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domingo, 15 de diciembre de 2013

SOMOS




                       Salimos a la vida con armas y bagajes suficientes para enfrentarnos a este mundo donde pesamos, tenemos frío, calor, sueño, hambre…, y para satisfacer todas estas necesidades solo es posible a partir de atenciones externas. En el magma intrauterino era lo mismo pero todo venía dado. Era automático. Ni molestarnos siquiera. Con el paso del estrecho túnel todo ha cambiado. Se acabó el país de jauja y hay que ir cogiendo protagonismo y manifestar lo que se quiere y lo que no. Y que alguien lo entienda, que esa es otra.
                        Alguien tiene que mirarnos atentamente, leer en nuestros gestos, en nuestros movimientos, descifrar nuestros llantos…, inventar un diálogo a base de aproximaciones y establecer el lenguaje hablado como punto de referencia unilateral hasta que poco a poco se vaya estableciendo la comunicabilidad. Pero para llegar a esa cima hay que andar casi un año entre la bruma del conocimiento y encontrar luz a través de  parámetros que  tenemos albergados en el olvido. Hay que desempolvar la caricia, el susurro, la sonrisa, la dosificación de la luz y de la oscuridad, del ruido y del silencio y recordar que por ahí se encuentran las claves de la vida.

                         Todo eso ha de llegarnos en forma y tiempo, de modo que nos permita satisfacer las necesidades por una parte y a la vez nos vaya creando espacios de atención para ver y dar forma en el cerebro a todo lo que nos rodea. Todo tenemos que  irlo penetrando a través de las atenciones que recibimos y establecer una relación que nos haga sentirnos dentro de  lo que vamos descubriendo. Un viaje sensorial como nunca jamás podremos repetir. La capacidad la traíamos empaquetada en esos pocos kilos de cuerpo con que llegamos. Cada facultad ha de desplegarse poco a poco como la flor que nace, activado por los dedos que nos rozan, por la luz que nos rodea o el silencio que nos acoge y el susurro que nos excita. La palabra, que en origen es un idioma completamente extraño, va introduciéndose suave y encontrando significados y tonos que penetran en el cerebro y se establecen, ya para siempre, sin que después seamos capaces de recordar ni el momento ni la situación que los hizo valer del modo en que los conocemos y los usamos a lo largo de la vida.
                           Nunca somos indefensos. Somos tiempo que pasamos por la vida desempeñando distintos papeles según qué momento. Hay un orden en el que entramos como cualquier otro ser: se nace, se crece, se reproduce y se muere con carácter general. Ese es el esquema inviolable que no se discute. A partir de ese denominador común, todo se empieza a particularizar hasta desembocar después de un largo recorrido en Juan o Elvira, en un lunar junto a la oreja o en la nariz respingona, en el justo tono de voz que la haga inconfundible y en esa cara irrepetible-

                           Una vez acotadas las medidas personales, una vez que ya sabemos quienes somos, el mundo se nos abre de par en par para que cada uno escriba su libro de la vida y ofrezca al común de los mortales. Ese testimonio particular que hace más grande el acerbo común, suma al fin y al cabo de los millones de particularidades acumuladas, una junto a otra, para componer la panoplia de personas que hemos pasado por aquí.
 Los lenguajes de la persona recién nacida no se ajustan a los parámetros de los que somos más mayores. Se encuentran demasiado ligados a las sensaciones de placer y dolor, de extrañeza, de sorpresa, … sensaciones que nosotros ya hemos abandonado de nuestra primera línea. Los pequeños reaccionan a base de llanto o de movimientos de acercamiento y rechazo y en ningún caso aparece el componente de la palabra. Pero los adultos que se encuentran cerca tienen necesidad de encontrar formas conocidas a esas reacciones y les van poniendo palabras a las reacciones elementales de los pequeños. Así se crean las historias y las versiones que terminan por ser creídas y por ser esgrimidas como verdades por los mayores, cuando en origen no fueron sino interpretaciones más o menos arbitrarias de secuencias que los pequeños produjeron.

            Y es que quizá no hay otra manera de encontrar formas a lo que pasa que ponerle palabras, con el riesgo, naturalmente, de que lo que contamos que está pasando se encuentre cerca de la realidad o completamente ajeno a ella. Pero es que la propia realidad hay que crearla a partir de las secuencias de palabras con las que nosotros nos arriesgamos a definirla. No hay que tener miedo, por tanto, a poner palabras en las secuencias que se van viviendo con los pequeños, pero es evidente que hay que ser conscientes de que el relato que nosotros vayamos creando al respecto va produciendo una realidad concreta, una forma de interpretación de lo que pasa y una cierta relación entre quien provoca las vivencias, que hoy no habla pero que mañana hablará, una vez que haya interiorizado  nuestro discurso, y la realidad misma, informe en un principio pero que también va tomando forma en la medida en que nosotros la vamos definiendo cada día.
           Porque querámoslo o no, el valor que una vez le demos a un hecho, llanto, por ejemplo, mañana va a tener el mismo  mas o menos y con la repetición se va a terminar haciendo norma, de modo que cuando el pequeño quiera acordar, se va a encontrar con que valora el hecho del llanto según lo que lentamente le hemos ido introduciendo a través de las palabras con que nosotros lo hemos ido definiendo. Lo mismo podemos hablar de otros signos que nos inquietan y a los que nos vemos obligados a buscar definición: limpieza, alimentación, sueño, contacto físico…

