A
primeros de diciembre sufrimos el ataque comercial del Viernes Negro que nos
pilló en plena temporada y nos hizo descomponer la estructura que teníamos
montada de temporada hasta fin de año y a primeros de enero Las Rebajas. Ahora
tenemos Viernes Negro más Rebajas. No sé cómo van a resultar las cuentas del
comercio con este contratiempo de fechas. Hoy celebramos Los Reyes Magos y teóricamente
los pequeños de la casa a través de una serie de rituales absurdos que si
calcetines, que si mantecados, que si una copa de anís terminan levantándose a
recoger los regalos que habían pedido. Pero ya no nos acordamos, según parece,
de que al principio de las vacaciones apareció venido de los hielos del norte
el viejo de las barbas blancas y mono rojo, al que llamamos Papá Noel, que nos
traía también regalos en su trineo tirado por unos cuantos renos. O sea que
ahora tenemos regalos al principio y regalos al final. Como si la vida fuera un
continuo regalo que nos merecemos por nuestra bella cara.
Cuando
a mí me tocó hacer de padre de pequeños decidimos que nos íbamos a adaptar al
tiempo de vacaciones y que los regalos que acordáramos se pondrían a
disposición los primeros días para poder disfrutar durante más tiempo de ellos.
Porque cuando fui niño y estuve sometido a la tiranía de los Reyes Magos lo que
sí viví fue todo el tiempo de vacaciones de Navidad con un tipo de vida
completamente normal, más preocupado de la recogida de la aceituna, que es en
esta época, con la conciencia de que el
día 6, o sea hoy, algo aparecería por ahí para jugar, pero ya sin mucho chiste
porque por más que te ilusionaras, al día siguiente empezaba el cole de nuevo y
los juguetes desaparecían como por ensalmo. Puede que a lo largo del año
aparecieran algún día especialmente señalado o directamente los dejaríamos para
el año próximo que volverían a salir como si fueran nuevos. Montábamos el
nacimiento y todo, pero no tenía una relación directa con los regalos, cuya
utilidad iba por otro lado.
Mi
hija Alba cogió la costumbre de secuestrar al niño Jesús del nacimiento el
primer día junto con un pollito amarillo muy vistoso que ponía ella y nuestro
Belén se pasaba todo el tiempo sin el niño porque no había modo de que la Alba
devolviera al niño hasta que llegaba la hora de deshacer el Nacimiento. Este
año nos ha confesado que todavía guarda al niño secuestrado y al pollito,
después de unos 35 años que ya no ponemos Nacimiento. Se ve que terminó fijándose
en esas dos figuras y las ha incorporado a sus tótem personales de modo que los
guarda como oro en paño entre esos enseres que cada uno tenemos, unos de valor
material y otros no, pero que forman parte de nuestra estructura de recuerdos y
que para nosotros son verdaderos tesoros. Quiero pensar que algo así hará cada
familia para no verse envuelta en la
vorágine comercial en la que no falta día que no haya una razón para hacerlo
fiesta.
Nosotros
teníamos unas tradiciones concretas. Mejores o peores, pero nuestras. Lo que
pasa es que el imperio americano nos ha colonizado por la vía de la dominación
económica y a eso no hay quien se resista por lo visto. Hemos incorporado sus
nuevos cánones de comportamiento pero no hemos renunciado a los nuestros, con
lo cual, entre unas cosas y otras, no hay día que no tengamos nuestras buenas excusas
para vaciar el bolsillo de lo mucho o de lo poco que tenga, que parece ser que
es el verdadero sentido de tanto jolgorio. En España se dice que el turismo se
ha convertido en la primera industria nacional. O sea que lo de conocer el
mundo y las culturas son cuentos españoles. De lo que se trata es de meter en
el territorio patrio la mayor cantidad de personas posibles y desalojarles los
bolsillos aunque para eso tengamos que cantarles el gorigori si hace falta.
Pues algo así nos pasa con la magia de estas fechas por más que disfracemos a
la mona con luces de colores.
Convéncete, están empeñados en que nos matemos a trabajar en trabajos que no nos gustan para tener dinero para poder comprar un montón de cosas que no necesitamos. Y nosotros estamos por la labor.
ResponderEliminarSaludos,
Muy bueno tu post. Precisamente estos días comentaba con mi marido precisamente esto, hemos adoptado las costumbres de los demás sin abandonar las nuestras, así que el gasto se triplica, que es en definitiva lo que quieren los poderes fácticos. Nosotros, por la misma razón que tú y porque mi marido es austríaco decidimos hacer la entrega de regalos el veinticuatro por la noche, pero en Reyes no hay nada, aunque claro, siempre están los tradicionalistas que nos critican por descastados jajajaja y regalan en Reyes, así que los niños crecen creyendo que todo es jauja...un abrazo.
ResponderEliminarquerido:
ResponderEliminarme gusta leerte me haces sonreir con tus letras que son un desafío
Me alegro y me estimula. De tí lo primero que me estimula es ese moño levantado que te define al primer golpe de vista y que me resulta conmovedor. Un beso
EliminarLa parafernalia reymaguera arranca de algún desliz de uno de los evangelistas, allá por el siglo primero
ResponderEliminarY con el paso del tiempo, los papas de Roma establecieron y consagraron la Epifanía y la Adoración... Y ya, pues eso: que se armó el belén y no parece vaya a desarmarse, dado que la sociedad consumista que nos ha atrapado a los variopintos anticonsumistas digiere, traga, inventa, pervierte y perfecciona todo tipo de reales mágicas leyendas.
Mi, no entender
Ay!
Eso sí, Año Nuevo 2019 sí es. Y te deseo venturoso
( muy bueno lo que cuentas de Alba
Abrazos
Mi agradecimiento reiterado a tus puntuales y sabias palabras y mi deseo de que cada día que pase sea para tí de paz y de aarmonía. Un hermoso beso de amigo, amiga.
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