Cualquiera
de estas tardes con temperaturas superiores a los 35 o 40 grados sirven de
excusa para que mi hija Alba se llegue a mi casa y disponga que nos tomemos un
helado. Mientras le fui explicando los nuevos trazados de los autobuses urbanos
que en cierto modo vuelven a recorridos anteriores que la gente no ha olvidado
nos llegamos a los Italianos. Granada está llena de heladerías que todas hacen
su agosto correspondiente porque la calidad de los productos es espléndida pero
los Italianos han sido siempre los Italianos aunque su verdadero nombre es La
Veneciana y se instalaron en Granada allá por los años treinta. Pues aparte de
su prestigio ganado a pulso, lo único que le faltaba es que hace unos años
apareciera Michelle Obama tomándose una Cassatta, uno de sus productos estrella
y antes de irse prometiera traer a Barak a que se chupara los dedos como hizo
ella.
Estábamos
hablando tranquilamente y pasa una muchacha que debía ir al baño. A la vuelta cruzamos
la mirada y nos insinuamos una incipiente sonrisa, no sé si acompañada de un
hola. Cuando nos íbamos estaba todavía sentada con una amiga tomándose algo. La
miré de frente y ella se levantó, se vino hacia mí y nos dimos un hermoso
abrazo después de 40 años de no habernos dirigido la palabra. Es Chelo, la
mayor de cinco hermanos que tuve en mi primer cole. Después del maravilloso
abrazo del que uno no querría que terminara por nada del mundo le empieza a
contar a su amiga que su hermana Rosa todavía me llama para contarme sus
problemas y para pedirme consejo, de lo que ambos estamos muy orgullosos. Yo no
le doy consejos a estas alturas, ni a Rosa ni a nadie, pero sí me tomo un café
con ella y hablamos, sobre todo,
hablamos.
Chelo
es la mayor, siempre fue muy responsable y hoy es docente profesional. Después
de la confidencia familiar le contó a su amiga que tuvo problemas porque tenía
que entrar en primero y no leía. Era un
problema familiar porque todos los vecinos ya leían. Le dije que para
pasar a primero, allá por los primeros setenta, que es de donde hablábamos se
hacía un examen y quien no fuera capaz de leer sesenta palabras por minuto tenía
que repetir parbulitos. Esto era literalmente así y no he escuchado en ningún
momento que nadie pida perdón por semejantes barbaridades cometidas con
personas de cinco años, algunas de las cuales ya empezaban a verse marcadas
repitiendo curso. Fueron las primeras guerras de muchos de nosotros para que
dejaran tranquilos a los pequeños y no los agobiaran con el tema de la lectura.
Chelo fue contundente con su amiga. Le dijo que empezó primero sin saber leer
pero que tardó en ponerse a la cabeza de su grupo exactamente dos semanas. Con
otro efusivo abrazo nos despedimos como si los cuarenta años no fueran nada. Mi
Alba está acostumbrada a secuencias
parecidas. Yo, una vez más, no cabía de gozo.
No se
me han olvidado las pateras y sus miserias pero es que la realidad nos va
imponiendo prioridades y los mismo que las semanas anteriores no podíamos
quitar los ojos de la imágenes de la prensa, en este caso no podía dejar pasar
una secuencia tan hermosa y tan íntima al mismo tiempo. No es Rosa la única con
la que mantengo lazos profesionales desde hace cuarenta años. Los de entonces
me llaman Donan. Son unos pocos más y siempre cuentan que la escuela que
vivieron fue agradable. Que estaban deseosos de llegar por la mañana porque
sabían que lo que se iba a trabajar durante el día era de interés para ellos,
respondía de verdad a sus necesidades y el trabajo que se desarrollaba parecía
que no pesaba. Ya ha vuelto Chelo para mí. En realidad nunca se fue porque las
pocas veces que nos hemos visto nos hemos mirado como reconociéndonos. Pero es
verdad que faltaba el abrazo, ese inmenso abrazo que nunca debería faltarnos a
nadie.
Un deleite de verano es el leerte Me gustas como escritora
ResponderEliminarun abrazo desde Miami a tu tierra
Meha encantado. La narración.
ResponderEliminarÉl encuentro y la alusión directa CV a "Los Italuanos"
. Sustrato ambiental..
Contigo sé que juego con ventaja porque muchos de los detalles que menciono los hemos vivido juntos. Pero no me importa aprovecharme de esa ventaja. Un beso
EliminarBrahms genial ...
ResponderEliminarSaludos
Mark de Zabaleta