El
tiempo de la tragedia no alcanzó ni siquiera las 24 horas. Ni un solo día bastó
para que en el camino se quedaran 226 vidas, más de 100000 vehículos
arrastrados como como cáscaras de nuez, miles de viviendas con sus enseres
correspondientes que dejaron de ser lo que habían sido hasta el momento y
pasaron a formar parte del mar de barro que se apoderó del cinturón sur de
Valencia por mor del desbordamiento del río Magro y del Barranco del Poyo, que
aquella noche acumuló más agua que el Ebro en las horas en que la tragedia
estuvo viva. Los técnicos lo llamaron DANA y se nos quedó ese nombre clavado en
el sentido y será difícil que se nos olviden las cuatro letras del desastre en
lo que nos quede de vida, sobre todo a quienes la protagonizaron con su miedo y
con su vida. No pasó la primera semana cuando la rabia de las víctimas se hizo
presente con niveles tan insólitos como la furia del agua. Estoy seguro que
cualquiera era capaz entonces y lo es hoy, de saber que el drama producido era
suficientemente importante como para necesitar tiempo para volverlo a la
normalidad posible. Pero las protestas airadas no podían soportar la sensación
de inmovilidad que mostraba el poder ante tanta grandeza del horror.
Uno
puede comprender que los poderes se sintieran tan impactados como cualquiera de
los damnificados. A fin de cuentas, personas somos todos y reaccionamos de
manera parecida. Pero comprender es una cosa y justificar es otra. La
autoridades tuvieron la responsabilidad de avisar con algún tiempo de lo que se
venía encima y, sobre todo, lo que no se puede asumir, y lo que la gente
manifiesta con su airada protesta, es que no estuvieran delante de la reacción defensiva, tanto si podían hacer algo para evitarlo, cosa bastante
improbable, como si no. Y los grados de la ira suben a medida que nos vamos
enterando de las declaraciones del señor Mazón, primer responsable, aunque no único.
En su discurso de más de dos horas en el parlamento valenciano repartió culpas
por doquier, pero en ningún momento asumió la suya, que fue la primera y brilló
y sigue brillando a día de hoy, por su ausencia.
Parece que no termina de entender qué es lo que la gente pide. Es innegable que el drama, del que hoy se cumplen dos meses, no se pudo evitar y no hay fuerza humana capaz de dominarlo en aquel momento, pero es que lo que la gente reclama del poder no es eso, sino qué es lo que estaban haciendo cada uno en aquel momento y por qué no se les vio en aquellos momentos en el puesto de mando, que es donde se les necesitaba. Hasta el momento, el presidente Mazón no ha sido capaz de responder dónde estuvo aquella fatídica tarde del 29 de octubre. Ha dado ya 6 explicaciones distintas y cada vez que inventa una nueva, su credibilidad baja inexorablemente. No para de decir, en cambio, que ahora en lo que hay que ocuparse es en la reconstrucción, ingente tarea de la que el nuevo vicepresidente ha manifestado que puede durar entre un año y un año y medio, para dejar las cosas, más o menos como estaban. No digamos si se pretende modificar las estructuras que
puedan enfrentar en mejores condiciones nuevas danas, que nadie duda que las habrá en el futuro.
Y seguro que en eso puede tener razón, sin duda. Pero no termina de enterarse que la gente no puede aceptar ese discurso si entiende que lo que está haciendo con eso es tapar o eludir la madre del cordero y es, señor Mazón, dónde estaba usted, justo en el momento en que tenía que estar en primera línea, tanto si podía hacer algo por resolver lo que estaba pasando como si no. Lo que cuenta, señor Mazón es lo que usted hacía aquella tarde, cuando la gente empezó a ahogarse y usted no estaba a la cabeza. La gente se sintió sola y abandonada a su suerte, sin un timonel que estuviera con ellos, en las buenas o en las malas. No se canse. Por más argumentos que intente poner en medio, lo que se le está pidiendo es que diga dónde estaba usted cuando se le estaba necesitando desesperadamente. Sin esa respuesta creíble, no se canse, usted no es nada políticamente.
Dónde estaba usted? Señor Mazón. Eso es lo que usted tiene que contestarle a mi amigo (y a miles y miles de personas). Dónde poyas estaba usted? Un abrazo grande querido amigo.
ResponderEliminarHola, Antonio: Deseo que las familias afectadas y en duelo, puedan superar esta horrible tragedia, que nos cimbró a todos en el mundo. También que logren hacer cumplir lo que están solicitando de las autoridades respectivas.
ResponderEliminarTe dejo un fuerte abrazo, esperando que el año nuevo sea muy favorable para todos y que a ti en lo personal te colme de bendiciones al igual que a tu familia.