Después
del desliz personal de la semana pasada, dejando los flancos afectivos
completamente al descubierto y con las lágrimas a flor de piel, volvemos a
echar la vista al mundo y, bajo el apelativo de patria, nos metemos de nuevo en la guerra, en una de las muchas
guerras que circulan por doquier, probablemente en la más cercana, hablo de
Ucrania naturalmente, para decir que hemos cruzado ya el rubicón de los tres
meses de conflicto abierto que, después de algunos cambios de enfoque parece
que Rusia prescinde de la mayor parte del territorio ucraniano y se centra en
el éste y en el sur. Se nos dice que, a estas alturas, más o menos el 20% del
territorio, Andalucía y Extremadura juntas, están ya dominadas por los rusos.
Ucrania devastada, miles de muertos por ambos bandos en fosas comunes o a la
vista de todos, ingentes cantidades de material de guerra abandonado por los
caminos y estoy seguro que en algún momento los contendientes tendrán que
preguntarse: ¿ Qué pinto yo aquí? O ¿Hasta cuándo?.
La
estampa del Sr. Putin a pecho descubierto a lomos de su caballo, antes de que
la guerra comenzara, ya anunciaba la defensa de una patria, su patria por la
que se podía dar la vida, su vida, después de un ejercicio de poder cada vez
más absoluto y sin fecha de caducidad a la vista. Un recorrido al que podemos
aplicarle otros nombres de infausto recuerdo: Hitler, Mussolini, Franco, que se
sintieron imprescindibles en algún momento y que hoy forman ya parte de nuestro
olvido, aunque todos dejaron la tierra, su propia tierra y la ajena, bien
anegada de sangre. Parece que el Sr. Putin va por el mismo camino. No sé en qué
momento considerará que ha conseguido su objetivo. Ni siquiera sé si tiene
algún objetivo en su mente. No entiendo más patria de la vida y parece que en
las intenciones del Sr. Putin, semejante patria no está en sus planes. Rusia y
Ucrania, dos países colindantes y hermanos en lengua y cultura durante siglos,
están aprendiendo a odiarse y a vivir de espaldas. No sé si eso estaba en sus
planes pero es lo que está pasando.
Espero que lo que pretenda el Sr. Putin no sea
ampliar un poco más su Rusia, un país en el que caben más de 20 Españas, que no
somos pequeños precisamente. Millones de personas que han compartido
aspiraciones y sueños durante siglos y que ahora se tienen que ver arrastrados
por las calles buscando desesperadamente un trozo de pan para mitigar el
hambre. En nombre de qué patria se justifica tanta muerte y tanta miseria.
Sabemos que no está solo, que cuenta con figuras como por ejemplo el patriarca
Kiril de la iglesia ortodoxa que lo apoya incondicionalmente y hasta le anima a
seguir en el empeño de hacer desaparecer del mapa Ucrania con sus ucranianos
dentro. Quizá no estaría nada mal que ambos líderes insignes aparecieran en primera
fila y nos dieran ejemplo de valentía y nos salvaran ellos personalmente de
tanto enemigo como encuentran a su alrededor.
Se nos
va yendo la dignidad por las cañerías un día detrás de otro. No puede haber
patria que justifique su defensa con la muerte. Ya se ha anexionado el Sr.
Putin el 20% de Ucrania. ¿Cuánto más necesita?. Hasta tres países que venían
siendo tradicionalmente un modelo de neutralidad: Finlandia, Suecia y
últimamente Dinamarca, ahora consideran que prefieren cubrirse bajo el paraguas
de Europa y Occidente que mantener sus vergüenzas a la vista para que un Putin
cualquiera se levante una mañana con deseos expansionistas y no dispongan de
ningún cobijo internacional que los proteja. Sr. Putin o Patriarca Kiril…, no
hay otra patria que la vida y esos muchachos a los que ustedes mandan a la
muerte en cualquier calle de Ucrania eran hermanos y ustedes los están haciendo
enemigos. Hoy se están matando en nombre de nadie pero esto se acabará
cualquier día y al conflicto sucederá el odio acumulado y el rencor de tanto
muerto por las calles, que habrán de ser lavados a base de años de odio y de
distancia que ustedes no verán porque también se habrán muerto, tan olvidados
como sus predecesores.
Por desgracia, es así.
ResponderEliminarY a peor, con unas consecuencias que pagamos todos con un alto precio.
Desolador.
Gracias y felicidades, amigo querido.
Besos