Somos
tiempo y muy limitado por cierto en todos los casos. Con quién y cómo pasemos
el poco tiempo de que disponemos nos definirá irremisiblemente. Podemos andar
con argumentos del color que queramos pero al final seremos como haya sido
nuestro paso por el tiempo que nos ha tocado que, por si alguien no lo tiene
claro, se compone de 24 horas cada día y es igual para todos. Más democrático,
imposible.
Con el
trasfondo de nuestro asunto educativo, ahora nos encontramos con unos 20 días
en los que disponemos de los pequeños a placer y ellos también de nosotros. Eso
es lo esencial. A partir de ahí todo se puede someter a las explicaciones que
cada uno elija: Que si tengo mucho que hacer y hay que estar en todo…, que
tengo que comprar para toda la familia…,
que si los juguetes de los niños, que hay que prepararlos con tiempo que luego
se acumula todo a última hora…, que no sé qué poner de comer para no repetir lo
del año anterior…, mil argumentos que al final nos van a servir para que
nuestro tiempo se ocupe sin que hayamos contado con nuestros pequeños. Nos
organizaremos solos y ellos también tendrán una distribución del tiempo que no
compartirán con nosotros. Yo no quiero
entrar en honduras. Lo que sí digo es que lo primero que los pequeños necesitan
de nosotros es precisamente a nosotros y eso es justamente lo que les falta
casi siempre. Todas las excusas pueden ser válidas, no digo que no. Pero la
realidad es muy terca y si lo que indica es que no compartimos nuestro escaso
tiempo, cualquier nivel de influencia profunda se nos estará escapando de las
manos.
Los
niños no aprenden porque nosotros les enseñamos. Eso es un error que cometemos
una y otra vez tanto la familia como la escuela por más que intentemos taparlo
con argumentos ficticios para tranquilizar nuestras conciencias. Lo pequeños
aprenden cuando quieren aprender y porque quieren aprender. Nuestro papel, por
tanto, no es el de convertirnos en sus maestros, que maldita la falta que les
hacemos como maestros, sino compartir sus vidas, conocer cuáles son las claves
que los motivan a querer algo y, a partir de ahí, ayudarlos y acompañarlos a
que quieran cosas y a que estén
dispuestos a esforzarse para aprender la cantidad de conocimientos y vivencias
que la vida les tiene reservados. Si logramos que asuman compartir todos esos
retos en nuestra compañía, seguramente que nuestro contacto les va a servir
para avanzar más seguros de sí mismos y con más capacidad para resolver los
problemas que se les vayan planteando. Cualquier otra alternativa que no pase
por la comunicación personal no dejará de ser humo que pasa, pero que no
penetra y que no se queda.
Quizá,
por concretar en esta época de vacaciones sí convenga decir que lo que se esté
dispuesto a regalar se haga ahora que hay tiempo, precisamente para que puedan
experimentar, conocer y manejar cualquier elemento que estemos dispuestos a
poner en sus manos. Pero no nos engañemos. Lo que los niños quieren no son
cosas por más que lo parezca. Lo que los niños quieren es a nosotros. Es
posible que arrastrados por la vorágine ambiente nos reclamen, y puede que a
gritos, cualquier objeto que hayan visto en el escaparate pero también puede
darse el caso de que le compremos lo que nos pide y al poco tiempo nos
encontremos el objeto abandonado por el suelo y el pequeño jugando con la caja
en que venía envuelto o dándonos la lata de nuevo con otro capricho que se le antoje. La crianza no es fácil y los
atajos tienen muy pocos resultados. Al final tenemos que asumir de mejor o peor
grado, que tenemos bajo nuestra responsabilidad a personas con muchas
capacidades para aprender y para madurar en la vida, pero que la relación con
nosotros, sus adultos de referencia, es la mejor arma para despertar sus ganas
de aprender y para desarrollar sus capacidades. Aquello que seamos capaces de
compartir, tanto con los pequeños como con los mayores, eso es lo que nos hace
verdaderamente sociales.
cada cual es responsable de vivir, organizar, gastar, malgastar y poner en burbuja -si posible fuere- su tiempo. Incluso el TIEMPO que otros andamos en definir quizá porque el nuestro expira...
ResponderEliminarPerfectos consejos para quien dando de mano en 'su tiempo' puede dedicarles un rato de sosiego, aun a riesgo de serle muchas veces inútiles .
El hombre y el sabio proponen. Solo Dios dispone. Es una implacable verdad.
felices fiestas tengas, y gózate de TU TIEMPO, que merecido lo tienes.
Ciertamente es un tema complicado...y el "timing" no es el mismo en todos los casos...
ResponderEliminarFelices Fiestas!
Mark de Zabaleta
Antonio, el tiempo que no se compra con regalos... y una vez más me viene a la memoria algo que tú contabas. Era una época en que estábamos creando un nuevo sistema educativo, allá por el principio de los ochenta; y todo el que tenía algo nuevo que aportar era reclamado desde los más variados rincones de la geografía hispana. Tú te hartaste de hacer esos kilómetros pedagógicos, y a tu regreso a casa te encontrabas a tu hija Alba preguntándote "¿qué me has traído?" y tú, en vez de darle el esperado regalo, le contestabas: "un Antonio", y te ponías a contarle cosas.
ResponderEliminarEs verdad, Manuel. Así era el tema. Y después nos íbamos donde hiciera falta para comprarle lo que podría haberle llevado o lo que a ella le interesaba. Recuerdo un curso en Las Hurdes por el que al final cobré 20.000 pesetas y a la vuelta me paré en las afueras de Cáceres, que se fabricaban los ordenadores Dragón, que eran españoles y compré uno para el Nino que me costó justamente 20.000 pesetas. Funcionaban con cinta de casete y, aparte del impacto del ordenador, que entonces no había casi ninguno, en realidad no sé si al Nino le sirvió para algo. Un fuerte abrazo y que sepas que ya los días tienen otro color porque hemos cruzado el Solsticio de Invierno y empiezan a ganar luz.
EliminarUn abrazo, amigo Antonio.
ResponderEliminarUn placer leerte. Me gusta tu visión como gran pedagogo infantil que eres. Tus lecturas deberían ser comentadas en los foros educaciones.
Felices fiestas.
Hoy solo un instante para desearte lo mejor en estos días.
ResponderEliminarFeliz Navidad
Se acabaron los regalos de amor sin más, hoy el niños piden cosas y si se acuerdan, te dan un beso.
ResponderEliminarPaso a desearte unas felices fiestas navideñas y un mejor Año Nuevo del que ya estamos finalizando.
Un abrazo.
sor.Cecilia