Ya
dice el refrán que lo da cualquiera, y no es mentira. Ayer le tocó a mi hija
Alba y tampoco fue el primero. Se estrenó hace dos años en la bajada del Peñón
de la Mata. También iba con Ricardo, su compañero, como esta vez. Estaban a
punto de llegar a Cogollos, el pueblo que hay en la falda y fue un recalcón
normal y corriente, como tantos que se dan en esta vida. Ella contaba que oyó
el crujido del hueso antes de caer de culo. Ya no se pudo levantar hasta que
llegó la ambulancia que vino a socorrerla. Resultó que la rotura le afectó a la
tibia y al peroné. En el caso de ayer la afectada fue la rodilla y todavía no
se sabe más que no hay ningún hueso roto. Cuando terminen de explorarla, en los
próximos días, se verá si los ligamentos están afectados o no. Por lo pronto
duele bastante, según ella, pero le han
dado el alta y ha dormido en su casa, lo cual no es poco. Yo la esperé en la
puerta de mi casa que Ricardo la trajera en el coche camino de Alfacar. Le
entregué un par de muletas que tenía guardadas de otras veces y quería verla cómo
estaba. La pierna la tenía libre, aunque se la veía molesta.
Llegamos
hasta a reírnos y la llamamos pupas,
porque era el segundo incidente en los dos últimos años y nos parecía
demasiado. Era una broma porque la Alba está a todas horas en la Sierra y, lo
raro, es que no tenga más. Yo sé que esta vez tampoco va a escarmentar porque
la Sierra le apasiona y las caminatas también. Forma parte de un grupo de
voluntarios que con frecuencia suben para arreglar bajantes que retenga el
arrastre de las lluvias torrenciales y también replantan arbustos o árboles
importantes. Lo cierto es que, entre unas cosas y otras, a todas horas andan
subiendo y bajando la Sierra como Pedro por su casa. No he hablado con ella del
asunto pero esta vez parece que andaban haciendo barranquismo o algo así por
alguno de los bajantes del río Dúrcal, que tiene unos cuántos. Algo así debe
ser, porque al helicóptero que la rescató, le
costó lo suyo acercarse donde estaba ella esperando. Ricardo grabó la
secuencia completa y la cuerda que la subió se veía bastante larga. Si puedo,
pongo el video. Si no, nos tendremos que apañar con fotos y sin helicóptero.
Sé que
no escarmentará porque la Sierra Nevada es su pasión y a todas horas anda
contabilizando los tres miles que le faltan por subir y las horas de camino que
necesita cada uno. Yo la escucho con gusto pero mis caminatas, cuando he podido
hacerlas, ahora ya no puedo, han sido urbanas sobre todo. A la Sierra he subido
poco y me causa mucho respeto enfrentarme a ella, pero mi Alba, si se pierde
alguna vez, seguro que anda con su grupo de voluntarios por uno de los picos, o
por cualquiera de los pueblos de alrededor. Siento bastante los recalcones que
se da de vcz en cuando, sobre todo si luego tardan bastante en recuperarse,
como la quebrancía de hace dos años que, ente unas cosas y otras, le llevó casi
un año entero reponerse. Afortunadamente, una vez que se vio fuerte, volvió a
la carga, unas veces con el Floqui,
su perro, y otras con su grupo, más o menos numeroso, según los días.
Soy muy consciente que secuencias como la que hoy cuento no tiene una enorme repercusión, comparada con las que suceden a nuestro alrededor. Solo puedo argüir que hay secuencias que nos afectan a lo ancho y otras a lo intenso y cada una de ellas tiene su valor. Uno mismo es el que, en cada caso, tiene que medir la dimensión de cada secuencia y valorar si le compensa o no concitar la atención de las personas a las que convoca cada semana para compartir los sucesos que pululan por este mundo y por esta vida que compartimos. Unas veces, no me cabe duda, el mensaje se quedará corto por alguna razón. Otras por el contrario, cabe la posibilidad de que satisfaga a quién lo lea. Lo que sí garantizo es que, tanto unos como otros, están llenos de verdad y buscan una comunicación real con cualquiera que se arriesgue a leer. Lo cual no quita para que mi deseo no sea el de mostrar lo mejor que tengo en cada caso. Ojalá que quien comparta este reto de lectura, no comparta, de camino, una buena parte de sus interioridades, que es lo que yo me encantaría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario