De
nuevo recorrí ayer la plantación de cardos, que este año me tiene soseído. La
inundación amarilla de los jaramagos no necesita tanta espera porque,
sencillamente, se mete por los ojos y no hay modo de ignorarlos. El tema de los
cardos es distinto. La hembra ocupa el suelo con esa maravilla de verde y púas de
sus hojas y, en el momento en que el suelo es más suyo que de nadie, el
elemento macho se levanta de la tierra, sube y sube con vigor, hasta conseguir
la floración de macho y con ella la semilla, cuyo color y sabor vuelve locos a
los insectos polinizadores. Su color es, sobre todo, lila y reconozco que no
conozco otro color más potente ni más estimulante, aunque no es exclusivo. Ayer
conseguí una imagen de flor blanco, que hoy os muestro, y que debe llevar el
mismo delirio sabroso a tenor de la pasión de los insectos por ingerirlo. Borrachera
de sabor que les hace ignorar a cualquier intruso, yo, por ejemplo, que se
acerca. Todavía queda floración y daré buena cuenta, con descaro, de la
intensidad de su colorido.
Occidente, hoy, sólo
habla del 9 de mayo. Rusia conmemora el 9 de mayo, lunes, su victoria sobre el
nazismo. Bien es verdad que Rusia entonces no era Rusia sino la Unión Soviética
pero parece que a Putin este cambio de nombre no parece importarle demasiado.
En lo que se llamó en su día Plaza Roja de Moscú se celebrará el desfile de la
victoria y se espera con expectación, a sabiendas que el conflicto con Ucrania
dará un vuelco importante. Lo que más se comenta es que Putin pueda proclamar
la guerra, esa que Rusia tiene reducida a una operación especial de desnazificación
de Ucrania y que el resto del mundo identifica con imágenes de un país
devastado y unos cuantos miles de muertos a su espalda, difíciles de vender a
su pueblo si no se justifica con algo de mayor envergadura. Claro que declarar
una guerra abiertamente significa también entrar en un proceso de consecuencias
completamente desconocidas, sobre todo porque el arsenal nuclear del mundo
formaría parte del conflicto que ahora solo está de tapadillo.
Parece
que el actual conflicto estaba previsto para una duración de pocos días, casi
un paseo triunfal ruso, cuyo ejército podría ser recibido entre palmas y olivas
por el pueblo ucraniano. La situación hubiera terminado pronto, con un cambio
de gobierno más afín a Moscú, Ucrania bajo la órbita rusa y aquí paz y allí
gloria. Pero, después de más de dos meses de conflicto, ni la respuesta de
Ucrania ha sido la que se esperaba, ni la unidad mostrada por occidente contra
los planes de Putin tampoco. El líder ruso tiene que ofrecer un discurso a su
pueblo que justifique la larga y costosa acción militar contra Ucrania, que se
escapa de una simple operación militar especial prevista inicialmente. La
aceptación popular de Putin, alrededor del 80%, no está en juego. Cuenta con el
importante apoyo del patriarca Kiril, o Cirilo I, de la iglesia oriental y las
medidas que occidente está tomando como respuesta a la invasión de Ucrania
pueden convertirse en argumentos victimistas a favor de sus tesis.
Todo
hace pensar que mañana vamos a conocer un importante giro al tema de Ucrania y
nadie espera que para bien, si por bien entendemos un alto el fuego y que Rusia
ceda en sus aspiraciones anexionistas. Putin necesita vender fortaleza ante su
pueblo y eso pasa necesariamente por redoblar la potencia contra Ucrania, sobre
todo porque en la respuesta militar que hasta ahora ha ofrecido Ucrania, Putin
no deja de ver el largo brazo de la OTAN y, sobre todo de EEUU. Las endiabladas
lecturas de lo que acontece nos dicen que sobre las espaldas del pueblo
ucraniano se está librando una batalla de poder geoestratégico en la que Rusia
se juega su posición en el concierto internacional y no está dispuesta a ceder
protagonismo. La Unión Europea bajo el paraguas de la OTAN ayuda a Ucrania como
manera de frenar a Putin porque no se fía de que sus intenciones expansionistas
se circunscriban sólo a Ucrania y no se puedan extender a otros países vecinos.
Mañana, 9 de mayo, nubarrones sobre el próximo futuro.
Primera parte, un poema en prosa excelso. Bellísimo. Me pareció tan cercano como si lo estuviera viviendo contigo. Maravilloso... Gracias. Me encantó!
ResponderEliminarLa segunda parte, realista, cruda, analítica, y terrible.
Si algo ha conseguido Putin, es tenernos a todos con el alma en vilo, y el miedo envolviendo la piel.
Pendientes de mañana. Nueve de mayo ..
No deseo ni imaginar lo que puede pasar. Es una pesadilla.
Reconozco que la angustia se mastica. .
Y sí. Tengo mucho miedo, amigo. Tenemos hijos y nietos...
Las guerras nunca se acaban. Nunca. Los hijos y nietos de las guerras que sobrevivan, continuarán con sus traumas, odios, , consecuencias... En un círculo vicioso que no acaba, sean del bando que sean.
Felicidades.
Eres único.
Besotes. Gracias.