Dan
ganas de bendecir la vida si te sientas junto a la ventana para escribir este
texto, al que te has comprometido contigo mismo, y percibes el sublime roce del
frasquito mañanero que dice que la primera
ola de calor de este verano, que todavía no ha comenzado formalmente,
parece que se ha ido. Por poco ardemos como ciquitraques superando los 40º por
amplias zonas de España, con muy alto riesgo de incendios, que han dejado
muestras de su crueldad por muchos lugares, sobre todo en la Sierra de la
Culebra, Zamora, con más de 25000 hectáreas arrasadas. Cuando dé por concluido
el texto de hoy saldré a ejercer mi derecho al voto, como otros 6500000
andaluces, sin mucha ilusión, con la esperanza puesta en el 25% de indecisos,
que sabemos seguro que volcarían por sí solos los resultados, pero que sabemos
a ciencia cierta que van a recalar en las playas, en parte para festejar el fin
de la semana agobiante de calor, que hoy nos despide y en parte por la falta de
ilusión por las propuestas que nos han ofrecido los candidatos. Yo votaré por
estricta disciplina, avergonzado de que la opción que me representa no haya
podido dejar de dividirse, con el correspondiente perjuicio en el recuento
final.
Ayer
celebramos el octavo cumpleaños de mi nieta África. Comimos juntos casi todos
los que debíamos estar y la niña tuvo regalos de la familia. Por lo que vi, lo
que más le gustó fue un diccionario que, para mi sorpresa, esperaba con vivo interés
y que, entre su padre y su tía Elvira, le hicieron llegar. Lo acogió con entusiasmo. Ojalá le dure y le aproveche.
Ucrania bien, muchas gracias. Después de tres meses de bombardeos a son y
sintrón todavía no se ha encontrado el momento de parar la guerra que no para
de producir muertos y desastre cada día. Europa salió desde el principio muy
decidida a ayudar a Ucrania proporcionando armamento para frenar la
invasión de Putin, pero poco a poco se
va desinflando a medida que el conflicto se alarga y vamos viendo el verdadero
precio que todos empezamos a pagar. Nuestra vida está cambiando y no para bien.
El
próximo otoño se acerca a pasos de gigante y no hemos resuelto el manto de frío
que va a cubrir Europa sin que queramos calentarnos con el gas ruso pero sin
saber cómo resolver el problema de manera alternativa. Presiento que nos cogerá
el toro sin los deberes hechos y tendremos que improvisar a base de gas
licuado, traído en barcos metaneros de EEUU, a un precio muy superior que el
que nos llegaba de Rusia, que está encontrando nuevos mercados donde vender su
gas y sin que las medidas de presión promovidas por Europa parezcan afectarle
demasiado, al menos a corto plazo. Es
verdad que, en medio de todo el conflicto, el mundo está cambiando y no para
bien. La hostilidad y la desconfianza se acrecientan, las tensiones no decaen y
el mundo parece que entra en una época de conflictos crecientes que nos están
llevando a ser cada día un poco más pobres y un poco más injustos.
Reconozco que había que tocar varios palos para no quedarse atrás ignorando partes importantes de la realidad. Hay momentos en que cualquier asunto, por sí solo, ocupa el espacio global y permite centrarse en un solo tema. Pero hay momentos, este parece uno de ellos, que hay que mirar arriba y abajo, a derecha y a izquierda, para aportar una cierta globalidad imprescindible de la realidad. No es que con esta forma de ver vayamos a trasmitir el conjunto de los problemas que nos rodean y que nos condicionan, pero uno tiene la esperanza de ofrecer una visión poliédrica que se parezca lo más posible a lo que nos rodea. En conjunto comprendo que la visión no parece muy optimista pero el día a día no da otra cosa, o el ojo con que miramos para llenarlo de palabras no da mucho más. Si no fuera por la lengua de fresco mañanero que me entra por la ventana y me acaricia voluptuosa, tendría que valorar el conjunto de esta semana un poco más negro. Os dejo con una fresca sonrisa, que espero que sea anuncio de otras bondades, en el futuro inmediato.
Buenos días, amigo querido.
ResponderEliminarSalvo la preciosa fiesta de cumpleaños de tu nieta...
Todo lo demás es terrorífico.
Así lo vivo.
Magnífico siempre.
Besos.
Es de un corazón agradecido mirar las cosas bellas que en medio de los contratiempos ,nos da la vida como ese frescor de la mañana y los momentos felices acompañados con la familia. Paz y bien te deseo. Celeste.
ResponderEliminar¿Te fijas que lo bello del.momento es natural ?...¡y los contratiempos...cosa del hombre...!
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