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domingo, 28 de marzo de 2021

SEMBRAR DE NUEVO


         Este  tiempo que se afronta, después de haberse tirado todos los trastos posibles  la cabeza, no sé si se llama una nueva siembra pero si no es eso, estoy seguro que se trata de algo parecido. Es como el resultado de un columpio infantil, ese en el que nos hemos montado una y otra vez como si estuviéramos seguros de encontrar la piedra de la sabiduría a base de girar una y otra vez por el mismo sitio. Una especie de noria sin fin que gira y gira sin otro destino que el de girar sin parar, como si el propio movimiento fuera definiendo un destino que nadie conoce. Todos conocemos el destino del movimiento desbocado. En un momento convendrá  pararte en  seco, mirar detenidamente la simiente que queda en limpio, definir su fuerza y emplearse en introducir grano a grano en la tierra y esperar que el agua y el sol, debidamente mezcladas por la fuerza del viento, hagan nacer nuevos granos y nos orienten mientras nos alejan de las palabras sin fin que solo buscaban acumulaciones sin sentido, a base de repetir los mismos términos una y otra vez. Es algo así como recuperar la cordura. Éste puede ser un buen  momento.



     Hemos invertido en esta lucha de palabras que parece que no tiene fin, una cantidad de esfuerzos que la luz convierte en sonidos y formas que empezamos a reconocer, no sé si por el sonido, por el propio dolor que nos define tan de cerca y nos hace parecernos uno a otro con la cercanía. No sé cuál es la verdad, pero llega el momento en que la verdad surge como un potro, de todo ese magma de lucha que hemos ido definiendo a partir del conjunto de sonidos, surgidos de aquí y de allá, que han encontrado su forma y su destino y que terminan encontrando su lugar en el mundo, su localización precisa, su espacio adecuado. El total es que tras la cantidad de guerras dispersas a través de las que hemos ido definiendo unas armonías reconocibles que terminan por hacernos parecer nosotros mismos, aunque nuestra forma surja de la dispersión, aparentemente irreconciliable, que viene a tomar forma.



         Hay que coger los granos dispersos y desfigurados, ordenarlos uno a uno para que vayan convirtiéndose e frases con sentido y redimir todo el conjunto de guerras sin sentido y convertirlas en discursos ordenados, si es que algo se puede salvar de todo el ruido que nos ha abrumado en el repertorio previo. Probablemente hemos perdido en prolegómenos  miles de energías que ahora necesitamos para ordenar un discurso que nos lleve humildemente a una música en forma de pieza, que reconozcamos como propia, que termine por definirnos frente a tantos otros y a ofrecernos una estampa propia en la que podamos identificarnos y reconocernos como propios. Puede que los rasgos que nos definan sean sonidos que han viajado dispersos por el tiempo y han ido encontrando un hueco y ahora se muestran como una verdadera armonía que ha encontrado un cauce en el camino y en él se ofrece como un resultado, producto de tanto desencuentro  y final de una larga guerra endemoniada que termina en un bloque de alegría a la espera de que alguien lo coja.



         El resultado final resulta ser todo un conjunto deslavazado de desencuentros que han dado miles de tumbos por un sitio y por otro, que parecía que en cualquiera de las esquinas por las que se han ido estrellando que se iban a deshacer, pero el resultado ha logrado ser un punto de estabilidad surgido de tanta lucha cara a cara. En verdad no hay resultado que termine de otro modo y el punto final resulta ser una especie de síntesis en la que confluyen los desacuerdos parciales que han ido chocando a lo largo de los tiempos hasta que el propio fluir de unos y otros termina por doblegarse a encontrar como síntesis un conjunto armonioso que ofrece algún tipo de acuerdo que podemos denominar síntesis o conjunto de sonidos que se aceptan, bien porque no se encuentran otros, o porque llega un momento en el que la guerra final resulta aceptable y se queda como conjunto que todos encuentran como propio.   


1 comentario:

  1. Aún queda camino para ver el final de todo esto, pero poco a poco nos acercamos.

    Un abrazo.

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