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domingo, 13 de enero de 2019

ABRIGO



         Nunca llegué a tenerlo pero recuerdo que los niños pequeños, para el control de sus esfínteres lo que llevaban era unos pantalones cortos como todos, con sus tirantes y abiertos por abajo por completo de modo que cuando querían satisfacer alguna necesidad no tenían más que abrirse los pantalones y hacerla  donde se encontraran. Los que disponíamos de un nivel de pobreza semejante pero algo más de distinción llevábamos el mismo tipo de pantalones, cosidos por abajo, con su bragueta correspondiente y varios botones que podían desabrocharse en caso necesario y como ropa interior unos pantalones de lienzo abiertos por delante que daba imagen de algún mayor abrigo pero de una estética endemoniada. En los primeros años no recuerdo haber sentido otra cosa que la sensación de cierto cuido en comparación con los de los pantalones abiertos pero cuando descubrimos la moda de los slip la vergüenza era morrocotuda porque la estética de nuestros calzoncillos dejaba mucho que desear ya que los hacían las madres como mejor sabían.

         Como profesional de la primera infancia durante alrededor de 30 años he visto casi de todo. Muchas veces petos apretadísimos casi imposibles de permitir el acceso a unos trozos de plástico llamados "picos" que sujetaban los pañales de gasa de algodón que almacenaban los excrementos y que se cambiaban varias veces a lo largo del día. Las dificultades eran de tal calibre que recuerdo haber discutido más de una vez en reuniones técnicas algunos tipos de vestimenta tipo chándal que facilitara la sujeción en la cintura y la bajada y subida con facilidad para las personas responsables del mantenimiento de la higiene y para los propios interesados en el momento en que ya empezaban a controlar esfínteres hacia los dos años más o menos. Las niñas no solían tener estos problemas si venían vestidas de niñas pero los inviernos de Granada son muy duros, esta mañana marca el termómetro 6 grados bajo cero, y para mitigar el frío terminaban todos con la misma vestimenta más o menos.

         Después de muchas discusiones comentando las ventajas e inconvenientes para alcanzar algún tipo de uniforme que respetara el abrigo de los meses de invierno a la vez que la facilidad del cambio de pañales cada vez que fuera necesario terminamos por abandonar la idea por miedo a que todos pudieran ir iguales, cosa que hemos odiado siempre, si bien explicábamos a las familias la conveniencia de huir de los petos y buscar formatos de ropa tipo chándal que pudiera ser de abrigo pero que permitiera bajarse y subirse con facilidad para los que teníamos que responder de la limpieza de los pequeños o incluso para ellos mismos cuando ya su edad y conocimiento permitía que fueran aprendiendo a controlar sus esfínteres. Para la limpieza se ha usado el jabón líquido y esponjas, que llegaron a ser individuales por cuestiones de higiene y que han terminado en la aberración de las toallitas de un solo uso que ahora tienen atorados a miles de desagües porque son muy resistentes y no circulan por las cañerías con la fluidez imprescindible.

         Terminamos hablando de ropa de abrigo o mejor adecuada para la higiene sin que tuviera carácter de uniforme pero que sí respetara unos criterios de facilidad de acceso a los cambios imprescindibles de pañales en caso necesario a la vez que garantizaban el abrigo en los pelones días del invierno granadino. En aquellos momentos las discusiones tenían alguna utilidad pero ahora que ya estoy fuera del circuito laboral paseo por la calle y veo algunos monos de plástico de una sola pieza y me acuerdo de lo incómodos que tendrán que ser para los cambios de pañales. No digamos si son ellos mismos los que tienen que encontrar la fórmula de acceder a los cuartos de baño para controlar sus esfínteres. Comprendo que es difícil conseguir los equilibrios para la mejor satisfacción de las necesidades de cada momento, pero me doy cuenta de la fuerza del comercio, que es el que al final termina imponiendo su ley.


1 comentario:

  1. Que genial que sos,,,me has dejado con la boca abierta Un bravo por tu entrada

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