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domingo, 15 de marzo de 2020

PANDEMIA


         Me encuentro en mi casa escribiendo este artículo como cada domingo, solo como siempre, pero ahora por obligación porque mi país, tras la declaración de pandemia de este virus nuevo que nos ofreció China hace un par de meses y que ha aglutinado alrededor de su minúscula persona el discurso mundial.  Promete que en los próximos meses no tengamos otro asunto del que hablar que el de su microscópica existencia. Para más inri resulta que China, que ha sido su cuna, actúa con su contundencia implacable de la que en determinadas ocasiones hace gala, y a estas alturas ya ha pasado su calvario. Ahora nos pasa el testigo a los europeos y hasta tiene la gallardía de ofrecerse como apoyo y como guía a este viejo continente que se encuentra más o menos bloqueado por causa de este visitante indeseado y todos bailando al son que toca su diminuta majestad. Gran Bretaña, que va por libre como tantas veces, decide pasar del virus y permitirle que campe por sus respetos y se acoge a la selección natural como si fuera un nuevo Darwin especialista en virus.

         Ya se encuentra toda España disminuida en sus movimientos como Italia y como el resto de Europa parece que va a ir asumiendo poco a poco, al menos los quince días de rigor que parece que tiene el coronavirus de vida. La experiencia de China ha sido dramática pero parece que ya han controlado la pandemia. España tiene desgarradoras experiencias porque a comienzos del siglo XX se hizo mundialmente famosa a través de la gripe española que comenzó en enero de 1918 y se dio por concluida en diciembre de 1920. Se llevó por delante 50 millones de personas en todo el mundo. Eso sí es para echarse a temblar. Hoy nos dedicamos a ir contando los muertos uno a uno como si todo fuera inmenso cuando en realidad lo único que este virus tiene de preocupante es que es nuevo y que hasta el momento no lo conocíamos. Aquí estamos todos como pollos sin cabeza dando bandazos de aquí para allá hasta ver si encontramos una vacuna eficaz que nos demuestre que somos más fuertes que él como hemos creído que lo éramos sobre todos los que en el mundo han sido.

         Esta del enclaustramiento durante 15 días por lo menos va a significar una prueba de fuego que hasta el momento no conocíamos y que nos va a medir hasta qué punto somos capaces de desenvolvernos en una situación nueva que ya no busca dotarnos de medios de subsistencia sino ser capaces, en un momento dado,  de prescindir de casi todos ellos y aislarnos voluntariamente como la mejor medicina para combatir esta miseria nueva que se nos ha venido encima sin comerlo ni beberlo y nos pone a prueba de una manera nueva como colectivo. Nos hemos pasado siglos para dotarnos de recursos para resolver nuestras necesidades básicas y ahora que, al menos en parte del mundo que habitamos, las tenemos resueltas, nos viene de la noche a la mañana este virus, se ríe de nosotros en nuestra cara y se salta todas las fronteras que creíamos que teníamos y nos pide que nos comportemos como seres que son capaces de ser humildes y aceptar aislarse durante al menos 15 días para ganarle la guerra a este bichito que nadie es capaz de ver a simple vista y que nos tiene a todos bailando al son que toca.

         Será por deformación profesional pero no puedo dejar de pensar en los más pequeños y en la miseria de espacios en los que tantas familias viven y que en estos días no van a tener ni el consuelo de salir a los espacios libres para respirar un poco de aire. Nueva experiencia para los que no tuvimos la desgracia de vivir experiencias tan desgarradoras como la guerra y que ahora tenemos que desenvolvernos con este desafío del aislamiento. Es toda una novedad comunitaria que habrá que pasar con la mayor normalidad posible pero también sabiendo que es un drama y que habrá que estudiar en los manuales futuros por si aprendemos algo sobre nuestras posibilidades de adaptación a situaciones nuevas. En Gran Bretaña nos contarán cómo se resuelve una pandemia como esta, sencillamente mirando hacia otro lado como si no fuera con ellos. Como dicen en mi pueblo… hay gente pa to.  

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