permitamos a los pequeños organizar su tiempo y sus energías con su contacto, también podría llamarnos a reflexionar sobre la cantidad de veces que hacemos que la vida se seque por una organización estéril que intentamos imponer a cualquier precio cuando tenemos al alcance de la mano toda la capacidad sin estrenar de los pequeños que no necesitan más que se les permita disponer de sus energías a placer para gozar y para aprender, ambas cosas a su alcance y a cuya consecución se lanzan hasta con desesperación en el momento que encuentran la más mínima posibilidad.


2 comentarios:

  1. Uy, cómo me gusta esta frase, y con ella resumo tan hermoso alegato tuyo:
    "la vida no es muestra pero nos pertenece"
    Ni otra variante más por añadir.

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    1. Me uno a esa frase que comentas. Siempre me alegro de verte presente y te agradezco tu colaboración. Un beso

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