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domingo, 23 de diciembre de 2018

INVIERNO


         Apenas hace unas horas que este invierno se ha instalo entre nosotros. Nada fuera de lo normal. Una vez más se cumple el ciclo de la vida y en este momento es lo que toca. Para mi si hay un cambio que quiero compartir. Es posible que me haya puesto hasta pesado con los días que iban ganando oscuridad y lo venía sintiendo casi con agobio físico. Este año lo he percibido en algún momento. Es posible que con el paso de los años cada vez se vaya uno pareciendo más a un niño. No me extrañaría. Lo cierto es que se asocia el sol y la luz natural con el jolgorio y la alegría y, por el contrario, la oscuridad con el recogimiento y la reflexión. El hecho de que los días más cortos del año coincidan con las vacaciones de navidad hace que sean las familias las que tengan que bregar con lo más oscuro del año. He salido alguna vez de compras y he podido constatar el creciente empeño del comercio por combatir la oscuridad con millones de luces.

         Este año especialmente parece que hemos tirado la casa por la ventana en gasto de iluminación artificial. Como si nos hubiéramos creído que la luz tiene alguna simbología con nuestro mundo interior, aunque solo se trate de unas cuantas bombillas. Quiero suponer que las nuevas maneras de iluminar no significan directamente más carestía porque estamos llegando a ciertas cuadraturas del círculo y somos capaces de iluminar más las ciudades con tipos de luz más barata. Muy cerca de donde vivo, Granada, es donde al parecer se produce el milagro. Un pueblo de Córdoba, Puente Genil se ha convertido en la meca de las iluminaciones. Empezó en su momento alineando bombillas normales y hoy goza de una potente industria de la iluminación extensiva con los últimos adelantos tecnológicos capaces de producir a gusto del consumidor más exigente los diseños más arriesgados que iluminan cualquier noche de España y hasta del mundo. Me alegro por mis vecinos y les deseo el mejor de los futuros.

         Quiero volver de todas formas a nuestro asunto persistente de preocuparnos por los menores  y ligarlos con la luz, de ahí el ejemplo manifestado, porque cada vez se ven menos pequeños por las calles. La prisa se nos ha metido en el cuerpo de tal manera que ya somos incapaces de andar con nuestros hijos tranquilamente por la calle e invertir el tiempo suficiente como para que ellos puedan mirar cada uno de los miles focos de atención que los llaman. Permitirles que se vayan parando en todo aquello que deseen, que toquen lo que necesiten y que vayan conociendo la vida por sus propias experiencias y a su ritmo. Somos capaces de diseñar los artilugios más modernos para facilitarnos la vida pero parece que a la vez nos negamos a disfrutar de ella utilizando el tiempo para satisfacer nuestra curiosidad y para gozar de todo lo que la realidad nos ofrece.

         Con lo cual vivimos en un contrasentido. Tenemos a nuestro alcance más elementos de gozo que nunca. He puesto como ejemplo el de la iluminación urbana porque parece que este año destaca de manera especial. Como si nos hubiéramos vuelto locos por la luz o por las luces pero curiosamente estas posibilidades no ofrecen como resultado un disfrute más pleno, sobre todo para los más pequeños en los que se nota especialmente la ausencia de tiempo disponible para el goce. Y es precisamente el tiempo el que nos puede y nos debe facilitar el goce. Todos los recursos nos sirven como la hierba a los rumiantes. Es importante que ingieran cantidad suficiente para llenar la panza pero si luego no son capaces de emplear el tiempo para rumiar lo ingerido, no se producir la alimentación. El exceso de luces como el aluvión informativo que nos llega a través de las redes sociales nos llena la mente de sensaciones que precisan de tiempo de digestión mental para que no nos convirtamos en seres repletos de datos pero vacíos por completo de elaboración mental indispensable para transformarlos en conocimiento. 
  

5 comentarios:

  1. Son las primeras navidades de mi nieta Noor (que significa luz, en árabe) y está maravillada con toda la iluminación que se ha encontrado al llegar con sus seis meses a las calles granadinas.

    Ésta es mi última entrada en tu blog por este curso, ya que empiezo mi primer bloque de prejubilación.

    Nos leemos en septiembre.
    Un abrazo

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    1. Hermoso nombre, Noor. Y luz también. De abuelo habrá que verte. Un espectáculo. Te echaré de menos, no lo dudes pero hasta cuando tú quieras. Este abrazo de agradecimiento.

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  2. que el arte de tus ojos sigan sacando la magia que capturas con tu alma

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  3. Así es. Es una ley: que las cosas más importantes suceden en días festivos (sábados y otras fiestas).
    Se precisa de digestión, como dices, totalmente de acuerdo.

    ¡FELICES FIESTAS Y PRÓSPERO AÑO 2019!

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