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domingo, 7 de abril de 2013

COMER




         Tradicionalmente la escuela se niega por sistema a tener que ver con la comida y no encuentro otra razón que me lo explique que no sea la de la estricta comodidad. Sencillamente para la docencia es un engorro andar en contacto con los alimentos y asumir el sentido tan elemental y tan profundo al mismo tiempo que significa contactar con los pequeños en ese nivel de la educación. En realidad no sé si esta puede ser una argumentación válida o no. En las escuelas en que he trabajado los pequeños entran a los pocos meses de vida y salen a los seis años y dentro de la escuela viven globalmente.

         En el primer año, aparte de la lactancia materna que, si la reciben, las madres tienen que aparecer en la clase para hacer que sus hijos se alimenten porque esa función es estricta de ellas e insustituible, a los pocos meses ya se puede empezar con los purés de verduras elaborados cada mañana con los productos de temporada y con la variedad en cada caso que da la época del año, complementada por zumos naturales también elaborados en el momento. Con esta fórmula, más trocitos de pan a modo de complementos antes o después de las comidas, alcanzamos el primer año de vida, habiendo introducido  en aportaciones esporádicas el pescado, la carne, picada sobre todo, y el huevo, primero la clara y después la yema normalmente mezclada en el puré. Una vez que alcanzamos el año de vida, salvando las legumbres que aparecerán después en la dieta por la dificultad de digestión, todo el resto de alimentos ya están presentes de manera cotidiana y los pequeños los conocen porque se les ofrecen a modo de tapillas enteros para que vayan asimilando texturas y colores y como cuerpo alimenticio en los purés, garantía de que ingieren las cantidades que necesitan.

         Podemos hablar de la variedad como un elemento positivo en sí mismo. Eso va a ser lo que nos garantice que los pequeños van a recibir toda la gama de propiedades alimenticias que sus  cuerpos necesitan. La variedad en alimentos y también en maneras de presentación. Una vez que el puré nos garantiza las cantidades adecuadas, podemos jugar con presentaciones diversas, crudos si es posible, cocidos, fritos sin pasarnos, solos o ensaladas y en todos los casos permitiendo que los niños  los manipulen para que su preocupación no se centre en la forma de alimentarse sino en el contactos con los alimentos y en el goce que significa saborearlos a gusto. Nuestra escuela permite el placer de ese contacto en sus diversas formas. Las casas particulares suelen ser más estrictas y suelen estar más pendientes de que no se manchen, que no derramen nada, que no metan las manos…, de modo que suele ser más importante el modo en cómo se come que la comida en sí. Quizá conviene insistir en que en un principio no tiene tanta importancia el cómo, cosa que se puede ir puliendo con el tiempo, sino el hecho mismo de alimentarse y hacerlo de manera placentera, que es lo esencial.

         Hacia los tres años más o menos, si la secuencia ha sido normal, podemos tener ya una persona que conoce los alimentos, que domina con solvencia los principales instrumentos de alimentación: platos, cucharas, tenedores, servilletas, manteles… y que ha acumulado experiencia suficiente como para poder alimentarse por sí mismo con facilidad y con gusto. Quizá sea en el gusto en lo que más convenga insistir porque es lo más difícil de lograr en las casas, ya que con más frecuencia el hecho de comer va unido a una forma concreta de hacerlo que coincide más o menos con el criterio de la persona adulta que está cerca del menor y en mucha menor medida con la manera concreta en que ese menor lo quiere o lo puede hacer para que se convierta en una acción placentera y apetecible. Si hubiera que resumir mucho me quedaría con placer, gusto, gozo como ideas imprescindibles para valorar el hecho de comer, no sé si antes, pero cuando menos, al mismo nivel que las propiedades alimenticias que se ingieren con los alimentos.  



10 comentarios:

  1. ¿Te acuerdas, Antonio, de la entrada que hice sobre la comida de los peques, el año pasado, cuando estaba en la guarde? Venía a comentar que, empezando desde que eran bien chiquitos, si se les acostumbraba con paciencia a los sabores nuevos, todo les gustaba, las verduras, el pescado, todo aquello, claro, que no se les hacía una bola intragable, como algunos tipos de carne. Que eran muy chiquitos.
    Hombre, en la guarde tampoco se les dejaba meter las manos en la comida, lo que ocurre es que, como eran tantos, pues aprovechaban nuestros descuidos y lo hacían. Había niños que desde antes de cumplir los dos años ya comían con cuchara y tenedor y niños que necesitaban, tal como tú dices, el contacto con los alimentos, tocarlos, espachurrarlos, guarrearlos, y después comerlos. Y era lógico, para eso tenían aquellos enormes baberos de plásticos que los cubrían como un vestido. También teníamos tres o cuatro que acababan con el pelo embadurnado a conciencia, eso ya era irritante, la verdad, sobre todo porque los padres venían a recogerlos justo después de comer y ponían el grito en el cielo: "Pero, mujer, no le dejéis que se lleve las manos a la cabeza", nos decían, como si no tuviéramos cuarenta y tantos niños para cuatro que estábamos, y entre ellos veinte menores de dos años, que comían en sus tronas y había que darles cucharada a cucharada porque si no ellos sí que cogían el plato y lo tiraban.
    Bueno,Antonio, que me has transportado a algunos recuerdos muy amables y divertidos de solo hace un año, parece ya que ha pasado una vida.
    Un beso.

