Seguidores

domingo, 19 de agosto de 2018

DIRECTO



         Hoy el enemigo público de llama móvil o cualquiera de los elementos informáticos al uso pero en realidad no ha sido el primero ni el único. Cada época ha tenido sus bestias negras en las que los pequeños se han ido resguardando para no terminar de caer en las redes de los adultos por completo. Pero la guerra ha sido siempre la misma. El adulto busca dominar la voluntad del menor y el menor huye que se las pela por cualquier vericueto que encuentre a la mano con tal de no encontrarse perdido en la voluntad del mayor. Ambos saben que se necesitan, es más, les encanta necesitarse porque el juego de afectos por el que la vida se mueve así lo dice pero ninguno de los dos quiere perderse en la voluntad del otro y desaparecer por completo. Y en ese juego de afectos en el que todos ganan y todos pierden es en el que se va fraguando la educación. Los pequeños alcanzando cotas de autonomía a base de presionar y los mayores regocijándose en ver cómo crecen sus retoños aunque a la vez lamenten cómo se les van de las manos por momentos.

         La alimentación ha sido tradicionalmente el reducto de las madres, como parte de ese submundo del que ellas mismas han formado parte tradicionalmente, conscientes todos de que se trataba de un mundo imprescindible en el que nos iba la vida y la muerte pero con el que nos hemos permitido todo tipo de libertades y desprecios porque hemos vivido seguros de que no nos iba a faltar en ningún momento. La evolución de la cultura ha querido que tengamos que poner la alimentación y todo su proceso en primera línea de atención. Los hombres han tomado cartas en el asunto y ya tenemos la alimentación ocupando un puesto preponderante en la sociedad. Hemos alcanzado hasta la universidad , con toda justicia a mi juicio, pero cuando ya su destino ha salido de las manos de la mujer en donde nació, para convertirse, ahora sí, en un sector clave de la vida, como en realidad fue siempre, pero con todo el prestigio social que merece y que nunca tuvo.

         En algún otro lugar he debido tratarlo, ya sabéis que los mayores con la memoria no andamos muy precisos. Sí estoy seguro que comenté que nuestro taller preferente era el de cocina. Se celebraba los lunes y que lo formaban un par de miembros de los tres cursos mayores, de 3, 4 y 5 años. También me referí a la colaboración habitual con una asociación de mayores que se ofrecían para intervenir en distintos asuntos de la docencia y entre ellos, desde luego la cocina. Para los que lo hemos experimentado, desde el primer día no hemos tenido duda de que estábamos tocando veta en educación. Que con el contacto directo se eliminaban toda una serie de mitos y malas costumbres que no tenían más fundamento que la lejanía. En cuanto los pequeños tocaban los alimentos con sus manos, allí los tenías comiendo de todo en crudo, por ejemplo, cosa que fuera del espacio del taller hubiera sido impensable. Al final es la magia del directo la que producía el milagro. El contacto con las cosas nos da su conocimiento, su cercanía y su dominio.

         Hoy no hay televisión que no se jacte de tener en su parrilla algún programa que tenga que ver con la cocina, con la alimentación, con los beneficios que obtenemos de una buena forma de comer y hasta los oficios relacionados con la comida son un sector laboral que se encuentra en auge. Yo me alegro porque siempre pensé que con los alimentos estábamos tocando algo esencial de la vida pero me sigue repugnando nuestra incapacidad para relacionarnos con las cosas de manera placentera. Todo lo hemos convertido en competición y ya no cuenta hacer una magnífica comida y aprender a disfrutarla sino que todo se reduce a un concurso en el que ha de ganar uno o una a costa de que todos los demás pierdan. Nada nuevo por otra parte porque en todos los órdenes de la vida parece que, lamentablemente,  no somos capaces de hacer las cosas de otro modo.


3 comentarios:

  1. Bien planteado ...

    Saludos
    Mark de Zabaleta

    ResponderEliminar
  2. Hasta los enemigos públicos cumplen su cometido!
    Interesante escrito

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por eso me parece importante no rehuir ningún tema para que podamos contemplar los contenidos en toda su amplitud. Un besso

      Eliminar