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domingo, 23 de junio de 2024

VACACIONES

 

         La docencia en general da por concluido el curso 2023-2024 y entramos en plenas vacaciones de verano. En primavera hemos recuperado gran parte del déficit de agua dulce que veníamos arrastrando de años anteriores y en este momento el volumen almacenado es bastante superior al del año pasado, si bien hay grandes diferencias entre unas zonas y otras. Mientras la zona mediterránea y el Guadalquivir se recuperan con gran dificultad, la España húmeda anda desembalsando agua para garantizar los niveles de seguridad imprescindibles. De cualquier modo, la situación crítica que vivíamos el año pasado por esta época, parece que se aleja, esperemos que por mucho tiempo, y entramos en una fase de normalidad entre las reservas disponibles y las necesidades de abastecimiento que tenemos a disposición. Entramos en el  verano con un mayor equilibrio climático que el de aquellos amenazadores días de 40º o más que sufríamos el año pasado. Este verano también los viviremos pero da la sensación de que más armónicamente que aquellas olas tórridas,  un poco a destiempo, del año pasado.



         Nos hemos acostumbrado a la guerra de Ucrania, más de dos años ya, que parece el cuento de nunca acabar, y la matanza indiscriminada de Gaza, que empezó como respuesta del ataque terrorista de Hamas, en octubre del año pasado, del que nadie ha respondido en Israel hasta el momento y que se extiende implacable de modo que parece que más que una respuesta proporcionada a Hamás, se está convirtiendo en una ratonera para los palestinos de Gaza, que cada día se encuentran más indefensos frente a los ataques de Israel, cuyo primer ministro Netanyahu no encuentra la fórmula de conseguir un alto el fuego ni permitir que los camiones que esperan, cargados de ayuda humanitaria para los palestinos, puedan atravesar la frontera porque las reservas palestinas se acaban y les falta lo más básico para la supervivencia sin que en este momento nadie sea capaz de garantizar el cumplimiento de las normas internacionales para el pueblo palestino.



         Con este panorama nos adentramos en un  verano más, con unas reservas de agua dulce que no son peores que las del año pasado, pero con una situación de guerra bastante más agónica y de mucho mayor desgaste que la que hayamos conocido nunca. En el caso de Ucrania, lo que empezó siendo un paseo de unos días para Rusia, se ha convertido en una larga guerra de desgaste a la que no se le ve salida a corto plazo. Y la franja de Gaza, que ya era una prisión a cielo abierto, después de la respuesta a Hamás, parece que Israel ha decidido ignorar por completo las normas de la guerra, de modo que hoy los palestinos cada día se encuentran más desprotegidos sin que tampoco se le vea un fin a corto plazo al conflicto. Con estos mimbres bordeando el día a día, salvo en la leve mejora de las reservas de agua, la posible solución de los dos conflictos abiertos detrás de la puerta, como quien dice, por más que las fuerzas en conflicto, se rasguen las vestiduras, echando la culpa al contrario, de la situación por la que atraviesan.



         En ambos casos, el mundo entero se encuentra involucrado en el conflicto y lo que en un principio parecía que la paz se encontraba al alcance de la mano, hoy se ha convertido en un problema geoestratégico de muy difícil solución porque el movimiento de cada una de sus piezas hace que el resto de los componentes terminen descomponiendo la situación del resto de los miembros en conflicto. Al final, se ve cada vez con más claridad que unos miembros están relacionados con otros y no hay manera de mover uno cualquiera de los componentes sin que todas las piezas del tablero terminen movidas por completo. Tampoco es fácil de despegar las influencias de unos y de otros sin que los distintos miembros dejen de depender de sus bloques correspondientes, de modo que resulta muy problemático separar unas influencias de otras porque todos estamos unidos de alguna manera.     



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