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domingo, 1 de junio de 2025

RETRATO DE FAMILIA

 


 

         Me llamo Antonio apenas,

y triste de apellido; quizá vulgar, incluso.

Soy natural de aquí y vivo de milagro.

Me sustenta la tierra, es inútil decirlo, pero aclaro

que me compongo de agua sobre todo.

 



         Ya murió el bisabuelo cucaracha

y no pude llorarle como se merecía

porque andaba, mientras tanto, gozando eternidades.

Mucho tiempo después, he conocido

los parientes lagartos, las encinas,

algunas amapolas, peladas cumbres altas

y todos me han contado largamente

sus célebres hazañas: nocturnas caminatas,

refugios, comilonas, intrépidas huidas...

 

         Después nació la higuera, prima hermana,

coincidió con el surco y, desde entonces,

hasta la lluvia mansa me mira de otro modo,

como si se tratara de mi madre.

Debo tener los ojos de semilla

o el tronco retorcido

o la misma nariz como un tomate.

De otro modo no se explica que confunda,

por ejemplo, la lágrima más simple

que brota en un momento de descuido

con parte de su carne torrentera,

fluyente, bardomera, desbordable.

 



         Actualmente procuro ser discreto

para no confundir miedo con aire

ni reja con latido, ni punto con planeta.

- ¡Como el canto es tan grande

la propia fuerza del rumor quisiera

cubrirlo todo con sus propias manos! -.

Con lo cual, ¿hasta dónde llegaría

la ciencia de soñar?. ¡Pues no se sabe!.

 

 

¡Para evitar la mezcla inconveniente

mejor será que en este punto calle!.

 

         Recupero de mi historia este poema que pretendía ser un retrato en palabras de mí mismo. Digamos que así es como me veía en aquel momento. Pero la vida es múltiple y tiene ángulos a tutiplén de modo que nosotros, mismos, los de entonces, podemos ser tantos, según desde dónde nos miremos o quién nos mire y con qué ojos. Os comenté un encuentro del domingo pasado, unas horas después de escribir el texto correspondiente. Un grupo de alumnos de los que tuve la coincidencia de ser su superior, hace mil años, se ha empeñado en incorporarme a sus encuentros, un par de veces al año y me han citado de nuevo el domingo pasado. Como que me han hecho suyo y yo, en ambas ocasiones, he aceptado gustoso y me he sentido querido a pesar de los muchos años durante los que no nos habíamos visto. Sencillamente nos hemos encontrado.



         Las familias de sangre nos vienen dadas, tanto si queremos como si no. En el caso de los amigos, uno los elige y no se establece más ligazón que la que se quiera. Eso fue lo que pude comprobar, reunido con ellos, una vez más. Me he sentido incorporado al grupo y he percibido la corriente afectiva corriendo de unos a otros por voluntad propia de cada uno. Así me sentí yo mismo, como saliendo de un largo túnel de  silencio y de distancia que se deshacía como un  azucarillo, sencillamente porque los componentes queríamos. Ya veremos el futuro lo que nos depara pero, para concluir este nuevo encuentro, se me hace imposible cerrarlo hasta la próxima sin referir aquellos hermosísimos versos de gracias a la vida, que me ha dad




o tanto.
  

 


 

 

 

5 comentarios:

  1. Ay la vida Antonio tan dolorosa y gozosa!!! Precioso poema

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  2. Ninguna mejor canción para celebrar tan afortunada reunión.
    Enhorabuena!
    Un abrazo.

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  3. Que bonito poema lleno de vida por sus vidas. Eso es felicidad momentos y otros momentos que sumados en los recuerdos logran sonrisas o carcajadas queriendo decir, que bueno fue todo eso. Lo de tus alumnos es s sencillamente bonito nos recuerda quienes fuimos pero también nos enfrenta a lo que ahora somos. Besos guapo. Gracias por el libro.

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  4. Bonito poema y nuevo encuentro con quienes te quieren junto a ellos.

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