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domingo, 3 de agosto de 2025

SALIR DEL ARMARIO

 

         Concluyo el mal paso, que comenté la semana pasada agradeciendo el interés de bastantes lectores por la suerte de  Alba y por sus deseos de su pronta recuperación. Lo que tenemos hasta el momento es que no hay huesos rotos, que la hinchazón de la rodilla está remitiendo y que, pendientes de la resonancia magnética que lo confirme mañana, lo que hay es rotura del ligamento anterior cruzado que necesitará su operación correspondiente y la posterior rehabilitación. Total, un buen susto y el ferviente deseo de que no se repita. Da gusto sentirse en familia bloguera.



         Algunos domingos, Julia me llama y hablamos un rato, sobre todo de libros, de cuya lectura somos dos forofos, aunque creo que le gano. Me comentó que estaba leyendo ANTES QUE NADA, de Martín Caparrós. Terminé cuanto antes el que tenía entre manos y me puse con las casi mil páginas de la memoria, con la idea de comentarlo, una vez que termináramos de leerlolos dos. Pero las intenciones proponen y los libros disponen. Esta misma mañana, sobre las siete más o menos, acabo de poner el punto y final a su lectura, después de toda la semana en exclusiva, con la hermosa memoria. Antes de terminarlo, ya tenía claro que iba a hablar de él en el texto de hoy. Julia y yo mantenemos un diálogo interminable y no se va a ver afectado por mi frenesí, no tanto sobre el contenido del libro sino, sobre todo, sobre la historia de su autor. Ya lo conocía de antes y casi seguro que esta no va a ser la última obra que le lea, bastantes monumentales casi todas. Y es que he descubierto que, a pesar de que él se las da de argentino, y no sin razón, resulta que su ascendencia paterna es toda española a consecuencia de nuestra guerra incivil. Hasta reminiscencias granadinas le he encontrado, por lo que la semanita ha sido de aúpa en lectura y en entusiasmo.



         Me impresionó la obra desde el principio, cuando confiesa su amor a la lectura sobre casi todas las cosas, que comparto con él desde hace mil años y, en mi caso, cada día más. Nos diferencia, en cambio, la facilidad de expresión que él desarrolla a través de una obra prolífica y la dificultad mía para escribir, en parte por mis temblores, llamados esenciales, que me dificultan el tecleo, pero también por lo doloroso que me supone el hecho de expresarme, cosa que a Caparrós yo, por lo menos, no le percibo.





         Mi conmoción final ha estado en el hecho de saber que tiene ELA y que, a pesar de estar aprendiendo a vivir con semejante peso desde los sesenta y muchos y seguir escribiendo hasta el momento, que ha alcanzado los setenta, resulta que él y su pareja actual, Marta Nebot, a la que yo venía siguiendo por sus comentarios en distintas tertulias, han decidido salir del armario, y decirnos que llevan diez años juntos y que están decididos a seguir conviviendo mientras la vida lo permita. Así lo declara Marta en una carta al diario argentino Clarín:   “Este fin de semana estamos saliendo del armario. Mi hombre y yo decidimos dejar de ir de incógnito cuando dejáramos de poder hacerlo. Él lo hace publicando sus memorias; yo no puedo escribir esta columna sobre otra cosa porque -por más que lo he intentado- no me sale nada más del cerebro”. "Al principio, cuando supimos que pertenecemos al selecto club de los ELAdos y sus parejas de hecho, hace mucho tiempo, nos prometimos guardar el secreto. Admitiríamos lo obvio, cuando se empezara a notar que está enfermo, pero no el nombre de su enfermedad porque cambia lo que ven los que te miran y no queríamos que nos mirasen distinto. Solo queríamos y queremos seguir haciendo lo que hacemos entre los vivos." Uno está un poco curado de espanto a estas alturas de la vida, pero, mira por dónde, todavía está dispuesto  a emocionarse con testimonios hermosos de personas de carne y hueso, en medio de tanta miseria como nos rodea. Por eso he roto el acuerdo con Julia, a la espera de que comparta mi emoción y sigamos comentando libros, incluido el presente, como siempre 



2 comentarios:

  1. Buenos días querido amigo, es muy de Antonio Fernandez López, muy ttú. Gracias por compartir tantas ‘coasas’

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