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domingo, 25 de agosto de 2013

AMIGOS


         Una vez concluida nuestra intromisión en el testimonio personal a través del que hemos propiciado un encuentro que nos parecía positivo y que veremos con el tiempo qué derroteros toma volvemos a nuestro compromiso con la primera infancia, que es el que da sentido a este blog.

         Hasta los tres años mas o menos, el desarrollo y la educación de los pequeños está centrada en el desenvolvimiento y despliegue de sus capacidades personales e individuales. Se explica más y mejor ese contacto estrecho con alguna persona que responde de su crianza, normalmente la madre y con ese contacto se consideran satisfechas las necesidades individuales de todo tipo.  Aunque no es exacto y se podría matizar mucho esa afirmación, sin embargo es verdad que cubre casi todo el arco de relaciones y el desarrollo se produce en buenas condiciones siempre que los menores dispongan de espacios y de tiempos suficientes  para desplegar sus necesidades de desarrollo muscular y del lenguaje hablado que normalmente les llega de lo que aprecian en los adultos en un inicio.

         Pero ya en los tres años nos damos cuenta de que se buscan unos a otros entre los de su edad o parecidos. Se convierte en una necesidad apremiante el encontrar modelos horizontales. Es el momento que la estructura escolar tiene hoy dispuesto en España para que se inicie la etapa escolar, si bien hasta los seis años no con carácter obligatorio. Cuando este ciclo de tres a seis años se puso en práctica, muchos de los que participamos en su diseño teníamos la esperanza de que no se planteara según el modelos escolar imperante sino que se establecieran parámetros de comportamiento para los pequeños en consonancia con sus necesidades de desarrollo y no ligados a unos objetivos generales a conseguir. Se trataría, según muchos de nosotros, de facilitar a los niños un ámbito de vida en el que los objetivos a conseguir no fueran académicos sino vitales. Que aprendieran a hacer amigos, que vivieran el contacto con la tierra, los primeros ciclos de la vida, el desarrollo de las plantas… cosas y vivencias en definitiva que la estructura escolar podría aportar de manera privilegiada.

         Nos importaba que los planteamientos fueran por estos ámbitos porque veníamos de una etapa que se llamaba preescolar en la que las propuestas sólo estaban ligadas a los prolegómenos de lo que a partir de los seis años serían materias de trabajo: lectura, escritura o cálculo fundamentalmente y ya habían demostrado su ineficacia. Es verdad que los primeros planteamientos de contenidos iban es esa dirección hasta el punto que despertaron ilusiones en muchos de nosotros y hasta fe en la estructura escolar y en la infinidad de posibilidades que podía ofrecer si se ponía a favor del desarrollo y de la evolución de los niños. Lo que pasa es que el gozo dura poco en la casa de los pobres  y en pocos años pudimos contemplar cómo los buenos propósitos que habían despertado fe en las estructuras oficiales en muchos de nosotros se iban descafeinando progresivamente y volviendo sus pasos a esquemas manidos y superados por el tiempo y por los nuevos conocimientos sobre la evolución infantil aunque se escoraban a ese refugio de desgana intelectual, que es un programa cerrado y unos objetivos generales que ofrecen a los profesionales amparo y justificación a su trabajo.

         En este momento estamos inmersos en una neotecnocracia que ignora  lo que significa la fuerza de la evolución infantil y que no se interesa desdichadamente más que por seguir unas líneas previamente marcadas por las editoriales y los niños, a partir de los tres años, dentro de unos días se van a encontrar de nuevo con estructuras de comportamiento que ni siquiera saben sus nombres pero que sí  tienen preparados para ellos propuestas de comportamiento a través de las que vayan accediendo a unos conocimientos comunes aunque bastante ajenos a sus necesidades  particulares, que son las que motivarían de verdad sus intereses y sus ganas de aprender. Parece que la escuela es incapaz  de servir a las personas y sigue prefiriendo servirse de ellas.

5 comentarios:

  1. Excelente artículo. Un aspecto muy importante en la educación "global" de nuestros hijos...que no todos los padres conocen !

    Un cordial saludo
    Mark de Zabaleta

    P.S.: Genial Stravinsky

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  2. Excelente ! si señor !!!! mas claro que el agua !!!!
    Como siempre hablas con el corazòn, con pasión y de ahi te salen verdades como puños.
    .. me ha gustado: parece que la escuela es incapaz de servir a las personas y sigue prefiriendo servirse de ellas.

    No se debe programar los quehaceres de los niños pequeños, ellos tienen necesidad de espacio, de juego, de luz, no de trabajos aburridos por que los manda el sistema.
    El niño es prioridad, de èl saldra la persona de mañana- Si no sabemos plantar que va a crecer despuès ?

    Besos de apasionada por tus escritos y por tu linda persona- Un fuerte abrazo incluido.

    Aurora

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  3. Es verdad que el miedo nos ha llevado siempre a cubrirnos de normas como escudos para garantizar que las cosas sucedan como nosotros queremos. En la escuela, como en cualquier otro orden de la vida, también pasa. Y es dramático porque te encuentras cada día a los pequeños aprendiendo a obedecer a todo lo que dice el maestro o la estructura escolar en general y olvidando quién es al mismo tiempo, qué quiere de la vida y cómo se vive detrás de lo que uno desea, que es una fuente inagotable de actividad, de creatividad, de amor y de ilusión por vivir. Y así hasta que nos morimos de aburrimiento. Un beso sudoroso, Aurora

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  4. Hola maestro.
    A mi si que me gusta que los niños se sientan felices en sus primeros años y dejarles un poco de autonomía en sus juegos, sin autoritarismo y a la vez perderlos de vista claro.
    Te mando un abrazo desde Valencia lluviosa y refrescante, Montserrat

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  5. al final he captado que lo importante es fomentar la autonomía en los niños. Es a partir de ella como se afianzan las seguridades que luego la sociedad (incluídos padres y escuela) les exige como moneda de cambio.

    Besos

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