Definitivamente
vemos que la curva de infectados vuelve a bajar. Parece como si no hubiera
pasado el tiempo y nos encontráramos de nuevo en junio. Pero no estamos en junio sino que vamos a entrar en diciembre,
seis meses después, el doble de ruina que en junio a las espaldas y a la espera
de que los jueguecitos de quien lo hace mejor se logren superar. Hoy sabemos
que la motivación de salvemos el verano
pudo ser un incentivo entonces pero la prisa nos devolvió al punto de partida,
no se salvó el verano sino que hemos sufrido una segunda ola de contagio que,
aunque no ha sido tan furibunda como la primera, debería habernos enseñado que no
hay trochas para resolver este COVIT 19.
Más muertos y más miseria social sí que hemos conseguido. Dramáticamente
estamos ante un nuevo comienzo en el que la curva de contagio baja de nuevo.
Ahora lo que nos angustia es la lentitud de bajada por lo que significa de
nuevos muertos, nuevo gasto y más impaciencia por el tiempo que pasa. Aparece el discurso de salvemos la navidad y algunos nos ponemos a temblar porque huele a
repetición de errores.
Sabemos
que se puede controlar porque ya lo hemos hecho. Hemos aprendido algunas cosas
aunque nos quede mucho por aprender sobre esta pandemia, sobre todo que pese a
haber tenido en la segunda ola más infectados que en la primera, las
consecuencias no han sido tan mortíferas pero no hemos medido el precio de que
ya llevamos siete meses con el peso de la impotencia sobre nosotros. Pensamos
que aprenderíamos y parece que no hemos aprendido mucho. El peligro de que de
nuevo la carrera por ser los primeros y los que más es un peligro real aunque
sabemos mejor que en junio a donde no lleva. En los últimos días se está
escuchando un silencio sobre el tema de la navidad y quiero pensar que es que
algunos de los entusiastas de la prisa puede que estén aprendiendo que puede
haber sido suficiente con una repetición por ignorantes y por pretenciosos.
Puede que la presencia de las primeras vacunas, que ya está detrás de la puerta,
sea un nuevo muro de contención.
No
paran de salir técnicos en los medios de comunicación y en las redes sociales
afirmando por activa y por pasiva que las prisas no son buenas consejeras y que
ya ha habido suficiente con un tropezón que nos ha costado seis meses de tiempo
y más pobreza como para reiniciar otra aventura de competición por ganar esta
nueva desescalada y otros miles de muertos más. No estoy muy seguro de que la
sensatez nos haya abierto los oídos de escuchar. Ojalá seamos capaces de
entender que ciertamente es posible doblegar la curva del todo de nuevo y
llegar a las vacunas, que pueden llegar en diciembre o en enero, pero pronto.
En esta ocasión no estaría mal que aprendiéramos aquello de vísteme despacio, que tengo prisa y
lográramos ponernos de acuerdo en que no hay por qué elegir entre soluciones de
salud y soluciones sociales porque podríamos haber aprendido que sin las
soluciones sanitarias no hay soluciones sociales posibles.
Visto desde la pantalla del ordenador reconozco que es bastante fácil y que uno no se explica cómo puede ser que no nos entre en la mollera. Pero la realidad con todos sus matices se termina imponiendo y soluciones que en principio se ven al alcance de la mano terminan por ocultarse envueltas en disquisiciones de un sigo o de otro, hasta tapar los cauces de salida. No asumir hoy lo que parece evidente por segunda vez puede significar que siga la guerra y la incomunicación, otros seis meses más o menos de desaliento y de hartazgo, más muertos que ya no podrán vivir ninguna navidad más, cuando el camino se ve cada vez más claro y más cerca. Quisiera ser de nuevo optimista como tantas veces aunque la realidad me ensombrezca la mirada. Pero…, ¿es que no vamos a ser capaces de aprender?..., ¿por qué la experiencia no puede servirnos para todo lo que decimos que sirve?. Voy a cerrar los ojos y espero ver que ahora sí vamos a ser capaces de tocar la solución sin mirar quién rompe primero la cinta de meta.
Apreciado Antonio: Hubo razones para no estar un tiempo acá en Blogger. Me operaron de los ojos y el ordenador quiso tomar vacaciones.
ResponderEliminarSin duda, escribes de un asunto que es tremendamente caótico como es esta pandemia, que algunos predicen que pronto será sindemia. A mi juicio creo que se presenta una situación que hace aumentar la crisis, y es básico entenderla por las autoridades como por los habitantes: Muchos toman en cuentan que si pasamos de una etapa a otra más permisible es porque el virus ha bajado su fuerza y no porque hemos ido cumpliendo los protocolos de cuidado, con el esfuerzo que ello implica. En resumen, a menos cuidados más contagio y viceversa.
Como siempre tus comentarios son lúcidos.
Cuidémonos.