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domingo, 15 de junio de 2025

TOTAL, POR UNAS OLAS…


         Ingeniosa, salerosa, descarnada. Hace 27 años que su  cuerpo se fue y no hay manera de que yo la despegue de mí mismo. Supongo que esto es la vida. La mía y la de todos. Convinieron todos en que tardé tres días en salir. Al parecer, o yo no quería salir o ella no quería soltarme. Puede que a medio camino, una cosa  de la otra, Sí confirman que mi cabeza era un melón y tardó lo suyo en volver a su ser. A partir de ahí, nunca quedó muy claro dónde terminaba una y dónde empezaba el otro. Toda la vida en tensión para encontrar esquinas que permitieran lucir un poco más l diferencia entre los dos. La última pugna  es la que traigo hoy, a título de ejemplo. No hubo manera humana de que consintiera en entrar en el coche, por propia voluntad, y en cubrir los 60 kilómetros que nos separaban de la playa. Cabían, eso sí, jugar con ella un poco sucio y que, cuando quisiera acordar, el mar estuviera acariciando sus pies, pero a eso siempre me negué en redondo. Se empeñó en que con el mar de la tele tenía suficiente y se salió con la suya. Años después de haberse ido, yo sentía con toda viveza, una deuda elemental que me quedaba y decidí pagarla en forma dc unos versos por si la vida, que al final nos une a todos, decidiera por sí misma llevarle el mensaje y acercarla hasta la orilla.


  
Todavía lo pienso y me llega un sabor a venganza, sin que pueda precisar contra qué o contra quién. Tengo claro que es un acto de amor como tantos otros que uno escribe, pero me queda la duda de saber que piso en un terreno que ella no quería. Y ahí me pierdo. Sólo el paso del tiempo me ha empujado adelante hasta encontrar palabras que intenten cubrir esa distancia y nos reconcilien a ambos a través del agua. No me quedo tranquilo porque la certeza inicial surge de una negación firme y persistente pero yo no podía mantener por más tiempo esa lejanía y necesitaba, aunque fuera con palabras y con agua, y formar un mundo en el que ambos podamos quedar dibujados formando parte de un mismo intento. Es posible que no lo consiguiera y que la distancia hubiera nacido cuando al nacer, ella quedó cubierta y escondida entre los trapos del alumbramiento, como si en realidad, nunca fuera gran cosa, o rotundamente nada, pero dejo este testimonio como un intento rebelde y decidido de que el mar al fin nos reconcilie.     


   

 

¡Total, por unas olas…!.

 

No sé si despertar sobre la arena,

si alzar el horizonte de tu ausencia

por si el mar te refleja entre mis brazos.

Tal vez te has confundido con la espuma

y juegas a no verme mientras brillas.

 

¡El tiempo es caprichoso!. ¿Quién me dice

que no estabas esperando este momento

este extraño vacío,

para coger, al fin, la dirección del agua?.

 

En cualquier caso, ¡total por unas olas…!,

la presencia persiste. ¿Qué es  el tiempo

por más que se disfrace?. ¿A quién engaña el tiempo?.

 



Con estas mismas manos, que son tuyas,

antes de abrir los ojos, aprovecho,

y, nadando, te sumerjo entre las sábanas

para que la mañana, cuando llegue, testifique

que la muerte…, ¡sólo muerte a fin de cuentas!,

no tiene dimensión ni te conoce.

 

¿Cómo puede la muerte establecer las leyes

si es tan negra, tan hermética y ajena?.

El mar está contigo

y mi sueño pertinaz es un beso de algas.




4 comentarios:

  1. Qué bonito poema y qué triste... difícil relación la despedida y ese regusto amargo de haber querido hacer algo que no se hizo, tal vez por cobardía o por miedo.

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  2. Precioso. Alfonso Torres

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  3. Gracias Querido amigo por estos buenos días que nos das con tus sentidas palabras. Un beso

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  4. Que amplia descripción del sentimiento y que en el tiempo no se calma, y bien se dice que recordar es vivir es tal la agudeza del recuerdo que revive el momento bonitos o no tan bonitos o buenos seguirán hasta que aquí estemos mi querido guapo.
    Gracias guapo
    Un beso y Feli resto de tu domingo que yo estoy iniciando.a

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