          El mundo de las palabras no va incluido en el bebé. Somos los adultos los que vamos introduciendo todo ese mundo y ese baremo asociado a la producción de sus vivencias, pero con el tiempo serán los discursos sobre esas vivencias los que terminarán imponiéndose, unas veces con razón y otras si ella. Si el pequeño se siente reflejado en lo que se cuenta sobre él, se quedará conforme. En caso contrario podremos darnos cuenta de que sus manifestaciones nos estarán diciendo, si queremos escucharlo, que el discurso elaborado no es válido y que tenemos que encontrar palabras más acordes  con los sentimientos que en él se suscitan o, de lo contrario, no se sentirá representado en lo que estamos diciendo de él.

          En los primeros tiempos puede resultar fácil encontrar un discurso con el que el niño pueda estar conforme. En la adolescencia, este cometido puede resultar muchas veces, sencillamente imposible.

9 comentarios:

  1. Antonio y familia:

    Te dejo mi más cálido deseo de :
    ....que tu luz siempre esté encendida !!
    y
    ...de que disfrutes una hermosa NOCHEBUENA y una tranquila NAVIDAD!!! junto a tus seres queridos.
    .

    Y como regalo comparto contigo lo que me envio Katy,
    deseandote obtengas..........

    UNA PUERTA ................. PARA ABRIRTE AL AMOR.
    UNOS LENTES................ PARA QUE TENGAS UNA MEJOR VISIÓN DE LA VIDA.
    UNA ESCOBA ................ PARA QUE LIMPIES LO MALO.
    UN OSITO....................... PARA QUE NUNCA ESTÉS SOLO.
    UN ESPEJO .....................PARA QUE VEAS LO LINDO QUE EXISTE EN TI.
    UNA COBIJA ...................PARA CUANDO SIENTAS EL FRÍO DE LA SOLEDAD.
    UNA CAJITA.................... PARA QUE GUARDES TODO LO BUENO...

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  2. Respuestas
    1. Es que hay cosas que tiene uno escondidas durante mucho tiempo y un buen día, sin que aparentemente haya una razón particular para ello dice uno que fuera con todo eso y lo transforma en palabras y puede que resulte atractivo. Tú sabes de dónde sale todo esto y sabes que está elaborado a base de muchos días de trabajo, de dudas, de decepciones y también de dichas y de hallazgos, por qué no. Un abrazo

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  3. Excelente artículo...En forma y tiempo!

    Feliz Navidad

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  4. somos tiempo que pasa por la vida y vida que acoge nuestro TIEMPO, claro que sí, Antonio.
    Y "que cada uno escriba su libro de la vida y ofrezca al común de los mortales. Ese testimonio particular que hace más grande el acervo común...(¡no tiene por qué acerbo, que las amarguras, como vienen, se van!)

    abrazo fin de año

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  5. Sencillamente magistral !!!! lo dices de maravilla Antonio querido-
    Somos lo que traemos al nacer y lo que vamos siendo con el Tiempo- lo que aprendemos, lo que oímos, lo que luego trasmitimos a los demás- y a nosotros mismos-

    Te dejo mi cariño inmenso, y muchos besos fiesteros
    Feliz Navidad mi amigo del alma !!

    Aurora

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  6. Hola guapo,
    vengo desearte una feliz navidad y que el ano nuevo te traiga muchas bendiciones .Un abrazo muy grande.

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  7. Hola Antonio mi guapo ,no son mi nietas...jijiji son de una amiga que me envió las fotos aun espero un día ser abuela....me parece una experiencia imperdible.Pero todo a su tiempo.También espero continuar nuestra amistad con los demás y debo decirle que siempre soy yo a llegar a visitarlo jijiji....De nuevo un grande abrazo.

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  8. Hola, Antonio
    Hoy el tiempo me acorrala y no me permite leerte tranquilamente.
    He pasado por aquí para enviarte millones de bendiciones por tu labor y por los excelentes conocimientos que compartes con tus lectores.
    Recibe en estas Navidades un torrente de cariño, gratitud y armonía; que el próximo año la salud y la alegría no te abandonen.
    Con mucho afecto,
    Un fuerte abrazo

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