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    1. Siento mucho que para tí haya pasado una vida. Estoy seguro que preferirías seguir prestando servicios en aquella escuelilla y yo estoy seguro de que una serie de pequeños lo agradecerían porque parece que te veo por un agujerillo y me gusta lo que veo aunque muchas tardes salieras hasta el gorro. Este trabajo es una maravilla pero puede ser también muy agobiante. Un hermoso beso de abril

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  2. En este capítulo, como no podía ser de otro modo, sí entra de pleno el buen hacer (que se supone, obviamente) de los padres en primer lugar, que son los primeros y casi siempre únicos responsables del "comer" de sus hijos.
    Luego, los trabajadores en guarderías, que son quienes se ocupan directamente de estos menesteres.
    Las experiencias que narra Jana, por otra parte graciosísimas, están a la orden del día en cualquier tiempo y lugar, incluídos los comedores escolares aunque estos no sean cometido o tarea escolar. Solo hay que darse un paseíco por una casa con cuatro, doce, veinticinco moñacos a la mesa...
    Aleccionador el temita.
    Besos

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  3. Un aspecto fundamental de la educación del niño, y que muchas veces no ha sabido ser tratado correctamente !

    Un cordial saludo
    Mark de Zabaleta

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  4. En las escuelas de la Fundación Granada Educa tenemos tan claro que la comida sí es un cometido escolar, que hemos publicado un libro sobre el tema: "Aprendiendo a comer mejor".
    Este libro tiene dos ediciones: en la primera Antonio Fernández hablaba de la importancia de la comida como hecho educativo. y en la segunda era yo quien asumía ese aspecto.

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    1. Es verdad. Desde el principio hay aspectos que nos han definido en los más de 30 años de vida que tenemos como institución y la comida ha sido una de nuestras banderas y algunos en concreto, entre los que creo que nos incluímos tanto tú como yo, nos lo hemos tomados especialmente en serio, aunque todos hemos participado de esta idea. Algunos hemos llegado a decir que somos lo que comemos y que lo más importante es que los pequeños asuman la variedad como un valor porque ahí está la clave educativa de la alimentación. El que ellos puedan manipular los alimentos también es otro factor atractivo importante. Un abrazo, Manuel

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  5. Querido Antonio !

    Aprender a comer, a gustar, a gozar de la comida es tambièn tema importante en la educación. Primero en casa, despues en la escuela, yo creo que es así -
    Y me gusta que los niños coman poniendose guarritos si esa es la forma en que disfrutan comiendo.
    Tengo un video de mi nieta mayor comiendo espaguetis ( casi a los dos años ) con las manos- ella empezo con su tenedor, pero los espaguettis estaban demasiado ricos para perder el tiempo :)) y se fue a las manos yo la grabe y la deje hacer- Mi hija disfruto mucho viendolo...y las dos también.

    Un fuerte abrazo y un beso bien lindo.

    Aurora

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  6. Buenas noches estimado, hace unos días cree un Premio para consentirlos a todos, espero sea de tu agrado.
    Un abrazo de tu amiga de Venezuela


    ♥SOYPKS♥♥♥♥

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  7. Estimado Antonio
    La alimentación es trascendental en la vida de los seres humanos, más aún cuando las criaturas están en época de crecimiento. Todo profesor lo sabe, pero sé que resulta complicado, además de preparar las clases, también establecer el menú diario para los pupilos; pero en tratándose de jardines infantiles, tiene que ser parte del servicio que preste la institución.
    El menú infantil tal como lo señalas en tu escrito lo veo supremamente interesante para que los padres primerizos lean tu blog. Me parece excelente la manera de introducir al pequeño en la degustación de los diferentes manjares.
    Estoy de acuerdo en que primero debe aprender el niño a alimentarse por sí mismo y posteriormente aprender el cómo puesto que el momento de comer debe ser placentero tanto por los sabores, fragancias y colores, así como por la cordialidad y tranquilidad del momento.
    Cordiales saludos, un abrazo

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  8. gracias por todos estos consejos que das en tu blog.. los padres primerizos las necesitamos!!
    gracias
    saludos

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